Vitral de St.Denis |
¿Qué es el gótico?
Pensé que me estaban tomando el
pelo, pero no: me estaban hablando en serio. No lo podía creer. Estaba dando
clase y, no recuerdo por qué, mi explicación derivó a la Edad Media y a la
pintura gótica. Uno de mis alumnos me hizo esta pregunta: “¿Quiénes,
los góticos?, ¿ésos que van de negro?”. No sé ni cómo reaccioné, sólo recuerdo
mi estado de shock y mi pronta necesidad de sacarlo de su confusión.
Qué curioso. Una cosmovisión del
arte que se basa en las ganas de luz, de llegar al Cielo… y me lo confunden con
los góticos, “ésos que van de negro”.
Martini, Guidoriccio da Fogliano, 1330, fresco |
No viene al caso ahora explicar
cómo derivó una cosa en otra, pero, dicho bien resumido: si la Edad Media es
una época oscura y el Gótico es parte de ella (ah, no te olvides que para
algunos el Románico es del sg. XIX: te lo conté aquí), lo tenebroso tiene que
ser gótico. Y nada más lejos de la realidad.
Sin embargo, esta confusión tiene
una razón de ser y se lo debemos a los críticos renacentistas: la Edad Media opacó al arte de Grecia y Roma y en
ese momento tocaba recuperar el ideal de Belleza de aquella Edad de Oro; por
eso, “Renacimiento”. Pero se basaban en una idea falsa de lo que era la
Antigüedad Clásica: sólo tenían ruinas, estatuas desteñidas y textos. Hoy
sabemos que la Edad Media fue una continuación de lo que se hacía antes, que Bizancio
conservó. Lo llamaron “gótico”, de manera despectiva: era el arte de esos
bárbaros, los godos, que arrasaron con todo.
¿Y qué es el Gótico? (Ya me fui
por las ramas.)
Es un desarrollo que tiene que ver con los avances técnicos en arquitectura. ¿Te acuerdas de lo que vimos acerca del Románico? Si alguna vez entraste a una iglesia románica, te habrá sorprendido la oscuridad que reina dentro de ella. El problema eran las aberturas: costó mucho tiempo, mucho ensayo-error, para poder abrir esos muros tan gruesos sin que se desmoronasen las paredes. Algo se había logrado, pero, para poder construir tejados de piedra (que antes eran casi todos de madera y, como los incendios eran muy comunes, no duraban demasiado) había que resolver este problema. La solución vino estirando las paredes hacia arriba, juntando pilares y columnas en grupos para que sostuvieran el techo y con contrafuertes por fuera (arbotantes). El edificio se convierte en un esqueleto, sin paredes para pintar. Pero sí hay lugar para los vitrales. Un vitral es jugar con transparencias, con colores y con la magia de la luz.
Catedral de Bourges, sg. XIII |
Si bien el vitral es una invención del Románico, su mayor desarrollo se da con el Gótico. Se considera que los vitrales son un tipo de pintura: son bidimensionales y, aunque en muchos casos las partecitas son de vidrio de color, en su mayoría éste era transparente y se lo coloreaba después.
Lorenzetti, Virgen en el trono con el Niño, 1340 |
Con el Románico decíamos que rara
vez conocíamos los nombres de los artistas. En los siglos posteriores también
abundan los “anónimos”, aunque comienzan a aparecer tímidamente los nombres de
algunos y de otros tantos que firman sus trabajos.
Es la época en que los vitrales
son verdaderas obras maestras. También se siguen creando mosaicos.
Sibilla von Bondorf, Regla Clarisa, sg. XV |
La ilustración de manuscritos (la llamamos “iluminación”) llega a su apogeo. Como te decía la otra vez, la única manera de conseguir un libro era mandarlo a copiar. Las órdenes religiosas, en especial, los benedictinos, tenían como tarea copiar textos para su conservación o por encargo. Y no sólo era escribir, tarea tediosa, sino también ilustrarlo. Y te encuentras con iniciales de capítulos decoradas de manera soberbia. O pequeños cuadritos pintados de manera magistral en esos folios de pergamino y contándonos con imágenes las historias del texto. No había óleo (o sí, pero en fase de experimentación y no se había extendido su uso): se pinta con temple al huevo; en el mural, la técnica del fresco o del a secco.
