Hassam, Parte sur, Appledore, sg. XIX |
Estados Unidos y Canadá
Después de haber recorrido
Holanda, Bélgica, Alemania, Escandinavia y Rusia de la mano de los “otros
impresionistas” saltamos el charco y nos vamos a Estados Unidos y Canadá. Vaya
viajecito.
¿Cómo empezó todo?
Twachtmann, Niágara, sg. XIX |
Pues igual que con aquellos artistas que vimos en los otros artículos. Miraban con curiosidad y pasión al Viejo Continente y viajaban con muchas ganas de aprender. París era el centro cultural por excelencia. Algunos recorrían toda Europa en una especie de moderno “Grand Tour”, parte esencial de la formación de una persona culta (lo vimos aquí). Otros se matriculaban directamente en la Escuela de Bellas Artes francesa o bien, en academias privadas.
Un ejemplo patente es Mary Cassatt. De familia pudiente y, pese a la oposición paterna, llegó a París y se hizo un hueco en el ambiente artístico de la ciudad. De hecho, fue parte fundamental del movimiento impresionista. Ella contribuyó a que sus amigos americanos decoraran sus casas con obras de sus colegas franceses.
Cassatt, Mujer y niña conduciendo, 1879 |
Otro es John Singer Sargent, que vivió poco tiempo en su país, pero
que fue de gran importancia en el desarrollo del arte de Estados Unidos (lo vimos aquí). Mientras Cassatt hacía migas con Degas, Sargent visitaba en
Giverny a su amigo Monet.
Sargent, Monet pintando en el bosque, 1889 |
Durand-Ruel se ocupó de la difusión
de los artistas que patrocinaba en el continente americano. En 1887, después de
la última exposición de los impresionistas, el marchante mostró casi 300
cuadros de Monet, Pissarro, Morisot, Sisley… La exposición fue un gran éxito
(ganó unos 40000 dólares) y hasta tal punto que abrió una galería permanente en
la 5th Avenue de Nueva York.
Metcalf, Puerto de Gloucester, 1895 |
Esto hizo que los artistas
americanos sintieran el impulso de conocer de primera mano lo que se estaba
haciendo en París. En Estados Unidos
había una tradición paisajística importante, que buscaba la autoafirmación como
nación o la búsqueda de una identidad. El impresionismo les dio una nueva
manera de expresión, más libertad en la ejecución y en la elección de los
temas, aunque en el retrato muchos prefirieron la técnica realista, la que
aprendían en la Academia. La pintura del natural, al aire libre, impulsó
tremendamente el uso de la acuarela y el pastel, técnicas que se siguen
practicando allí aún hoy con mucha fuerza.
Chase, Fin de la temporada, 1884 |
Todos iban a visitar a Monet a Giverny y él los recibía con todo gusto. Al tiempo se formó una colonia de pintores americanos en el pueblo, los llamados “givernistas”. (De hecho, Theodore Earl Butler se casó con Suzanne Hoschédé, la hijastra de Monet.)
Tarbell, Tres hermanas, 1890 |
Muchos
cruzaron el océano varias veces para poder trabajar durante el verano en ese
jardín. Otros, como Theodore Robinson, directamente establecieron su taller
allí, cerca del maestro. Robinson se quedó 4 años: ¡tanto como una carrera
universitaria!
Robinson, La boda, 1892 (Es el casamiento de Butler con Suzanne) |
Esta primera generación de
givernistas aprendió a aclarar la paleta, a plasmar la luz y a captar el
instante fugaz. Los temas: el paisaje y la vida moderna de la ciudad. Admiran y
coleccionan las estampas japonesas: John Henry Twachtmann, Robinson, Julian
Alden Weir y Cassatt las intercambiaban y compartían. Como grandes e
importantes representantes de este grupo: Frederick Childe Hassam y William
Merrit Chase.
Weir, Siesta en New England, sg. XIX |
Y todos, al volver, aplican esta
técnica al paisaje americano. Muchos de ellos, como Robinson o Chase, se
dedicaron a dar clase en importantes escuelas y animaron a sus alumnos a tomar
el vapor con la maleta y sus colores y caballetes, para ir a pintar a Europa y
a Giverny. Así es como se sucedieron varias generaciones de impresionistas
americanos que se reunían alrededor del gran maestro Monet (que vivió 86 años,
tiempo suficiente como para contemplar todo el proceso…). Willard Leroy Metcalf
y Edmund Tarbell fueron los que capitanearon la llamada Escuela de Boston.
Tarbell, el de las señoras con vestidos vaporosos al aire libre. Y no hay que
olvidarse de la señora Lilla Cabot Perry, muy cercana a Monet en Giverny, y que
vivió en Japón, acompañando a su marido: allí se impregnó totalmente de la
cultura oriental que luego volcó en sus obras (lo vimos aquí).
Cabot Perry, El jardín de Monet en Giverny, 1897 |
Frieseke, Mujer en jardín, 1912 |
Más tarde llegó a Giverny la siguiente camada de impresionistas americanos. El más importante: Frederick Carl Frieseke. Otros, como Ernest Lawson o Maurice Prendergast toman como modelo a Twachtmann o a Weir. Prendergast ya es más moderno, más cerca del expresionismo o fauvismo, con una clara influencia de Cézanne.
Lawson, Noche de primavera en el río Harlem, 1913 |
En Canadá la cosa empieza un poco más tarde, cuando ya el impresionismo ha tomado vuelo propio en Estados Unidos. Recién en 1892 se ofrece una exposición impresionista en Montreal con cuadros de Monet, Sisley, Renoir, Pissarro… En general, la evolución es más o menos la misma: artistas que aprovechan los veranos para hacer cursos en París, fervor por la pintura al aire libre, sacarse de encima las reglas de la Academia… Como sus colegas estadounidenses, iban en peregrinación hasta Giverny, para conocer a Monet y participar de la colonia de artistas que allí se había formado.
Cullen, Invierno en Moret, 1895 |
Los primeros, Maurice Cullen (el padre del impresionismo canadiense) y William Blair Bruce, quien no sólo interactuaba con los americanos sino también con la colonia de impresionistas suecos (los vimos aquí).
Bruce, Paisaje con amapolas, 1887 |
Luego se fueron animando
otros: Helen McNicoll, Marc-Aurèle de Foy Suzor-Coté, James Wilson Morrice,
Clarence Gagnon…
Gagnon, Brisa de verano en Dinard, 1907 |
Hacia 1916 el impresionismo en
América ya es historia antigua: 1913 es el año del Armory Show de Nueva York,
donde se dan a conocer las vanguardias europeas, fauvismo, cubismo,
expresionismo, y donde el Desnudo bajando una escalera de Marcel Duchamp
provocó un escándalo bestial. De aquí al expresionismo abstracto (lo vimos aquí) hay sólo un paso. Y sólo hubiese sido posible a partir de lo que estas
generaciones de artistas aprendieron de Monet y Giverny.
McNicoll, Bajo la sombra del toldo, 1914 |
Si te
perdiste las otras secciones de “los otros impresionistas”, aquí los tienes de
nuevo:
Fuentes: Argan, G.C. Die Kunst des 20. Jahrhunderts 1880-1940.
Berlin, Propyläen V., 1990
Honour, H.-Fleming, J. Weltgeschichte der Kunst, Munich, 1983
Walther,
I.F. Malerei des Impressionismus, 1860-1920. Köln, Benedikt Taschen V.,
1996;
tomo
II
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