Pissarro, Île-Lacroix, Rouen, efecto de niebla, 1888 |
Pissarro y el Puntillismo
Camille Pissarro, el patriarca. Era mayor que el resto de los colegas
impresionistas y participó en todas las exposiciones del grupo.
Había nacido en el Caribe, en St. Thomas. Estaba destinado a continuar con
el negocio familiar, como era de rigor; pero un poco por su talento natural y
otro poco, gracias al encuentro con Melbye, el pintor danés aventurero por las
Américas, Camille mandó todo al demonio, se marchó a París y allí se dedicó de
lleno a la Pintura. Se inscribió en la Académie Suisse, donde conoció a Monet.
Y fueron amigos toda la vida. Huyeron juntos a Inglaterra cuando los prusianos
invadieron Francia en 1870. Monet lo defendió cuando surgió el caso Dreyfus (lo vimos por aquí).
Pissarro, Lordship Lane Station, Dulwich, 1871 |
El aporte de Pissarro al Impresionismo es indiscutible. Fue pintor de
paisajes, de la campiña francesa, de sus campesinos, de naturalezas muertas.
Fue maestro de Cézanne y de Gauguin.
Pissarro, La ermita en Pontoise, 1867 |
Es significativo que éstos hayan sido sus alumnos. Cézanne, que participó
en algunas de las exposiciones impresionistas, enseguida se apartó y comenzó una
búsqueda incesante para reparar los problemas que habían surgido con este
movimiento artístico (lo vimos por aquí). Gauguin encaró esos mismos problemas
pero de una manera diferente: buscando inspiración en lugares exóticos (lo vimos por aquí).
¿Qué les diría Pissarro en sus clases como para que sus alumnos tomaran
estos caminos?
Gauguin, Canteras en Pontoise, 1882 |
No lo sabemos. La reacción de sus alumnos fue de inconformismo, quizás. O
los llenó de dudas. O les contagió su confianza en el progreso. (¿Se puede
hablar de progreso en el arte? Da para como para un debate…)
En 1885 conoce a Georges Seurat y a Paul Signac, 2 jovencitos muy
inquietos: Seurat tenía 26 y Signac, 22. Seurat había desarrollado una técnica
nueva, basándose en los estudios de color de Chevreul (lo vimos por aquí): ésta
consistía en colocar puntos o rayas de color puro, uno al lado del otro. La
mezcla del color se da en el ojo del espectador, no en la paleta o en el
lienzo: esto se suele llamar “mezcla óptica” (lo vimos por aquí). Los
impresionistas ya lo hacían, según lo que les imponía el modelo. Seurat
extremaba las cosas: quería llevar la ciencia a la Pintura, es decir, pintar
siguiendo un método. Esto significaba perder la espontaneidad, la
instantaneidad de la que hacían gala los impresionistas.
Pissarro, La cosecha de manzanas, 1888 |
Esta técnica fue llamada “Neo-impresionismo”, “Divisionismo” y más tarde, “Puntillismo”.
¿Qué ganaba con eso? La crítica que le hacían todos al Impresionismo era
que no tenía solidez. Que en la rapidez de la ejecución se perdía el volumen,
la profundidad. ¿Era necesario? No, ni siquiera se lo planteaban: la rapidez
era necesaria para captar un motivo al aire libre, en medio de la naturaleza.
No les interesaba la profundidad más allá de lo que necesitaban para
representar lo que veían. No era una debilidad o un error: no era lo que
pretendían. Cézanne buscaba la solución por medio de la composición y de la
valorización (lo vimos aquí); Seurat lo intentó por el lado del color.
Seurat, Los bañistas en Asnière, 1883 |
Pissarro se entusiasmó con el Puntillismo. Tenía 55 años y no conseguía
tener ingresos de dinero regulares para mantener a su extensa familia. Cambió
su estilo completamente, con la idea, quizás, de dar un impulso a su carrera.
Llegó a pintar 315 cuadros de esta manera, entre los años 1885 a 1891. Su
esposa no podía entender este cambio tan radical; consideraba que era un error,
económicamente hablando.
Pissarro, Campos en Eragny, 1885 |
En una carta a su hijo Lucien, que
estaba en Londres, le dice (marzo 1886):
“…Por no alargarme, te diré que le expliqué al señor Manet, que no debió de
entender nada, que Seurat aportaba un elemento nuevo que estos señores no son
capaces de apreciar a pesar de todo su talento, y que yo, personalmente, estoy
persuadido del progreso que este arte supone y de los resultados
extraordinarios que, llegado el momento, podría proporcionar.”
