Alvazovsky, Amanecer en Feodosia, 1855 |
Estaba dando clase. No recuerdo exactamente ahora sobre qué estaba hablando
en ese momento: supongo que estaría comentando algo sobre el Romanticismo o el
Realismo del sg. XIX. De repente, una alumna, desde el fondo de la sala, que
estaba muy pensativa desde hacía rato, me lanza esta pregunta:
“¿Por qué pintaban cuadros tan oscuros?”
Constable, El valle de Dedham, 1802 |
Pregunta interesante, aunque me descolocó, porque eso significaba ponerme a hablar sobre Teoría del Color y no era precisamente el tema de la clase. Si su intención era evitar que siguiera hablando de cosas aburridas, lo hizo muy bien. Pero no hay que pensar mal: su duda era genuina.
Y sí, es una pregunta válida. ¿Por qué los artistas habrían de pintar así,
con colores tan oscuros, si la realidad es otra cosa? La naturaleza fue desde
siempre como la vemos hoy: otoños dorados, mar azul, flores de colores
brillantes, pájaros con plumas de todos los colores… Y así la veían: tenemos
testimonios de poetas, ilustraciones de botánica, etc.
No es fácil contestar esto, porque se debe a muchos factores. En primer lugar, en la Historia de la Pintura no siempre se pintó así. Puedes recorrer las obras del Gótico, de Bizancio, del Renacimiento, y verás que las atmósferas son luminosas y los colores, vibrantes. ¿Qué pasó después? ¿Por qué el Barroco es tan oscuro?
La adoración de los Magos, Libros de Horas de Engelbert de Nassau, 1475 |
Caravaggio, La conversión de San Pablo, 1600 |
Fue una época de guerras (imagínate: ¡la Guerra de los 80 años entre España
y Holanda!), de pestes, de calamidades de todo tipo. Pero lo más decisivo fue
la Reforma de Lutero. Quebró toda una manera de ver las cosas, de cambiar para
siempre la cosmovisión establecida. La reacción fue la Contrarreforma, en la
cual el arte jugó un papel decisivo. Los cuadros se volvieron oscuros: es la
luz que se abre entre las tinieblas. Los cuadros se vuelven sombríos y las
figuras emergen luminosas de esas atmósferas oscuras. Bien. Pero quizás haya
otra razón, y te digo quizás, porque son sólo conjeturas.
El que empezó con el tenebrismo (y dio pie al Barroco) fue Caravaggio (te
conté sobre él por aquí). ¿Cómo se le ocurrió pintar así? Cuando se revisan sus
cuadros no hay dibujo debajo. O sea, pintaba directamente sobre la tela.
Tampoco hay pentimenti, es decir, correcciones, equivocaciones que el
artista soluciona sobre la marcha. ¿Tan seguro estaba de lo que pintaba? La
hipótesis es que pintaba a partir de una proyección. ¿Cómo? Sí, con la camera
obscura.
Caravaggio, Cena de Emaús, 1606
Alguna vez te comenté qué es esto por aquí. En la época de Caravaggio la
cámara oscura (camera en italiano= habitación) se trataba de una habitación sin
ventanas, pero con un pequeño agujero en una de las paredes. La luz entra por
allí y proyecta la imagen del exterior a la pared opuesta. Esto era muy común;
de hecho, Leonardo comenta su uso. ¿Será por eso que Caravaggio pinta tan
rápido, sin dibujo y sin equivocarse? ¿Será que pinta tan oscuro porque está copiando
lo que ve en la realidad, la habitación a oscuras y la proyección sobre la
pared? (O quizás tenía una de las portátiles, que ya existían: hay algunos
cuadros suyos con deformaciones propias del uso de lentes.)
Caravaggio, Descanso en la huída a Egipto, 1596
Boucher, El triunfo de Venus, 1740 |
En el siglo XIX la pintura fue oscura. No tenía por qué ser así: fue sólo
el espíritu de la época. El artista romántico piensa en amores trágicos, en
penumbras, en la intimidad y en las fuerzas amenazantes de la Naturaleza; el
pintor realista busca lo humilde de la tierra y la grandeza del campesino.
