Leonardo, La dama del armiño, 1483 |
¿Qué es el Renacimiento?
Botticelli, Uccello, Mantegna, da Messina…. Y no te olvides de Leonardo,
Rafael, Miguel Ángel… Seguro que estos nombres se aparecen por tu cabeza cuando
oyes “Renacimiento”. ¿A que sí? Pero, ¿es tan así? ¿No nos estaremos olvidando
de algo?
Sí, creo que sí.
Botticelli, La primavera, 1480 |
Vamos por partes.
Uccello, La batalla de San Romano, 1456 |
¿Renacimiento? ¿Renacer de qué? Bueno, Vasari (un antiguo conocido nuestro:
pincha aquí) fue quien le puso el nombre. Luego hubo otros, como Michelett y
Burckhardt, quienes reafirmaron el uso de este nombre para el período
estilístico que va del sg. XV al XVI. Era la manera de denominar a esa
explosión de artistas increíbles que dio Florencia, primero, y más tarde, Roma.
Como siempre, las cosas en la Historia no se dan porque sí ni son fenómenos
aislados. Y la conjunción de varios factores hizo que la Pintura se
desarrollara en un sentido en el que todo lo anterior, es decir, el Gótico y el
Románico (pincha en los nombres, si quieres saber más de ellos), se sintiera como
superado o primitivo.
Rafael, La escuela de Atenas, 1509 |
Por un lado, hubo un cambio de la cosmovisión del ser humano como
individuo. En vez de mirar al Cielo, ahora nos mirábamos a nosotros mismos.
Había que descubrir la Naturaleza con ojos científicos y comprender la anatomía
humana. Los feudos iban perdiendo poder y las ciudades cobraban mayor importancia.
Una nueva clase social, la de los comerciantes/empresarios, se iba imponiendo.
Perdón, no era nuevo: en la Edad Media también había científicos (y de los
buenos), también existía esa misma clase social emergente… pero, aunque la
gente del sg. XV conocía perfectamente a estos sabios medievales, tenía muchas
ganas de renovación y de mirar hacia el futuro. Hmm, hacia el futuro, sí, pero
también hacia el pasado: la renovación debía venir por el rescate de la
Antigüedad. Renovarse volviendo a los clásicos, a la Grecia y Roma antiguas.
Miguel Ángel, Estudio de hombro, 1525 |
La literatura clásica, las esculturas, la arquitectura (y sus ruinas)
fueron fuente de inspiración. ¿Qué había pasado? ¿Por qué esa cultura tan
potente se apagó durante los “oscuros” siglos medievales? Debíamos recuperar
esa armonía, esa Belleza clásica, perfectamente equilibrada. ¿Cómo lograrlo?
Giotto, La leyenda de San Francisco: La renuncia a los bienes terrenales, 1300 |
Masaccio, La Trinidad,1426 |
El esfuerzo fue muy grande y no de un día para el otro. Alguna vez hablamos de Giotto (pincha aquí). Siempre se dice que fue el primer artista de la Pintura Occidental, por el salto cualitativo que dio en sus obras. Giotto, por fechas y estilo, no es todavía renacentista. Pero sin él no hubiese habido Renacimiento. Su aporte (inmenso) fue de dotar a las figuras corporeidad. Las figuras tienen volumen; hay un cuerpo debajo de la vestimenta. Se inspiró en los bajorrelieves escultóricos. La pregunta a la que Giotto quiso responder fue: ¿cómo hacer para trasladar a las pinturas el volumen que vemos en las esculturas?
El otro: Masaccio, el maestro de Leonardo y Miguel Ángel. O Mantegna. O Piero della Francesca (pincha en los nombres, si quieres saber algo más de ellos). Aquí, el problema a resolver es otro y, en realidad, el primero que lo plantea es Brunelleschi, arquitecto, y los pintores se apoyan en sus ideas. ¿Cómo representar el espacio en un plano? Pues con un “invento” nuevo: la perspectiva lineal, una construcción matemática que intenta reproducir la profundidad en un plano bidimensional (lo vimos por aquí). Todos esos pintores que te mencioné más arriba se empeñaron en perfeccionar la aplicación de la perspectiva en la Pintura.
