Uccello, Cacería en el bosque, 1460 |
¿Conoces a Paolo Uccello? Fue un pintor florentino
del primer Renacimiento. En realidad, se llamaba Paolo di Dono, pero lo
llamaban así (“pájaro”, en italiano) por su maestría en pintar animales. No nos
quedan muchas obras: de algunas se duda de que sean suyas y otras se han
perdido.
Anónimo, Retrato de Uccello, fragmento de la tabla "5 hombres famosos" |
Antiguo no era: estaba desfasado con respecto a sus
colegas. Mientras él pintaba a la manera del gótico tardío, ya Piero della
Francesca, Andrea Mantegna, Masaccio o Bellini habían dado un salto cualitativo
en sus obras. Pero tampoco era que se aferraba a una época pasada o que no
quería innovar: le apasionaba la perspectiva, el nuevo invento, y se lo pasaba
hasta altas horas de la noche dibujando y experimentando. Hasta tal punto (lo
cuenta Vasari) que su esposa le decía que se fuera a acostar y él respondía:
“¡Oh, qué asunto tan dulce la perspectiva!”.
Uccello, Retrato ecuestre de Giovanni Acuto, 1436 (fresco) |
En sus obras se ven esos esfuerzos por entender el fenómeno de la perspectiva. Fijate en el Retrato ecuestre de Giovanni Acuto: (era un delegado inglés, John Hackwood) el pedestal sigue las leyes de la perspectiva según el espectador, pero el jinete y el caballo se ven de manera frontal.
Vasari le criticaba que las casitas las pintaba de
los colores que a él se le antojaba y que no seguía a la realidad. ¿Y Giotto no
había hecho lo mismo?
Para mí, su mejor obra es el tríptico de la Batalla de San Romano: imponente. El caballo en escorzo es de lo
mejor, un avance tremendo en la Historia de la Pintura.
Uccello, La Batalla de San Romano. Niccolò da Tolentino desmonta a Bernardino della Ciarda, 1456 (temple sobre tabla) |
¿Y el queso? Vasari nos trae esta anécdota: le
habían encomendado unos frescos en el convento de San Miniato in Monte, cerca
de Florencia. Y sólo había queso para comer.
Uccello, Frescos de San Miniato in Monte, La vida de los Stos. Padres, 1447 |
“Harto, Paulo, que era muy tímido, decidió no
volver a ir a trabajar. El abad ordenó que se le fuera a buscar, así que cuando
Paulo oía que algún hermano llamaba a su puerta, respondía que no estaba en
casa; y, si casualmente encontraba a alguna pareja de la orden por Florencia,
echaba a correr cuanto podía, huyendo de ellos. Dos de estos hermanos, más
curiosos y jóvenes que él, se lo encontraron un día y le preguntaron la razón
por la que no volvía a acabar la obra que había empezado en el monasterio, y
por qué huía cuando veía a algún hermano. Paulo respondió: ‘Me habéis conducido
a un estado tan lamentable, que no sólo huyo de vosotros, sino que ni siquiera
puedo pasar junto a un carpintero; y toda la culpa la tiene vuestro abad, que,
entre sopa y postre, me ha metido tanto queso en el cuerpo que me da miedo que
me usen para hacer cola; si la cosa siguiera, ya no sería Paulo, sino Queso.’”(1)
Uccello, Frescos de San Miniato in Monte, 1447 |
Uccello, Frescos de San Miniato in Monte, 1447 |
Uccello sólo volvió a terminar la obra bajo la promesa de un menú mejor (y sin queso).
(1) En esa época se usaba la leche y sus derivados
como pegamento.
Fuente: Vasari,
G., Las vidas, Madrid, Tecnos, 2006,
págs. 181-186
págs. 181-186
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