Se pinta sobre tabla, en pequeño para la devoción personal o en tamaños gigantescos, para los altares. En los retablos encontramos una parte central dedicada al tema principal y alas a los 2 lados que completan el suceso. Muchas veces suelen aparecer los donantes, los que encargaron el trabajo y lo han pagado. Debajo, suele haber un zócalo, al que solemos llamar “predela”, en el que se narra la situación de más arriba, en pequeños cuadritos-compartimientos. El retablo es un ejemplo de arte integral, pues trabajan en él ebanistas, doradores, escultores, pintores y hasta teólogos.
van Eyck, La Virgen del canónigo van der Paele, 1434 |
Cimabue, Virgen en el trono con ángeles, 1270 |
Los colores son vivos, vibrantes. La pincelada es lisa (es lo que tiene el temple…). La composición es simple, con perspectiva intuitiva (no geométrica, que esto es invención posterior); los fondos están vacíos, sin especificar, y muchísimas veces, cubiertos con pan de oro.
En cuanto a los temas, siguen
siendo religiosos; comienza a aparecer la devoción a la Virgen María y a los santos,
cada uno representado con su atributo. Las figuras son alargadas, predomina la
línea, aunque ahora ya los rasgos no son tan esquemáticos y se trata de lograr
la impresión de realidad. Así es como debajo de esas vestimentas hay un cuerpo,
quiero decir: que el artista se impone ser fiel a la anatomía de la figura
humana.
Y, como te decía más arriba, cada región tiene su particularidad. Italia siguió pintando murales y tablas. Los centros más importantes: Lombardía, Roma, Toscana, Siena y Florencia. Y ya comienzan a aparecer nombres ilustres: Cimabue, Duccio, Martini, Lorenzetti, Uccello… Cantados por los poetas y alabados por los historiadores contemporáneos. Ahora sí encontramos a artistas exitosos que firman y son reconocidos.
Uccello, La batalla de San Romano, 1470 |
El más importante de todos, Giotto: con
él comienza la pintura moderna, eso se dice (algo vimos por aquí). El esfuerzo
colectivo de los artistas de esta época es inmenso: basta con recorrer las
obras de todos ellos para reconocer todo lo que recogió Giotto y hasta dónde
llega su originalidad.
Giotto, El sueño de Joaquín, 1302 (fresco) |
Y más hacia el norte, en los
Países Bajos, también se estaban haciendo cosas maravillosas. Buscaban la
verosimilitud representando hasta el más mínimo detalle. El apogeo se da con
Jan van Eyck y el altar de Gante (lo vimos aquí). Y, aunque no había la
inmediatez actual de internet o nuestras redes sociales, se sabía qué se hacía
en el sur y en el norte y tanto los italianos como los holandeses se espiaban
entre sí para averiguar cómo y qué estaban haciendo. Las influencias son mutuas
y no se podría decir quién inventó qué. Probablemente: el espíritu de la época
o desarrollos simultáneos en la misma dirección. Y desde estos 2 polos
irradiaron este estilo al resto de Europa.
van Eyck, El Altar de Gante, 1432 |
Hnos, Limburg, Las muy ricas Horas del duque de Berry, Junio, 1412 |
Pero… hacia el final de la Edad Media algo cambió. La sociedad es otra: ahora se vive en ciudades; hay una nueva clase social con poder económico, los burgueses; el comercio entre regiones es potentísimo. Hay ganas de paz, de dulzura. Lo caballeresco y lo cortesano es moda. Y esto afecta al arte también: ahora el Gótico se llamará “Gótico Internacional” o “Gótico dulce” o “blando”. Ya no hay tantas diferencias nacionales: todos influyen en todos. Ahora no sólo hay temas religiosos: hay una clientela pudiente que necesita decorar sus casas y quiere ser retratada. Las pinturas tienen una atmósfera refinada, se detalla la riqueza de los vestidos, los gestos son elegantes.
En esto estábamos cuando una
pequeña revolución comenzó y ya no habrá vuelta atrás. Giotto y sus colegas
habían andado el camino hacia la perspectiva y el cuadro, de ahora en más,
deberá ser una ventana abierta en la pared (te lo conté aquí).
Fuentes:
Bonilla G., A., Gótico: El mercado del Arte. Madrid, Art Duomo, 2016
Gozzoli, M. C. Cómo reconocer el Gótico. Barcelona,
Edunsa, 1993
Laneyrie-Dagen, N. Leer la pintura. Barcelona,
Larousse, 2010
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