Della Francesca, Flagelación, 1470 |
Unir la Pintura con la Geometría elevaba este arte a un rango superior. No
te olvides de que en esa época la Pintura era cosa de artesanos, como los
carpinteros, los zapateros o el panadero. Y un artista se convertía así en un
creador, en un estudioso, en un intelectual. Se acabaron los “anónimos”
medievales. Ahora hay un personaje, un nombre, alguien famoso, que es requerido
por Papas o mecenas.
Mantegna, Óculo, Camera degli Sposi, 1471 |
Y otro avance no menor: el uso del aceite como emulsionante para los
pigmentos (lo vimos por aquí). Vaya, ahora se pueden hacer gradaciones de
color, no hay que lidiar con el temple, que se seca tan rápido y no admite
correcciones… y, además, ¡los colores no se oscurecen al secar! Podemos ahora usar telas tensadas en
bastidores, livianas y transportables.
Leonardo, Mona Lisa, 1503 |
¿Y qué temas pintaban? Pintura religiosa, como se venía haciendo desde antes; pintura mitológica, para recrear los textos de los poetas antiguos (¡ay, Ovidio!); la historia de las ciudades y los retratos, género que tuvo un impulso espectacular en esta época (lo vimos por aquí).
Un cuadro renacentista se identifica al instante por las figuras con líneas
suaves, ondulantes; con gradaciones de colores sin contrastes muy marcados,
transparencias…
Botticelli, Nacimiento de Venus, 1485 |
Pero… ésta es la visión italiana del Renacimiento. ¿No te estás olvidando
de algo? Pues sí, que el Renacimiento no es sólo cosa de Italia. Fue un
fenómeno casi simultáneo con Flandes, aunque con características propias. Por
empezar, como te conté en otra oportunidad, aparentemente el primero que usó el
óleo fue Jan van Eyck (y quizás también su hermano Hubert). La leyenda te la
conté por aquí, aunque probablemente la verdadera historia sea que da Messina
tuvo oportunidad de ver las obras flamencas que llegaban a Nápoles y difundió
esa técnica por Italia.
van Eyck, El Cordero Místico, El Altar de Gante, 1475 |
El Renacimiento de los Países Bajos tiene otras preocupaciones e
influencias. La impronta medieval, las miniaturas de los códices, seguían pisando
fuerte. Había que resolver el problema del espacio y la profundidad, pero ellos
no acudieron a las matemáticas, sino que intentaron reproducir la realidad tal
como la ven y con sumo detalle. Era como pintar una miniatura, pero en formato
más grande. O algo así. La perspectiva a la italiana no les importa. ¡Piensa en
un Brueghel, en el Bosco o en el mismo van Eyck!
Brueghel el V., Paisaje con la caída de Ícaro, 1554 |
Durero, Autorretrato, 1498 |
¿Y qué pasaba en los otros países? Pues que muchos todavía seguían pegados al Gótico. De a poco, las obras de los italianos y de los flamencos traspasaron sus propias fronteras y llevaron a otros lugares el nuevo arte. Un caso particular es el de Durero, aislado en Alemania, quien, para aprender las nuevas técnicas, viajó al norte y al sur (lo vimos por aquí y aquí).
Y después llegaron los 3 grandes, los genios del Renacimiento. Leonardo,
admirado por todos, que añadió el concepto de perspectiva áerea (lo vimos por aquí) en la representación del espacio y un genio del sfumato. Miguel Ángel, otro monstruo de la Historia de la Pintura. Y Rafael, el Divino, otro
grande, de cuya influencia posterior no se puede dudar de ninguna manera
(pincha en los nombres para saber más de ellos).
Rafael, La Galatea, 1516 |
Hacia 1520, con la muerte de Rafael, los artistas y sus mecenas se están cansando de tanta armonía, belleza y decoro. Se está terminando una época que desembocará en lo que hoy en día llamamos “Manierismo”. Pero eso mejor te lo cuento otro día.
(No te pongo más nombres de artistas renacentistas; ¡es que son muchísimos!)
El Bosco, El jardín de las delicias, 1503 |
Fuentes: Laneyrie-Dagen,
N. Leer la pintura. Barcelona, Larousse,
2010
Milicua, J. Cómo reconocer el arte
del Renacimiento. Barcelona, Edunsa, 1993
Pérez Segura, J. Renacimiento:
las formas cambiantes de un arte nuevo. Madrid, Art Duomo, 2016
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