Segovia, Iglesia de San Juan de los Caballeros (Imagen: Wikipedia) |
A veces, los pintores nos obsesionamos con algo y
nada nos detiene hasta que conseguimos nuestro objetivo. Zuloaga era un poco
así; su cuadro de “Los flagelantes” (1908) es causa y producto de un casi
delito.
Es una obra tremenda, (tremendista, mejor dicho)
con una gama oscura de colores, como solía usar el pintor, y mucha sangre.
Cristo parece una escultura, una imagen de madera. Y más aún nos asombra esa
espalda encorvada y sangrienta del flagelante: es la única parte del cuadro con
colores cálidos y luminosos.
El artista muestra una costumbre que existía en algunos pueblos españoles durante Semana Santa, la de la autoflagelación de los devotos como expiación de las culpas, mientras se representaba el Descendimiento. Desclavaban la imagen del Cristo de su cruz, lo iban bajando e inclinando hasta que la mano tocara la cabeza del disciplinante, que esperaba arrodillado y enmascarado. Esto daba comienzo a su castigo autoinfligido. Y luego seguían los demás, por turnos.
Zuloaga, Catedral de Segovia |
Zuloaga vivía en ese entonces en Segovia; tenía
parte de su familia por allí. Había comprado la iglesia de San Juan de los
Caballeros, que estaba desacralizada y abandonada, para usarla como taller (hoy
es un Museo dedicado al pintor). Los espacios abiertos le facilitaban la
ejecución de lienzos enormes y de poder poner a posar a varios modelos juntos.
Catedral de Tudela |
Cristo, Cueva de Santo Domingo, Segovia (Imagen: dominicoshispania.org) |
A la mañana siguiente, Zuloaga tuvo que explicar lo que había
pasado. Por mediación de un fraile conocido suyo, le permitieron usar la
escultura como modelo, con las debidas licencias. Le habían pedido que lo
hiciera de noche, para no enfadar al pueblo, pues la imagen era considerada
milagrosa y todos pensarían que había profanado el lugar.
Zuloaga, El Cristo de la Sangre, 1911 |
¡Pero se olvidó de avisar a las monjas! Él mismo se
disculpó ante ellas y les dio las debidas explicaciones. Y parece ser que ellas
quedaron muy desilusionadas: esperaban un milagro.
Ya ves hasta dónde puede llegar el afán de realismo
en un pintor.
"Los flagelantes" se encuentra en la Hispanic Society de Nueva York.
Fuentes: De Arozamena, J.M. Zuloaga,
el pintor, el hombre. San Sebastián,
Soc. Guipuzcoana de ediciones y publicaciones, 1970;
Lafuente Ferrari, E. Ignacio
Zuloaga y Segovia. Segovia,
Academia de Historia y Arte de San Quirce, 1984;
Utrillo, M. y otros, Five
essays on the art of Ignacio Zuloaga.
Miami, HardPress Publishing, s.d.
No hay comentarios :
Publicar un comentario