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jueves, 20 de abril de 2023

Volver al pasado (o así lo parecía)

 

Leonardo, La dama del armiño, 1483


¿Qué es el Renacimiento?

Botticelli, Uccello, Mantegna, da Messina…. Y no te olvides de Leonardo, Rafael, Miguel Ángel… Seguro que estos nombres se aparecen por tu cabeza cuando oyes “Renacimiento”. ¿A que sí? Pero, ¿es tan así? ¿No nos estaremos olvidando de algo? 

Sí, creo que sí.

Botticelli, La primavera, 1480

Vamos por partes.

Uccello, La batalla de San Romano, 1456


¿Renacimiento? ¿Renacer de qué? Bueno, Vasari (un antiguo conocido nuestro: pincha aquí) fue quien le puso el nombre. Luego hubo otros, como Michelett y Burckhardt, quienes reafirmaron el uso de este nombre para el período estilístico que va del sg. XV al XVI. Era la manera de denominar a esa explosión de artistas increíbles que dio Florencia, primero, y más tarde, Roma. Como siempre, las cosas en la Historia no se dan porque sí ni son fenómenos aislados. Y la conjunción de varios factores hizo que la Pintura se desarrollara en un sentido en el que todo lo anterior, es decir, el Gótico y el Románico (pincha en los nombres, si quieres saber más de ellos), se sintiera como superado o primitivo.

Rafael, La escuela de Atenas, 1509


Por un lado, hubo un cambio de la cosmovisión del ser humano como individuo. En vez de mirar al Cielo, ahora nos mirábamos a nosotros mismos. Había que descubrir la Naturaleza con ojos científicos y comprender la anatomía humana. Los feudos iban perdiendo poder y las ciudades cobraban mayor importancia. Una nueva clase social, la de los comerciantes/empresarios, se iba imponiendo. Perdón, no era nuevo: en la Edad Media también había científicos (y de los buenos), también existía esa misma clase social emergente… pero, aunque la gente del sg. XV conocía perfectamente a estos sabios medievales, tenía muchas ganas de renovación y de mirar hacia el futuro. Hmm, hacia el futuro, sí, pero también hacia el pasado: la renovación debía venir por el rescate de la Antigüedad. Renovarse volviendo a los clásicos, a la Grecia y Roma antiguas.

Miguel Ángel, Estudio de hombro, 1525


La literatura clásica, las esculturas, la arquitectura (y sus ruinas) fueron fuente de inspiración. ¿Qué había pasado? ¿Por qué esa cultura tan potente se apagó durante los “oscuros” siglos medievales? Debíamos recuperar esa armonía, esa Belleza clásica, perfectamente equilibrada. ¿Cómo lograrlo?

Giotto, La leyenda de San Francisco: La renuncia
a los bienes terrenales, 1300

Masaccio, La Trinidad,1426

El esfuerzo fue muy grande y no de un día para el otro.
Alguna vez hablamos de Giotto (pincha aquí). Siempre se dice que fue el primer artista de la Pintura Occidental, por el salto cualitativo que dio en sus obras. Giotto, por fechas y estilo, no es todavía renacentista. Pero sin él no hubiese habido Renacimiento. Su aporte (inmenso) fue de dotar a las figuras corporeidad. Las figuras tienen volumen; hay un cuerpo debajo de la vestimenta. Se inspiró en los bajorrelieves escultóricos. La pregunta a la que Giotto quiso responder fue: ¿cómo hacer para trasladar a las pinturas el volumen que vemos en las esculturas?









El otro: Masaccio, el maestro de Leonardo y Miguel Ángel. O Mantegna. O Piero della Francesca (pincha en los nombres, si quieres saber algo más de ellos). Aquí, el problema a resolver es otro y, en realidad, el primero que lo plantea es Brunelleschi, arquitecto, y los pintores se apoyan en sus ideas. ¿Cómo representar el espacio en un plano? Pues con un “invento” nuevo: la perspectiva lineal, una construcción matemática que intenta reproducir la profundidad en un plano bidimensional (lo vimos por aquí). Todos esos pintores que te mencioné más arriba se empeñaron en perfeccionar la aplicación de la perspectiva en la Pintura.

