Pintar en tiempos de encierro
No hay duda de que esta crisis global está
promoviendo nuestra creatividad en todos los ámbitos de nuestra vida y poniendo
a prueba nuestra entereza.
Algunos de los amigos lectores me lanzaron una
bengala de S.O.S.: ¿qué hago tanto tiempo encerrado? ¿Cómo hago con los
niños???
Así que dejé para más adelante el artículo que
estaba destinado para hoy para poder darte un par de consejos.
Pasteles-tiza (Imagen: C. del Rosso) |
Tengo cierta experiencia en confinamientos: embarazo
en reposo, operaciones con rehabilitaciones largas, lesiones y muletas (una por
año…) No es que me quiera hacer la víctima: ¡es que esto ya lo he pasado!
Es un buen momento para aprender cosas nuevas o
retomar viejos pasatiempos: leer, coser, bordar, tejer, escribir, hacer o
escuchar música, cocinar o hacer pasteles, reparar cosas en la casa, decorarla;
plantar semillas, arreglar el jardín o el balcón… ¡Hay tantas cosas entretenidas para hacer
en casa!
Y pintar, naturalmente. Si no te sientes capaz, no
importa, inténtalo. Si no te gratifica, bueno, busca otras alternativas: todo
sirve para mantener la cordura. Son momentos en que no sólo hay que cuidar la
salud física, sino también la mente y el espíritu.
Claro, el problema es conseguir
los materiales. Eso depende de las restricciones que haya en tu zona. P.ej.,
aquí, en España, sólo están abiertos los comercios de primera necesidad, pero se
pueden comprar online. Pero yo estoy segura de que en tu casa tendrás algo.
QUÉDATE EN CASA. Y no satures los comercios online más de lo necesario: los
transportistas no tienen la culpa.
En cuanto a los niños: yo me
especializo en la enseñanza para jóvenes y adultos, no tengo mucha experiencia
pedagógica con los pequeños, salvo con los que crié. Como madre en reposo por
esto o por lo otro, tuve que ser muy creativa, te lo aseguro. Hemos hecho
esculturas con jabón (así se hace más divertido bañarse o lavarse las manos);
hemos hecho origami, títeres con los tubos del papel higiénico, collages con
fideos, móviles con el plástico de los envases de yogur, barquitos con corchos,
flores con bolsas de plástico, ciudades con casitas de cajas de remedios… (y de
paso, aprenden a reciclar). Un mata-aburrimiento-infantil infalible es armar
tiendas de campaña con sábanas, manteles y sillas. O los disfraces. Y si
necesitan moverse: fútbol virtual dibujado con equipos, con nombres de
futbolistas y camisetas imaginarias o jugar al fútbol con un globo (para que no
rompan nada) en el salón. O hacer collares con botones, muñequitos de
plastilina; aprender a coser, a tejer, a hacer galletas… (¡La cantidad de
ñoquis que habremos hecho juntos!) (Si necesitas más ideas, escríbeme.)
Lápices de colores (Imagen: C.del Rosso) |
Lo más práctico, sin duda, es
papel, lápiz, bolígrafo, rotulador, crayones, lo que tengas. No creo que te falte papel.
“Es que no sé dibujar”: no importa, inténtalo. Nadie pretende que dibujes como
Leonardo a la primera. Hay miles de tutoriales por ahí. (Si necesitas ayuda personalizada,
escríbeme y te voy guiando.) Al principio quizás te venga bien copiar algún
otro dibujo o calcarlo. Tu mano tiene que ir aprendiendo a obedecer a tus ojos
y cerebro.
Si tienes acuarelas, ponte a pintar manchas, lo que se te ocurra. Busca mezclas de colores, experimenta. Lo ideal es tener un papel absorbente, pero en estas circunstancias, da igual, prueba con lo que tengas a mano. No hacen falta mayores instalaciones: una mesa, vaso con agua, pinceles… y hasta con los dedos. (Si necesitas que te dé una mano con esto, escríbeme.)
Si tienes acrílicos u óleos,
vaya, es que ya te había picado el bichito de la pintura. Dependiendo de tu
nivel, prueba con distintas técnicas (si necesitas consejos en esto, dime). El acrílico se
diluye con agua, no hay problema que lo uses con niños. El óleo ya son palabras
mayores: los diluyentes son tóxicos y no conviene que anden ellos por ahí.
Con óleo puedes pintar sobre cualquier
superficie, pero, ojo, siempre conviene darle una base de imprimante, pintura o
látex. Una vez tuve que entregar un cuadro rapidísimo y con la prisa me olvidé
de imprimar la tabla. ¡No te imaginas la cantidad de pintura que gasté! Pero al
final el resultado fue espectacular: quedó como si la superficie fuese de
porcelana (Lástima que no tengo fotos… ). Una buena opción, también, es pintar
sobre telas viejas o el cartón de cajas.
Matisse, El estudio en rojo, 1911 |
Seguro que tienes pinceles: si no
están en buen estado, no importa. Úsalos igual, cambia el modelo o la técnica.
Se puede pintar con los dedos, con ramitas, con cepillos, esponjas, con espátula, (cualquier cuchillo
sin punta sirve…), ¡hasta con la parte de arriba de los bolígrafos!
Claro, el problema está en si no
tienes colores. Usa los que tengas, busca nuevas armonías y mezclas. Con 2 ó 3 colores puedes hacer maravillas. Si están
duros, puedes cortar el tubo, meter la pintura en un recipiente e ir
ablandándola con trementina. No dejes de pintar por este inconveniente. ¿Cómo
hacían los pintores en tiempos de guerra? Imagínate, las fábricas de pinturas adaptaron
sus máquinas para la producción de explosivos: simplemente, no había colores,
pero los artistas siguieron pintando. Pero ¡si hasta se puede pintar con té,
con vino, con zumos de frutas o de verduras! O si tienes pintura de pared: si es a base de agua podrás mezclarle acrílicos o témperas; si es al aceite, con óleos.
Bazille, Estudio de la 9 Rue Condamine, 1870 |
Pocillos para los líquidos:
cualquier lata de conserva viene bien. Necesitarás trapos, ah, y la paleta: lo
que tengas, un plato, una madera, un trozo de plástico, un cartón… El problema
son los diluyentes para el óleo: trementina (aguarrás sólo para limpiar pinceles, pero en
tiempos de escasez vale también), aceite, medium. No se te ocurra usar para pintar aceite
de girasol o de oliva: mejor en la ensalada, pero en caso de necesidad, qué te
puedo decir. Para limpiar los pinceles, claro: aguarrás. Pero también puede servir
acetona, alcohol… (Oh, nunca probé con el vinagre, supongo que servirá.) También para limpiar los pinceles puede servir retirar el color lo que más puedas con aceite de cocina, y luego, como siempre, agua y algún jabón líquido.
(Imagen: C. del Rosso) |
Picasso, El estudio del artista, 1943 |
Gijsbrechts, Trampantojo, Taller del artista, 1670 |
Que la pintura sirva para
alimentar a tu espíritu en estos duros tiempos.
Si necesitas ayuda, escríbeme. Si
necesitas clases online, aquí me tienes.
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