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jueves, 16 de noviembre de 2023

En contra de la casta y de los corruptos

Daumier, Ómnibus, acuarela y lápiz

 

La vida de Honoré Daumier

¿Qué hace una caricatura por aquí? ¿Son parte de las llamadas “Bellas Artes”? Sí, claro, en tanto son dibujos. Y de los buenos. Eso sí, no son dibujos así nomás: tienen una finalidad muy definida, ya sea, el humor, la sátira o crítica social.

¿Sabías que Monet había empezado como caricaturista de jovencito? 

Daumier, Jugadores de ajedrez

Hubo grandes exponentes de este género: Hogarth, que metía el dedo en la llaga; Goya, que era lapidario con aquello a lo que criticaba; Spitzweg, a la alemana… y quizás, el más censurado e influyente: Honoré Daumier.

Daumier, Nadar elevando a la 
fotografía a la altura del arte, 
litografía

Vivió en una época de grandes cambios políticos y sociales
en Francia (1808-1878). Era republicano de pura cepa y los reyes que se fueron sucediendo le proporcionaban una fuente inagotable para sus dibujos.

Empezó de muy chico: su familia era muy humilde y había tenido que salir a trabajar con 12 años (algo bastante común para la época, por cierto). Por esas cosas de la vida, terminó en una imprenta, donde aprendió la técnica de la litografía. En 1831 lo contrató un tal Philipon, que se dedicaba a imprimir folletos en contra del gobierno, para ilustrar una revista de sátira política, La Caricature. Así fue cómo Daumier comenzó su carrera como caricaturista. Llegó a hacer casi 4000 litografías en toda su vida, a un ritmo de 2 ó más por semana, siempre pendiente de los acontecimientos políticos. 




Fue el azote del rey Luis Felipe, quien, por más que había aligerado la censura, no tardó en ordenar que se lo arrestara. Estuvo 6 meses en prisión por esta caricatura.

Daumier, Gargantúa, 1831

Desde entonces, a todos los políticos-casta y corruptos, como diríamos ahora, los representó con rostros con forma de pera…


Daumier, Libertad de prensa, 1834

Daumier, ¿Qué hora es, por favor?,
1834

Philipon no se dio por vencido
y fundó en 1835 otra revista del mismo tipo, Le Charivari, para esquivar la censura cada vez más estricta, en la que también participó Daumier. La crítica a la sociedad ahora ya no se centrará en los políticos sino que sus dardos los dirigirá a distintos grupos humanos: los jueces, los abogados, artistas, coleccionistas, actores, los médicos, los obreros, los burgueses…

Le Charivari cerró en 1860 y se quedó sin trabajo. Se puso a pintar acuarelas y aprendió a pintar al óleo. Era otro medio de expresión totalmente distinto y era consciente de que le faltaba formación. No tienen la misma calidad que sus dibujos, pero, cuando uno los contempla, ve allí el germen de lo que será más tarde el Expresionismo alemán (lo vimos por aquí). Busca una atmósfera oscura, llena de negros (como en la litografía); deforma a las figuras y exagera sus rasgos, trasladando el lenguaje de sus dibujos satíricos a la Pintura. También se nota esto mismo en sus esculturas.



Daumier, El vagón de 3ra., 1857


En 1864 lo volvieron a contratar; sin embargo, ya había comenzado a tener problemas de visión. Su situación económica era tal, que se vio obligado a vender sus muebles.

Daumier, El vagón de 2da, acuarela


En 1868 se retiró a vivir a Valmondois, en una cabaña alquilada. Allí, en el campo, conversaba con Baudelaire, Corot, Rousseau, Delacroix, Daubigny, Millet: eran los tiempos de la incipiente Escuela de Barbizon (lo vimos por aquí). Tenía grandes problemas económicos: le pagaban muy poco por sus caricaturas.

Casi ciego, retirado, con poco dinero. Mientras tanto, durante la Guerra Franco-Prusiana, los diarios dejaron de aparecer: Daumier estaba en dificultades, lleno de deudas.

Daumier, El vagón de 1ra, acuarela


Tal era su situación que Corot, que era muy generoso y amigo de los amigos, muy discretamente, para no ofenderlo, le compró la casa en donde vivía. Se cita siempre estas líneas que le escribió Corot:

Tenía una casita que no sabía qué hacer con ella, se me ha ocurrido ofrecértela y como la idea me parece buena, la he inscrito ya en casa del notario, no lo hago por ti sino para fastidiar a tu casero.”

Villa Daumier, en Valmondois

El gobierno quiso condecorarlo y él se negó: iba en contra de sus convicciones. Al tiempo recibió una pequeña pensión; al año siguiente se la duplicaron.

Entretanto, los amigos organizaron una exposición con sus obras. No sacaron mucho dinero, pero esto bastó para ser reconocido y elogiado por el público. Habían pasado casi 40 años de sus primeras caricaturas. Unos meses después fallecía en la casa que le había comprado su amigo.

Daumier, Don Quijote, 1868


Daumier fue un observador y crítico de la sociedad de su tiempo. Defendió la libertad de expresión y los valores republicanos. Luchó contra la hipocresía y la corrupción de los políticos. Su creatividad pasmosa, capaz de producir caricaturas con una frecuencia imposible, fue el azote de los políticos de turno.

Si bien era muy respetado y admirado por los colegas (Van Gogh, entre ellos), el reconocimiento público le llegó tarde, en vida, aunque no pudo disfrutarlo.

Daumier, Domingo en el museo, litografía


Los “memes” que circulan por ahí no son un invento nuevo. Acuérdate de Daumier cuando te topes con uno.

 

Fuentes: Besson, G. Daumier. Paris, Cercle d’ art, 1919

Leymarie, J. Corot. Génève. Skira-Fabbri, 1966

 



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