Hasta que llegaron los impresionistas, claro, y se preguntaron lo mismo que mi
alumna: ¿por qué pintar cuadros tan oscuros si la naturaleza no es así?
Constable, Apertura del puente de Waterloo, 1817
En segundo lugar, este tipo de pintura habría que contemplarla con la luz
con la cual fue pintada, o sea, luz de velas, luz cálida, amarilla, o la
penumbra de los interiores, pues hasta 1840, que fue cuando se inventaron los
tubos de aluminio, no se salía a pintar al aire libre con óleos (salvo honrosas
excepciones, como Velázquez: lo vimos por aquí; sobre la pintura al óleo puedes consultar aquí). Siempre se dice que los museos deberían replicar esta luz en
las salas para que tengamos una percepción similar a la que tuvieron los
espectadores del sg. XIX. Por el momento, es un deseo que no es fácil de
cumplir: la luz cálida, en muchos casos, daña a las pinturas.
Para que veas la diferencia en mi cuadro "Margaritas".
óleo sobre papel, 2022
Normalmente hablamos de luces frías, luces cálidas o neutras. No es más que
adjudicarle aquello de la temperatura del color a la luz. La luz también tiene colores,
si no, ¿qué es el arco iris? (lo vimos por aquí).
¿Cambia realmente tanto la contemplación de una pintura como éstas,
modificándole la iluminación? Claro que sí. No sé si te habrá pasado: compras
un pantalón (o lo que sea) en la tienda y, cuando sales, resulta ser que el
color no es el mismo a la luz del día. O cuando lo compras por internet, lo
mismo: el producto ha sido fotografiado con una determinada luz, tu pantalla lo
recibe con otro tipo de luz y, cuando abres el envío, no era lo que te
esperabas. Me ha pasado ir a comprar lana para tejer y presenciar a una
clienta preguntando: “¿Me deja sacar la madeja a la calle?”, sólo para
corroborar que el color es el que nos imaginamos.
Otro ejemplo más, con mi cuadro "Visitas", óleo sobre tela, 2004
El profesor Albers (te conté quién era aquí) llamó a este fenómeno
“color laminar”, es decir, una lámina fina de luz que cubre el objeto y lo tiñe
de otro color. Un ejemplo que él menciona: el sol del atardecer que cubre de
rojo las montañas. Las montañas no son rojas de por sí.
Lo mismo pasa con esas pinturas. Han sido pintadas a la luz de las velas.
Los colores que puso el pintor en la paleta fueron influidos por ese tipo de
iluminación. Por más que fuesen colores fríos, por el efecto de esa luz, el
artista los percibió con matices cálidos. Si colgamos esos cuadros en nuestros
espacios, con luz fría led, fluorescente o neutra, nos llevaremos la impresión
incorrecta del cuadro en cuestión. ¿Cuántas veces habremos entrado a la sala de
un museo, damos una recorrida general con la mirada y seguimos de largo, porque
todo nos parece igual de oscuro y sin interés?
Al revés, los cuadros pintados al aire libre deberíamos verlos con luz
natural o lo más semejante a la luz del sol, aunque, en estos casos, para los
museos es más fácil encontrarles la iluminación correcta.
Monet, Atardecer en el Sena, en Lavacourt, efecto de
invierno, 1880
Este efecto, si se sabe usar, puede tener muchas ventajas. P.ej.: un
restaurante especializado en carnes nunca debe poner iluminación que tienda al
azul, pues verías en tu plato una chuleta a punto de putrefacción, aunque esté
en perfecto estado y sea una exquisitez; en este tipo de ambientes lo mejor es
colocar luz roja o luz cálida. En cambio, la luz amarilla no favorece a los
degustadores de vino, pues nos haría pensar que se han echado a perder. Y así
podríamos seguir con unos cuantos ejemplos más.
Mira adónde llegamos con la pregunta de mi alumna: pasamos de la luz del
Barroco a las lámparas de la carnicería… Cosas que pasan con los colores.
Fuentes: Albers, J. La interacción del color.
Madrid, Alianza, 1979
Hockney,
D. Secret Knowledge. London, Thames
& Hudson, 2009
Muy interesante!
ResponderEliminarGracias!
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