Barbie y Mme. Pompadour
Una influencer de carne y hueso: Mme. Pompadour. Otra, de plástico, y tan
influyente como la otra. Las separan 2 siglos; sin embargo, tienen mucho en
común: el color rosa.
El rosa es un color ambivalente en su significación. Se lo asocia con la
femineidad, con las niñas y provoca sensación de ternura,
ingenuidad, delicadeza… No hay agresividad de ningún tipo y, según algunos,
aplaca a los más violentos, a los estresados y ansiosos. Sin embargo, si lo
combinas mal o exageras en su intensidad, termina cansando o pareciendo vulgar.
Técnicamente hablando, es un rojo con valor alto y baja saturación, como todos
los colores pasteles (lo vimos por aquí). Dentro de la gama existen rosas
fríos, con una ínfima parte de azul, que, según cómo les dé la luz, te
recuerdan al violeta; otros, cálidos, que, con un toque de amarillo se acercan
al color salmón. Bueno, ya sabes, los nombres de los colores dan para todo.
Rosa Pompadour (color-register.org)
Existen 2 rosas muy particulares, que son totalmente opuestos, aun siendo
de la misma gama: el rosa Pompadour y el rosa Barbie. Uno, elegante y sutil; el
otro, potente y frívolo (¿o cursi?).
Barbie Pink (color-register.org)
¿Te parece que empecemos con Madame Pompadour?
Boucher, Mme. Pompadour en
su toilette, 1758
Esta señora fue amante de Luis XV durante 6 años, los que aprovechó muy
bien, manejando los hilos de la política de Francia en las sombras, y lo siguió
haciendo hasta su muerte. Fue mecenas de Diderot, Montesquieu y Voltaire,
supervisaba las construcciones y los jardines de Versailles, protegió a
pintores como Boucher, Van Loo y Watteau. Tocaba el laúd, componía canciones y
también pintaba. Impuso el té, el champán, la pastelería… Todo lo que ella
hacía marcaba tendencia y era copiado inmediatamente. Además, era de una
belleza sin igual. Una influencer del siglo XVIII, sin duda.
Entre todas las cosas que hizo, fue poner de moda un tono de rosa especial,
que lleva un poco de azul, amarillo y negro. Como te decía cuando hablamos
sobre el Rococó (lo puedes ver por aquí), fue una época de colores suaves,
luminosos y nada estridentes. Los colores en la ropa marcaron durante mucho
tiempo la diferencia de clases y estos tonos pasteles lo
llevaban tanto hombres como mujeres (si quieres saber sobre la diferenciación
de rosa y celeste para los niños, lo tienes aquí), y, por supuesto, de clase
alta, pues muy pocos podían costear telas tan delicadas (y poco prácticas para
el trabajo duro).
Porcelana de Sèvres
Una manera de imponerlo fue a través de la vajilla. Los alemanes en Meissen
habían logrado descubrir la fórmula que usaban los chinos para la porcelana.
Los franceses no querían quedarse atrás y lo intentaron hasta que lo
consiguieron con mucho ensayo-error, aunque también hubo por allí unos cuantos
espías tratando de descubrir la fórmula secreta de los alemanes. La porcelana:
un material delicado, elegante, sutil, casi etéreo… Es el objeto que mejor
representa el espíritu del Rococó. Detrás de esto, cómo no, estaba Mme.
Pompadour.
La fábrica se estableció en 1740 en Vincennes. Más tarde, la Manufactura se trasladó a
Sèvres, muy cerca de la residencia de la marquesa. En 1757 Mme. Pompadour pidió
una vajilla con un tono de rosa especial. El tono lo preparó el químico Hellot.
Combinaba perfectamente con los azules, celestes y verdes que ya se utilizaban
y causaban furor.
El resultado fue éste y la corte de Luis XV se volvió rosa.
Porcelana de Sèvres, Villa Ephrussi |
Pero, como te decía antes, en cuestión de colores un cambio de variables implica un cambio de significación y de uso.
Si dejamos a la favorita de Luis XV y viajamos al siglo XX, nos
encontraremos con una muñeca famosísima, la Barbie, que, siendo de plástico, se
convirtió en otra promotora del color rosa. Es el sueño de muchas niñas: tener
una Barbie es algo especial. ¿Y cuál? Porque no hay una sola Barbie. “Barbie”
es un universo imaginario por sí mismo:
conocemos cómo es su casa, su ropa, su profesión, sus aficiones, etc.
etc.
Barbie, 1959
Barbie no fue siempre rosa. Cuando apareció en 1959 era como ésta que te muestro aquí.
¿De dónde viene el “Barbie Pink”? A principios de los 70, tomaron ese color
para la caja de la muñeca como estrategia de marketing, para que se destacara
en la estantería de la juguetería. Desde hacía tiempo los juguetes se
comercializaban por azul-niño vs. rosa-niña, salvo para los bebés (con colores
primarios puros). Podías
ver pasillos enteros en azul o en rosa, según el caso… y ya sabías de antemano
hacia adónde ir (especialmente, cuando ibas con los pequeñitos de tu
familia…ellos lo sabían perfectamente). Las cosas han cambiado un poco en este
sentido: el rosa se considera discriminatorio para las niñas, no así el celeste
para los niños, y puedes ver más variedad de colores. Quizás sea más confuso en
cuanto a mensaje publicitario o estrategia de venta, no lo sé.
La cosa es que los fabricantes de Barbie optaron por un rosa intenso (¿fucsia?) con toda la intención de llamar la atención. Barbie era una “muñeca señorita”, no le iba el rosa pálido de bebé. Ya era una adulta y había que hacer adulto también al color. ¿Qué se perdió entretanto? El objetivo de venta se cumplió, sin duda. Es la muñeca más vendida del mundo. ¿Qué pasó con la significación del color?
Barbie Dream House (Imagen: Airbnb) |
En fin, el Barbie Pink cansa, agobia con tanta intensidad de color y
finalmente, por la repetición se convierte en algo vulgar, de mal gusto, kitsch.
Ya no hay rasgos de la ternura, femineidad, delicadeza… Imagínate vivir en la “Barbie Dream House”:
¿aguantarías más de un día ahí adentro? ¿Podrías dormir en una habitación con
absolutamente todo, todo, en este rosa? (Y no hablemos ya de las proporciones
irreales de la muñeca y la falta de relación con el tamaño de su casa.) Pero es
que no se trata de realidad, sino de un mundo de sueños, de evasión, de
esperanzas en un mundo mejor…
¿Qué te parece? Dos influencers, separadas por 2 siglos y unidas por
el rosa.
Fuentes: Causse, J.-G., L’etonnant pouvoir des couleurs. Paris,, Éd. du
Palio, 2014
Finlay, V. The brilliant history of Color in Art.
Los Ángeles, Paul Getty Museum, 2014
Heller, E. Wie Farben auf Gefühl und Verstand wirken. München, Droemer V., 2000
St. Clair, K. The secret life of color. New York,
Penguin, 2016
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