El Año de Rafael
Se había organizado la mayor exposición sobre
Rafael en Roma por el aniversario de los 5 siglos de su muerte. Había muchas expectativas: no siempre se pueden ver sus obras todas juntas. Pero no pudo ser: pospuesta hasta nuevo aviso. No
quedó otra.
Dice Vasari que murió por mal de amor: cuentan que
era muy apasionado. Fue enterrado en el Panteón, con todos los honores. Querido
por todos, amable con todos; dirigía su taller, construía palacios; se hizo
cargo de la construcción de la Basílica de San Pedro cuando murió Bramante,
hizo el relevamiento de las ruinas romanas… y pintaba unos cuadros
maravillosos.
Hace un tiempo te comenté una de las pocas cartas
que escribió (pincha aquí). No nos ha dejado ningún escrito teórico, sólo
algunas cartas: su voz está en sus cuadros. Y es muy probable que otros lo
hayan ayudado a escribirlas.
Como celebración de este aniversario, te traigo
otra carta, que también es muy citada. Ésta es anterior a la que te mostré la
otra vez. No se sabe exactamente la fecha de cuándo la escribió, pero por lo
que dice tiene que haber sido en 1514; probablemente se la haya dictado a
Pietro Aretino.
Rafael, La disputa del Santísimo Sacramento, 1508 |
Rafael, Julio II, 1511 |
Bramante murió en 1514 y Rafael tuvo que hacerse
cargo de la construcción de la Basílica de San Pedro. Cuando Rafael muere, Sangallo
toma las riendas de la obra. Casi no quedan rastros de su aporte, pero quedan
planos como testimonio de su labor como arquitecto. Trabajó en los cimientos y
construyó algunos edificios privados en lo que hoy es la Plaza de San Pedro.
Rafael, La Estancia de la Signatura, 1508-11 (El Parnaso, a la izquierda; La Escuela de Atenas, a la derecha de la foto) |
Rafael, Baltasar Castiglione, 1514 |
Menciona a Ícaro, ¿sabes quién era? Ícaro es un personaje mitológico: era el hijo de Dédalo, el que construyó el laberinto del Minotauro. Para poder escapar Dédalo construyó unas alas para los dos con plumas y recubiertas de cera. Las probó y pudo volar. Le enseñó a Ícaro cómo hacerlo y le advirtió que tuviese mucho cuidado: que no volara muy alto, para que el sol no derritiera la cera, ni tampoco muy bajo para que la humedad del mar no mojara las plumas. Los dos lograron escapar, pero Ícaro se entusiasmó, se acercó mucho al sol y cayó al mar. Por eso Rafael lo cita: la temeridad se paga cara.
Y más adelante, habla de La Galatea. Se trata de un fresco que había pintado para el
banquero Agostino Chigi, en lo que hoy es la Villa Farnesina. Galatea es una de
las Nereidas, las ninfas del mar. La acompañan Cupidos, Tritones y Nereidas. El
cuerpo de la muchacha presenta una torsión en “S”, la figura serpentinata. Y mira el manto flotando en el viento! Su
rostro y la posición es la misma que la de Santa Catalina de Alejandría. Se dice
que la modelo era la misma, y que era la amante de Chigi, aunque el artista
dice que se inspiró en muchas (¿por delicadeza ante la modelo?).
Rafael, Triunfo de Galatea, 1512-14 |
Aquí tienes la carta:
“Señor Conde. He hecho varios dibujos sobre el tema
que V.S. ha pensado y a todos les han gustado, a no ser que todos sean aduladores;
pero no satisfacen a mi juicio, porque
temo que no satisfarán al vuestro. Se los envío. Elija alguno V.S., si alguno
es considerado digno por usted. Nuestro Señor, al darme este honor, me ha cargado
un gran peso sobre mi espalda. Esto es la dirección de la fábrica de San Pedro.
Espero no derrumbarme debajo de ella, y tanto más, cuanto el modelo que yo he
hecho ha gustado a S.S. y ha sido alabado por muchas mentes ingeniosas. Sin embargo, me elevo hacia pensamientos más elevados. Me gustaría encontrarle las bellas
formas de los edificios antiguos; no sé si mi vuelo no será el de Ícaro. Me
proporciona una gran luz Vitruvio, pero no tanto que sea suficiente. Acerca de
la Galatea, debería considerarme a mí mismo un gran maestro, si existiera la
mitad de las cosas que V.S. me escribe. Pero en sus palabras reconozco la
estima que me tiene, y le digo que para pintar a una mujer bella, me haría
falta ver más mujeres bellas, con esta condición, que V.S estuviera conmigo
para elegir la mejor. Pero habiendo escasez, ya sea del buen juicio y de bellas
mujeres, yo me sirvo de cierta Idea que me viene a la mente.
Si ésta tiene en sí alguna excelencia artística, no
lo sé; más bien me esfuerzo por tenerla. A V.S. me encomiendo. Desde Roma.”
Rafael, Fresco de las 4 Sibilas en Santa María de la Paz, 1514 (Imagen: C.del Rosso) |
Ciardi
Dupré, M. G. Raphael. New York, Avenel Books, 1979
Vasari,
G., Las vidas, Madrid, Tecnos, 2006
Texto
original en classicistranieri.com
traducción
C. del Rosso
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