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jueves, 2 de abril de 2020

Una cierta Idea

El Año de Rafael
Rafael, Autorretrato, 1506

Se había organizado la mayor exposición sobre Rafael en Roma por el aniversario de los 5 siglos de su muerte. Había muchas expectativas: no siempre se pueden ver sus obras todas juntas. Pero no pudo ser: pospuesta hasta nuevo aviso. No quedó otra.

Dice Vasari que murió por mal de amor: cuentan que era muy apasionado. Fue enterrado en el Panteón, con todos los honores. Querido por todos, amable con todos; dirigía su taller, construía palacios; se hizo cargo de la construcción de la Basílica de San Pedro cuando murió Bramante, hizo el relevamiento de las ruinas romanas… y pintaba unos cuadros maravillosos.












Hace un tiempo te comenté una de las pocas cartas que escribió (pincha aquí). No nos ha dejado ningún escrito teórico, sólo algunas cartas: su voz está en sus cuadros. Y es muy probable que otros lo hayan ayudado a escribirlas.

Como celebración de este aniversario, te traigo otra carta, que también es muy citada. Ésta es anterior a la que te mostré la otra vez. No se sabe exactamente la fecha de cuándo la escribió, pero por lo que dice tiene que haber sido en 1514; probablemente se la haya dictado a Pietro Aretino.

Rafael, La disputa del Santísimo Sacramento, 1508


Rafael, Julio II, 1511
Rafael había llegado a Roma desde Florencia y Bramante, que también era de Urbino como él, lo presentó al Papa Julio II. Sí, el mismo que tenía que lidiar con Miguel Ángel. El Papa le encargó pintar las Estancias del Vaticano, mientras Miguel Ángel estaba en el andamio dentro de la Capilla Sixtina. Al Papa le gustó tanto su trabajo que le ordenó cubrir lo que otros artistas habían pintado antes. Mientras tanto, se dedica a pintar otros cuadros, como el retrato del pontífice, los frescos de Santa María de la Paz… Aunque tuviera muchos ayudantes, su capacidad de trabajo era enorme, como si hubiese sabido que no iba a vivir mucho tiempo.













Bramante murió en 1514 y Rafael tuvo que hacerse cargo de la construcción de la Basílica de San Pedro. Cuando Rafael muere, Sangallo toma las riendas de la obra. Casi no quedan rastros de su aporte, pero quedan planos como testimonio de su labor como arquitecto. Trabajó en los cimientos y construyó algunos edificios privados en lo que hoy es la Plaza de San Pedro.

Rafael, La Estancia de la Signatura, 1508-11 (El Parnaso, a la izquierda;
La Escuela de Atenas, a la derecha de la foto)

Rafael, Baltasar Castiglione, 1514
La carta está dirigida al conde Baltasar Castiglione y le adjunta algunos dibujos. Este señor era un erudito: entre otras cosas, había escrito El Cortesano, una especie de manual para la educación y conducta de los nobles; fue militar y diplomático, y, en sus últimos años fue nuncio en Toledo. Bueno, Rafael le escribe esta carta, abrumado por el encargo del Papa: ¿sentía que era demasiado para él? Piensa en la ayuda de Vitruvio, el gran arquitecto romano, que había escrito el primer tratado de su disciplina, una referencia indiscutida para todos. Pero los problemas que presentaba la Basílica eran de gran envergadura y duda de si realmente le servirá de ayuda.










Menciona a Ícaro, ¿sabes quién era?  Ícaro es un personaje mitológico: era el hijo de Dédalo, el que construyó el laberinto del Minotauro. Para poder escapar Dédalo construyó unas alas para los dos con plumas y recubiertas de cera. Las probó y pudo volar. Le enseñó a Ícaro cómo hacerlo y le advirtió que tuviese mucho cuidado: que no volara muy alto, para que el sol no derritiera la cera, ni tampoco muy bajo para que la humedad del mar no mojara las plumas. Los dos lograron escapar, pero Ícaro se entusiasmó, se acercó mucho al sol y cayó al mar. Por eso Rafael lo cita: la temeridad se paga cara.
Rafael, Santa Catalina de Alejandría, 1507

Y más adelante, habla de La Galatea. Se trata de un fresco que había pintado para el banquero Agostino Chigi, en lo que hoy es la Villa Farnesina. Galatea es una de las Nereidas, las ninfas del mar. La acompañan Cupidos, Tritones y Nereidas. El cuerpo de la muchacha presenta una torsión en “S”, la figura serpentinata. Y mira el manto flotando en el viento! Su rostro y la posición es la misma que la de Santa Catalina de Alejandría. Se dice que la modelo era la misma, y que era la amante de Chigi, aunque el artista dice que se inspiró en muchas (¿por delicadeza ante la modelo?).













Rafael, Triunfo de Galatea, 1512-14
Y otra vez tenemos un personaje mitológico. Galatea estaba enamorada de Acis, un pastor, pero también tenía un pretendiente muy poderoso y violento: Polifemo, el Cíclope, ése al que Ulises había cegado. No pudo soportar que ella lo prefiriera y lo mató aplastándolo con una piedra.  Rafael la muestra en su apogeo, en su Triunfo: no hay ninguna referencia a toda esta historia. Como dice en la carta, trató de plasmar el ideal de la Belleza.


















Aquí tienes la carta:

“Señor Conde. He hecho varios dibujos sobre el tema que V.S. ha pensado y a todos les han gustado, a no ser que todos sean aduladores;  pero no satisfacen a mi juicio, porque temo que no satisfarán al vuestro. Se los envío. Elija alguno V.S., si alguno es considerado digno por usted. Nuestro Señor, al darme este honor, me ha cargado un gran peso sobre mi espalda. Esto es la dirección de la fábrica de San Pedro. Espero no derrumbarme debajo de ella, y tanto más, cuanto el modelo que yo he hecho ha gustado a S.S. y ha sido alabado por muchas mentes ingeniosas. Sin embargo, me elevo hacia pensamientos más elevados. Me gustaría encontrarle las bellas formas de los edificios antiguos; no sé si mi vuelo no será el de Ícaro. Me proporciona una gran luz Vitruvio, pero no tanto que sea suficiente. Acerca de la Galatea, debería considerarme a mí mismo un gran maestro, si existiera la mitad de las cosas que V.S. me escribe. Pero en sus palabras reconozco la estima que me tiene, y le digo que para pintar a una mujer bella, me haría falta ver más mujeres bellas, con esta condición, que V.S estuviera conmigo para elegir la mejor. Pero habiendo escasez, ya sea del buen juicio y de bellas mujeres, yo me sirvo de cierta Idea que me viene a la mente.
Si ésta tiene en sí alguna excelencia artística, no lo sé; más bien me esfuerzo por tenerla. A V.S. me encomiendo. Desde Roma.”

Rafael, Fresco de las 4 Sibilas en Santa María de la Paz, 1514
(Imagen: C.del Rosso)


Ciardi Dupré, M. G. Raphael. New York, Avenel Books, 1979
Vasari, G., Las vidas, Madrid, Tecnos, 2006
Texto original en classicistranieri.com
traducción C. del Rosso


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