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jueves, 26 de marzo de 2020

Si tienes que quedarte en casa...


Mi taller, con mi cuadro en proceso (Imagen: C.del Rosso)

Pintar en tiempos de encierro

No hay duda de que esta crisis global está promoviendo nuestra creatividad en todos los ámbitos de nuestra vida y poniendo a prueba nuestra entereza.

Algunos de los amigos lectores me lanzaron una bengala de S.O.S.: ¿qué hago tanto tiempo encerrado? ¿Cómo hago con los niños???

Así que dejé para más adelante el artículo que estaba destinado para hoy para poder darte un par de consejos.
Pasteles-tiza (Imagen: C. del Rosso)

Tengo cierta experiencia en confinamientos: embarazo en reposo, operaciones con rehabilitaciones largas, lesiones y muletas (una por año…) No es que me quiera hacer la víctima: ¡es que esto ya lo he pasado!

Es un buen momento para aprender cosas nuevas o retomar viejos pasatiempos: leer, coser, bordar, tejer, escribir, hacer o escuchar música, cocinar o hacer pasteles, reparar cosas en la casa, decorarla; plantar semillas, arreglar el jardín o el balcón… ¡Hay tantas cosas entretenidas para hacer en casa!


Taller de Cézanne: ¡quién pudiera tener ese ventanal! (Imagen: balclis.com)


Y pintar, naturalmente. Si no te sientes capaz, no importa, inténtalo. Si no te gratifica, bueno, busca otras alternativas: todo sirve para mantener la cordura. Son momentos en que no sólo hay que cuidar la salud física, sino también la mente y el espíritu.
Claro, el problema es conseguir los materiales. Eso depende de las restricciones que haya en tu zona. P.ej., aquí, en España, sólo están abiertos los comercios de primera necesidad, pero se pueden comprar online. Pero yo estoy segura de que en tu casa tendrás algo. QUÉDATE EN CASA. Y no satures los comercios online más de lo necesario: los transportistas no tienen la culpa.


Estudio de Sorolla, en su Casa-Museo (Imagen: Wikipedia)

En cuanto a los niños: yo me especializo en la enseñanza para jóvenes y adultos, no tengo mucha experiencia pedagógica con los pequeños, salvo con los que crié. Como madre en reposo por esto o por lo otro, tuve que ser muy creativa, te lo aseguro. Hemos hecho esculturas con jabón (así se hace más divertido bañarse o lavarse las manos); hemos hecho origami, títeres con los tubos del papel higiénico, collages con fideos, móviles con el plástico de los envases de yogur, barquitos con corchos, flores con bolsas de plástico, ciudades con casitas de cajas de remedios… (y de paso, aprenden a reciclar). Un mata-aburrimiento-infantil infalible es armar tiendas de campaña con sábanas, manteles y sillas. O los disfraces. Y si necesitan moverse: fútbol virtual dibujado con equipos, con nombres de futbolistas y camisetas imaginarias o jugar al fútbol con un globo (para que no rompan nada) en el salón. O hacer collares con botones, muñequitos de plastilina; aprender a coser, a tejer, a hacer galletas… (¡La cantidad de ñoquis que habremos hecho juntos!) (Si necesitas más ideas, escríbeme.)

Lápices de colores (Imagen: C.del Rosso)
En fin, lo mío es la pintura y con este artículo pretendo contestar tus dudas de cómo encarar la pintura en confinamiento, sin poder ir a clases y sin materiales. En primer lugar, mira lo que tienes en tu casa: todo sirve. Si tienes niños en edad escolar, seguro que hay lápices, témperas, acuarelas. Lo ideal es que los incorpores a ellos a tu actividad: intentar concentrarse con ellos dentro de la casa es casi una quimera; si no, lo mejor es aprovechar sus horas de sueño (si es que no te derrumbas tú también del cansancio).


Lo más práctico, sin duda, es papel, lápiz, bolígrafo, rotulador, crayones, lo que tengas. No creo que te falte papel. “Es que no sé dibujar”: no importa, inténtalo. Nadie pretende que dibujes como Leonardo a la primera. Hay miles de tutoriales por ahí. (Si necesitas ayuda personalizada, escríbeme y te voy guiando.) Al principio quizás te venga bien copiar algún otro dibujo o calcarlo. Tu mano tiene que ir aprendiendo a obedecer a tus ojos y cerebro.




Si tienes acuarelas, ponte a pintar manchas, lo que se te ocurra. Busca mezclas de colores, experimenta. Lo ideal es tener un papel absorbente, pero en estas circunstancias, da igual, prueba con lo que tengas a mano. No hacen falta mayores instalaciones: una mesa, vaso con agua, pinceles… y hasta con los dedos. (Si necesitas que te dé una mano con esto, escríbeme.)


