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jueves, 13 de abril de 2023

Borrar tu alma

 

Rauschenberg, De Kooning borrado, 1953 (Imagen: Fundación Rauschenberg)

De Kooning borrado por Rauschenberg

La Historia de la Pintura está llena de historias increíbles (y que te dejan pensando).

Este cuadro que ves aquí, tal como dice su título, es precisamente eso: un dibujo de un artista, Willem de Kooning (de quien te hablé por aquí), borrado por otro, Robert Rauschenberg.

Rauschenberg, Pintura roja,
1951

¿Vandalismo?
No. Con total consentimiento de de Kooning. ¿Cómo puede ser que de Kooning aceptara eso? ¿Y cómo se atrevió Rauschenberg a cometer semejante acción?

De Kooning, en 1953, estaba luchando por imponerse en el ambiente artístico de New York; no le iba mal y se había convertido en uno de los representantes más importantes del Expresionismo Abstracto (lo vimos por aquí). Un día le toca el timbre un joven de 27 años, un tal Robert Rauschenberg.







¿Quién era? Rauschenberg era un artista de Texas que se había mudado a New York buscando mejores horizontes. Había estudiado con Albers (lo vimos aquí) y, a pesar de que no estaba para nada de acuerdo con sus teorías, se dedicó a pintar cuadros minimalistas (antes del Minimalismo): pinturas totalmente blancas (como Malevich… : lo vimos por aquí), negras y rojas. ¿Qué sentido tenía? Una pintura blanca recibe los reflejos del entorno, las sombras de las personas que pasan por delante: un happening, una performance, una pintura que invita a participar al espectador… Pura experimentación.

Rauschenberg, Pinturas blancas, panel de 7, 1951 
(Imagen: Fundación Rauschenberg)


Rauschenberg, Pintura negra,
1951

Sin embargo, eso a Rauschenberg no le alcanzó
. Sus pinturas monocromas eran anónimas, es decir, se esmeraba en que no se notara la presencia del pintor, de su mano, de su pincelada. Es decir, pretendía que el pintor desapareciera; quería borrar su propia presencia.

¿Y si la idea es borrar mi presencia, por qué no efectuar el gesto de borrar? Buscó la manera de borrar sus propias obras, pero no le alcanzó. Tenía que cometer el acto de borrar en la obra de otro artista. ¿Puro marketing? ¿El joven pintor sin fama que se acopla a la fama del que es más experimentado? Así es como fue a tocarle el timbre a de Kooning un buen día, con una botella de Jack Daniels (dato confesado por él mismo en una entrevista: todo el mundo sabía que de Kooning tenía problemas con el alcohol y que no lo iba a rechazar). Tenía mucho miedo de que estuviera en casa: iba a proponerle un disparate a un artista consagrado. Y de Kooning le abrió la puerta.

Le propuso la idea: deme Ud. un dibujo suyo y yo intentaré borrarlo como “acción de arte”. A de Kooning no le cayó ni mal ni bien la idea: era muy común intercambiar obras entre colegas. Sólo se limitó a buscar algún dibujo que le trajera muchos problemas a su visitante. Le dio uno dibujado vigorosamente, con mucha fuerza, al carboncillo, grafito y crayón negros.

Rauschenberg confesó que le llevó casi un mes lograr su objetivo. Probó con todo tipo de gomas. El resultado es el que ves. No sabemos cómo era el dibujo original. Su “acción de arte” pasó desapercibida hasta que en 1955 decidió colgarlo en una exposición. Lo hizo enmarcar. Su amigo, Jasper Johns, le grabó una inscripción: “Dibujo borrado de Kooning, Robert Rauschenberg, 1953”, con la recomendación de que tanto el marco, como la inscripción se consideraran parte del cuadro. Rauschenberg, en el reverso, colocó la siguiente leyenda: “No quitar el dibujo del marco. El marco es parte del dibujo”.

Reverso de Rauschenberg, De Kooning borrado
(Imagen: SFMOMA)

El cuadro fue comprado por el San Francisco Museum of Modern Art, gracias a una donación de Phyllis Wattis en 1998. No está expuesto, supongo que por problemas de conservación.

El Museo, en 2010, lo hizo analizar con nuevas tecnologías. Sometiéndolo a un escáner de luz infrarroja, aparecieron las líneas originarias del dibujo de de Kooning. Parece ser un boceto de su serie de “Mujeres”. No se sabe si el dibujo que le entregó a Rauschenberg era realmente así, pues es probable que el mismo de Kooning haya borrado algunas partes en el original.

Imagen infrarrojo mejorada de De Kooning borrado 
por Rauschenberg (Imagen: SFMOMA)


De Kooning, Mujer II, 1952
(Imagen: Royal Academy)

¿Qué hay detrás de una “acción de arte” como ésta?
Vandalismo no es, pues el autor lo autorizó. ¿Ánimo de destrucción? De Kooning era bastante autodestructivo, no sólo con sus propias obras, sino hasta con su propia vida. ¿Le habrá parecido interesante (al menos) que alguien se tomara el trabajo que él por sí mismo hacía? O sea: ¿que alguien lo “matara” simbólicamente?

Y desde la posición de Rauschenberg: ¿no estaría queriendo borrar del mapa al gran artista, reconocido y admirado? ¿Qué te puede animar a borrar un cuadro de otro? ¿La envidia? ¿Ganas de pisar la huella del otro? ¿Qué pensaría Rauschenberg mientras lo borraba? “Maldito demonio, ¿cómo lo hiciste?” O algo así (es una ocurrencia mía, ¿eh?).





El hecho de ponerle un marco y agregarle la inscripción que testifique esa acción de destrucción, ¿qué consecuencias trae? Bueno, que el cuadro ahora está firmado por otro, es de otro. Con esa leyenda reconoce que antes era de otro, pero ahora es mío, porque yo te borré. Ahora tu obra es mía y tú dependes de mí. Tu nombre está asociado al mío. Nefasto, ¿no?

Sin embargo, en una entrevista, confesó que su intención no era destructiva, sino más bien que era una celebración. ¿Celebración de qué? ¿Del genio del artista original? ¿Celebración del arte por el arte? Suena a respuesta por compromiso, pero quién sabe.

De Kooning se enfadó mucho cuando se enteró en 1964 de que estaba expuesto. Pensaba que había sido un intercambio privado entre colegas. No adivinó las consecuencias de su generosidad. ¿Se habría sentido halagado por que un jovencito le pidiera una de sus obras? (¿O fue el whisky?)

Rauschenberg, Stop, 1963

Más preguntas.
¿Qué te parece? ¿Haber borrado un dibujo intrascendente (para de Kooning) lo convierte en una obra maestra? ¿Una obra maestra de quién? ¿De Rauschenberg?

Demasiadas preguntas, ¿no?

Éstos son los interrogantes a los que te somete el arte contemporáneo. Para mí, todo se resume en una frase: si los cuadros son parte del alma del pintor, pues… estoy borrando tu alma.





(Y una cosa más: hay que sacarse el sombrero ante este Museo. No es nada usual que pongan a disposición todo este material de investigación para el público general. Mil gracias.)


Fuentes: Hopkins, D. After Modern Art. Oxford, Oxfort University Press, 2000

Web del Museo de Arte Moderno de San Francisco

Puedes ver la entrevista en la web del MoMA


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