Pissarro, Niños en la granja, 1887 |
Pissarro discutió acaloradamente con Eugène Manet, el marido de Morisot y
hermano de Édouard, acerca de los trabajos de Seurat y Signac, estando ellos
presentes. A Renoir no le cayó nada bien que Pissarro tratara de esa manera a
Manet. “…El señor Manet estaba fuera de sí… ¡Y yo no pensaba ceder!”, le cuenta
a su hijo en esa carta.
Estaba convencidísimo del valor de lo nuevo. No estaba dispuesto a aceptar
críticas de los “impresionistas románticos”, como él llamaba a sus antiguos
colegas (en contraposición a los “impresionistas científicos”, los recién
llegados).
Pissarro, Eragny, 1886 |
En la misma carta sigue diciendo:
“Degas es cien veces más leal. Le dije a Degas que el cuadro de Seurat era
bastante interesante: “¡Oh! Lo apreciaré, Pissarro, solamente si es grande”.
¡En buena hora! Si Degas no le ve nada, tanto peor para él, será que el cuadro
tiene algo especial que se le escapa.”
Y vaya si el cuadro era grande (207 x 308 cm). Quién sabe por qué Degas le
dijo eso. Seguramente fue una respuesta de compromiso, para no enemistarse con
los Manet.
Pissarro, Almiar en Eragny, 1886 |
Estaban preparando la que sería la última exposición impresionista de 1886.
Pissarro insistía en que Seurat y Signac pudieran participar. El resto no
estaba de acuerdo: ¿qué es esto de los puntos? ¿Qué tienen que ver con el
Impresionismo? Finalmente, a regañadientes, los aceptaron. Seurat expuso su
“Tarde de verano en la isla de la Grand Jatte”, el manifiesto por excelencia
del Puntillismo (lo vimos por aquí). Signac, Pissarro y su hijo Lucien también
expusieron obras de este estilo. Se les asignó una sala aparte.
Seurat, Domingo por la tarde en la isla de la Grand Jatte, 1885 |
El público, que antes se burlaba de los Impresionistas y ahora aceptados,
ante los puntillistas reaccionó de la misma manera, con risas y chistes de mal
gusto.
Signac, Mujer a la luz de una lámpara, 1890 |
Seurat murió en 1891, con 32 años, de una angina mal curada. Pissarro quedó perplejo ante la noticia. Signac continuó con esta técnica y escribió varios ensayos sobre el tema. Murió en 1935.
Pissarro, con el tiempo, se desilusionó del Puntillismo. Había creído que
era la manera de encajar los sentimientos en la razón, que un método podía encauzar
a la emoción. Sin embargo, después de haber pintado tantos años con esta
técnica, se desesperó: no lleva a nada, coarta los sentimientos, bloquea la
espontaneidad. Y dejó de pintar con puntos.
En una carta a van de Velde en 1896, desde Rouen, le dice:
“…No puedo aceptar que se me cuente entre los neo-impresionistas, después
de haberme liberado de la teoría sistemática de la descomposición científica de
los colores… tras haber constatado la imposibilidad… de otorgarle
consecuentemente vida y movimiento, la imposibilidad de seguir los fugaces
cambios de la naturaleza, la imposibilidad o dificultad de otorgar a mi dibujo
personalidad, sin caer en vagos redondeos…”
Pissarro, Peral en flor, Eragny, de mañana, 1886 |
Sus colegas impresionistas, que no entendieron este vuelco tan radical en
su pintura, callaron, aceptaron. Sin embargo, todos, muy secretamente, lo
admiraron por su falta de miedo a intentar nuevos caminos, a buscar nuevos
horizontes. Y él tampoco tuvo miedo a volver para atrás, a volver a sus raíces,
cuando tomó conciencia de las limitaciones de este nuevo estilo. ¿Perdió algo
en el camino? No, ganó seguridad con los colores.
Fuentes: Linares, M. Pissarro.
Paris, Könemann, 2017
Lloyd, C. Pissarro. New York,
Phaidon, 2003
Pissarro.
Cartas, 1883-1903. Madrid, Lamicro,
2013
Si quieres recordar antiguos artículos sobre Pissarro, te dejo los enlaces aquí abajo:
No hay comentarios :
Publicar un comentario