Acuarelas (Imagen: C. del Rosso)
Si tienes acrílicos u óleos, vaya, es que ya te había picado el bichito de la pintura. Dependiendo de tu nivel, prueba con distintas técnicas (si necesitas consejos en esto, dime). El acrílico se diluye con agua, no hay problema que lo uses con niños. El óleo ya son palabras mayores: los diluyentes son tóxicos y no conviene que anden ellos por ahí.


¡Colores! (Imagen: C. del Rosso)

Con óleo puedes pintar sobre cualquier superficie, pero, ojo, siempre conviene darle una base de imprimante, pintura o látex. Una vez tuve que entregar un cuadro rapidísimo y con la prisa me olvidé de imprimar la tabla. ¡No te imaginas la cantidad de pintura que gasté! Pero al final el resultado fue espectacular: quedó como si la superficie fuese de porcelana (Lástima que no tengo fotos… ). Una buena opción, también, es pintar sobre telas viejas o el cartón de cajas.


Matisse, El estudio en rojo, 1911


Seguro que tienes pinceles: si no están en buen estado, no importa. Úsalos igual, cambia el modelo o la técnica. Se puede pintar con los dedos, con ramitas, con cepillos, esponjas, con espátula, (cualquier cuchillo sin punta sirve…), ¡hasta con la parte de arriba de los bolígrafos!
Pinceles (Imagen: C.del Rosso)

Claro, el problema está en si no tienes colores. Usa los que tengas, busca nuevas armonías y mezclas. Con 2 ó 3 colores puedes hacer maravillas. Si están duros, puedes cortar el tubo, meter la pintura en un recipiente e ir ablandándola con trementina. No dejes de pintar por este inconveniente. ¿Cómo hacían los pintores en tiempos de guerra?  Imagínate, las fábricas de pinturas adaptaron sus máquinas para la producción de explosivos: simplemente, no había colores, pero los artistas siguieron pintando. Pero ¡si hasta se puede pintar con té, con vino, con zumos de frutas o de verduras! O si tienes pintura de pared: si es a base de agua podrás mezclarle acrílicos o témperas; si es al aceite, con óleos.


Bazille, Estudio de la 9 Rue Condamine, 1870


Pocillos para los líquidos: cualquier lata de conserva viene bien. Necesitarás trapos, ah, y la paleta: lo que tengas, un plato, una madera, un trozo de plástico, un cartón… El problema son los diluyentes para el óleo: trementina (aguarrás sólo para limpiar pinceles, pero en tiempos de escasez vale también), aceite, medium. No se te ocurra usar para pintar aceite de girasol o de oliva: mejor en la ensalada, pero en caso de necesidad, qué te puedo decir. Para limpiar los pinceles, claro: aguarrás. Pero también puede servir acetona, alcohol… (Oh, nunca probé con el vinagre, supongo que servirá.) También para limpiar los pinceles puede servir retirar el color lo que más puedas con aceite de cocina, y luego, como siempre, agua y algún jabón líquido.


(Imagen: C. del Rosso)


Picasso, El estudio del artista, 1943
Si quieres armarte un taller improvisado, sigue estos consejos. Busca un lugar en tu casa en el que tengas buena luz natural, que te venga del lado izquierdo (si eres diestro; si no, al revés). Si vas a pintar con luz artificial, que sea luz blanca, de día, fría (daylight, le dicen). Tiene que ser un lugar donde puedas ventilar: si no tienes esa posibilidad, usa sólo aceite o directamente, sin diluyentes. ¿Caballete o no? Si lo tienes, genial; pero si no, depende del tamaño de lo que vayas a pintar. Si tu soporte es pequeño, alcanza con una mesa; si quieres tener tu soporte de forma vertical, basta con amontonar libros, cacerolas, etc. Si es de mayores dimensiones, prueba sobre un aparador (cúbrelo con un plástico), alféizar de ventana, o simplemente, cuélgalo en la pared (si es liviano, se puede pegar con cinta carrocera sobre azulejos: si se manchan son fáciles de limpiar.) La silla que uses debe ser cómoda: no sea cosa que después de pintar con mucho entusiasmo termines con dolor de espalda (¡y no están los hospitales como para ir al médico por eso!).

Y pinta lo que te salga del alma. Ármate un modelo con objetos de tu casa, pinta lo que ves desde tu ventana, tu habitación o simplemente haz manchas de colores. 


Gijsbrechts, Trampantojo, Taller del artista, 1670


Que la pintura sirva para alimentar a tu espíritu en estos duros tiempos.

Si necesitas ayuda, escríbeme. Si necesitas clases online, aquí me tienes.

(Imagen: C. del Rosso)


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