Della Francesca, Flagelación, 1470


Unir la Pintura con la Geometría elevaba este arte a un rango superior. No te olvides de que en esa época la Pintura era cosa de artesanos, como los carpinteros, los zapateros o el panadero. Y un artista se convertía así en un creador, en un estudioso, en un intelectual. Se acabaron los “anónimos” medievales. Ahora hay un personaje, un nombre, alguien famoso, que es requerido por Papas o mecenas.

Mantegna, Óculo, Camera degli Sposi, 1471


Y otro avance no menor: el uso del aceite como emulsionante para los pigmentos (lo vimos por aquí). Vaya, ahora se pueden hacer gradaciones de color, no hay que lidiar con el temple, que se seca tan rápido y no admite correcciones… y, además, ¡los colores no se oscurecen al secar!  Podemos ahora usar telas tensadas en bastidores, livianas y transportables.

Leonardo, Mona Lisa, 1503

¿Y qué temas pintaban?
Pintura religiosa, como se venía haciendo desde antes; pintura mitológica, para recrear los textos de los poetas antiguos (¡ay, Ovidio!); la historia de las ciudades y los retratos, género que tuvo un impulso espectacular en esta época (lo vimos por aquí).








Un cuadro renacentista se identifica al instante por las figuras con líneas suaves, ondulantes; con gradaciones de colores sin contrastes muy marcados, transparencias…


Botticelli, Nacimiento de Venus, 1485

Pero… ésta es la visión italiana del Renacimiento. ¿No te estás olvidando de algo? Pues sí, que el Renacimiento no es sólo cosa de Italia. Fue un fenómeno casi simultáneo con Flandes, aunque con características propias. Por empezar, como te conté en otra oportunidad, aparentemente el primero que usó el óleo fue Jan van Eyck (y quizás también su hermano Hubert). La leyenda te la conté por aquí, aunque probablemente la verdadera historia sea que da Messina tuvo oportunidad de ver las obras flamencas que llegaban a Nápoles y difundió esa técnica por Italia.

van Eyck, El Cordero Místico, El Altar de Gante, 1475


El Renacimiento de los Países Bajos tiene otras preocupaciones e influencias. La impronta medieval, las miniaturas de los códices, seguían pisando fuerte. Había que resolver el problema del espacio y la profundidad, pero ellos no acudieron a las matemáticas, sino que intentaron reproducir la realidad tal como la ven y con sumo detalle. Era como pintar una miniatura, pero en formato más grande. O algo así. La perspectiva a la italiana no les importa. ¡Piensa en un Brueghel, en el Bosco o en el mismo van Eyck!

Brueghel el V., Paisaje con la caída de Ícaro, 1554


Durero, Autorretrato, 1498

¿Y qué pasaba en los otros países?
Pues que muchos todavía seguían pegados al Gótico. De a poco, las obras de los italianos y de los flamencos traspasaron sus propias fronteras y llevaron a otros lugares el nuevo arte. Un caso particular es el de Durero, aislado en Alemania, quien, para aprender las nuevas técnicas, viajó al norte y al sur (lo vimos por aquí y aquí).







Y después llegaron los 3 grandes, los genios del Renacimiento. Leonardo, admirado por todos, que añadió el concepto de perspectiva áerea (lo vimos por aquí) en la representación del espacio y un genio del sfumato. Miguel Ángel, otro monstruo de la Historia de la Pintura. Y Rafael, el Divino, otro grande, de cuya influencia posterior no se puede dudar de ninguna manera (pincha en los nombres para saber más de ellos).


Rafael, La Galatea, 1516

Hacia 1520, con la muerte de Rafael,
los artistas y sus mecenas se están cansando de tanta armonía, belleza y decoro. Se está terminando una época que desembocará en lo que hoy en día llamamos “Manierismo”. Pero eso mejor te lo cuento otro día.










(No te pongo más nombres de artistas renacentistas; ¡es que son muchísimos!)

El Bosco, El jardín de las delicias, 1503

Fuentes: Laneyrie-Dagen, N. Leer la pintura. Barcelona, Larousse, 2010

Milicua, J. Cómo reconocer el arte del Renacimiento. Barcelona, Edunsa, 1993

Pérez Segura, J. Renacimiento: las formas cambiantes de un arte nuevo. Madrid, Art Duomo, 2016



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