Cuenta la leyenda que a Jan van Eyck se le ocurrió
mezclar los pigmentos con aceite por primera vez. Antonello da Messina vio sus
obras en Nápoles, en las colecciones de la Corona española, y, asombrado por
los resultados, se propuso ir a Flandes a espiar a van Eyck. Dicen que se
disfrazó de veneciano para poder meterse en su taller (los venecianos eran los
que vendían los pigmentos) y palabra va, palabra viene, lo observaba mientras
trabajaba y así se llevó la receta secreta a Italia.
van Eyck, El hombre del turbante, 1433 (probable autorretrato) |
Y hablar de “invención” tampoco es muy acertado. Te
explico.
Degas, Bailarinas, 1883 (pastel) |
Duccio, Madonna y Niño, siglo XIV (temple y oro) |
El fresco es un tipo de pintura mural con una técnica
un poco más complicada: se debe aplicar el color sobre una capa de yeso o
mortero en la pared mientras está fresco (de ahí el nombre). Sin embargo,
también hay una variante de fresco en el que se aplica la pintura sobre el
mortero seco.
Miguel Ángel, La creación de Adán, Capilla Sixtina, 1510 (fresco) |
Así estaba el panorama. Había que encontrar una
solución. Los artistas comenzaron a experimentar con distintos diluyentes. Es
cierto que los hermanos van Eyck fueron maestros en el uso del óleo, pero no lo
inventaron. Hay documentos históricos que revelan que los intentos con el
aceite ya habían comenzado en el sg. XII: imagínate a esos artistas que
ilustraban los códices, tratando de lograr sus pequeñas figuritas con temple,
yema y agua… El desarrollo fue casi simultáneo en toda Europa. Naturalmente,
eran secretos de taller, pero los pintores viajaban mucho y las cosas, al
final, como pasa siempre, se saben.
Klee, Antes de la nieve, 1929 (acuarela) |
Da Messina, Cristo muerto sostenido por un ángel, 1476 |
Hockney, Regar el césped, 1967 (acrílico) |
Ahora, no te creas que sólo se puede pintar sobre
tela. Con óleo se puede pintar sobre cualquier superficie, siempre y cuando
esté bien preparada. Hay ejemplos de pintura al óleo sobre tabla, cobre,
pizarra… También sobre muros, como en La
Última Cena de Leonardo (con un resultado desastroso) o en las Pinturas negras de Goya. Fuera de la
pintura sobre tela, en todos estos soportes el óleo no logra adherirse
perfectamente, con lo cual resultan ser obras muy frágiles.
Leonardo, La Última Cena, 1495 |
A mediados del sg. XIX la industria química logró
crear en laboratorio antiguos y nuevos colores. Esto, más la invención de los
tubos de aluminio, le dio un impulso aún mayor. Ya no tenía sentido moler
colores y producir uno mismo la mezcla y, además, eran transportables. Un
caballete, un maletín y ¡a pintar al aire libre!
El óleo se impuso como la técnica por excelencia.
Si nunca has pintado al óleo, para que te des una idea, es como si untaras un
pan con mayonesa o mantequilla. El pincel se desliza suavemente; permite pintar
con detalles y con diferentes texturas, se puede corregir una y otra vez. El
“sfumato” de Leonardo sólo es posible con la tersura del aceite. Y, lo más
importante, una pintura al óleo dura siglos.
Hals, Theodorus Schrevelius, 1610 (óleo sobre cobre) |
Mi experiencia personal: empecé pintando con
acuarela. Al óleo lo miraba de lejos, con mucho respeto. Miraba los cuadros de
los museos y me fascinaba el cómo, el cómo estaban hechos. Me propuse aprender:
la acuarela estaba bien, pero no me permitía hacer lo que yo quería. Mi primera
profesora me desalentó y me mandó a estudiar con otro profesor para que
aprendiera a pintar en acrílico. Me tiró el ánimo abajo, pero, ahora que lo
pienso, no fue mala idea: la técnica es la misma, sólo que se diluye con agua.
Pero yo quería intentar con el óleo y volví con ella. Y no lo dejé nunca más.
Fuentes: Eastlake, Ch. L., Methods and materials of painting. New
York, Dover, 2001
Laneyrie-Dagen, N. Leer la pintura. Barcelona,
Larousse, 2010
Mayer, R., The
artist’s handbook of materials and techniques.
London, Faber & Faber, 1991
Vasari,
G., Las vidas, Madrid, Tecnos, 2006
No hay comentarios :
Publicar un comentario