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jueves, 8 de febrero de 2024

Condenado por las apariencias

 

Hals, El caballero risueño, 1624

Frans Hals

En la Historia de la Pintura (y supongo que en otros ámbitos también) suele ocurrir que se le atribuye a algún personaje una característica o particularidad, porque le pega, así nomás, y aunque no sea cierta. O sólo por denigrarlo.

O quizás porque se parte de la base de que lo que trasmiten sus cuadros revela la propia vida del pintor. Lo vimos con Ribera, p.ej., por aquí. Y podríamos seguir con una lista bien larga. A mis alumnos les suelo preguntar, a partir de una obra en especial, cómo se imaginan la personalidad de tal o cual artista. A veces, lo que surge en el cuadro coincide con la realidad; otras veces, nada de nada. Si contemplas los Caravaggio, puedes sacar un montón de pistas de cómo era él. Cuando ves algo de Artemisia Gentileschi, adivinas que está dominada por la furia, aunque no conozcas su biografía.

Hals, El alegre bebedor, 1628


Y si vemos las pinturas de Frans Hals, deducimos que era un tipo alegre, que se lo pasaba tomando cerveza y era un borracho.

Hals, Peter van der Broecke,
1633

Frans Hals
fue uno de los más grandes pintores del Siglo de Oro holandés.
Su marca de fábrica eran los retratos con poses naturales, espontáneas y realistas. Nada de poses elegantes.

No se sabe mucho de su vida, como suele suceder con los artistas de su época. Lo que conocemos proviene de documentos públicos o comentarios de sus contemporáneos. Además, como había muchos que se llamaban de la misma manera, la confusión es total. P. ej.: hasta hace muy poco se decía que maltrataba a su esposa, porque existe el registro de una denuncia; sin embargo, hoy se sabe que se trata de otro Frans Hals, pues por esas fechas, el artista había enviudado y tenía a su cargo el hijo que había tenido en ese matrimonio. (De paso te cuento que se volvió a casar y tuvo con su segunda esposa otros 9 hijos más.)


En sus 86 años, Hals vivió todo el proceso de la Guerra de los 80 años, la guerra de la independencia de Holanda y su separación de Flandes, la lucha por la hegemonía protestante en su país. Aparentemente era católico, pero no hay registros de ningún tipo acerca de esto, salvo que uno de sus hermanos fue bautizado. Se habían acabado los encargos de tipo religioso, así que se dedicó a pintar retratos de todo tipo, incluso los retratos de grupo, los doelenstukken (lo vimos por aquí).

Hals, Regentes del Hospital de Sta. Isabel en Haarlem, 1641


Hals, Katharina Hooft, sg. XVII

Prefirió quedarse en su ciudad, Haarlem.
Otros artistas se mudaban a Amsterdam, donde estaban los clientes. A él no le faltaban. Todos querían ser retratados por él. Eran muy reales, demasiado reales, casi como que la pintura tenía vida propia. Trabajaba rápidamente; su pincelada es con relieves, con textura: puedes seguir el gesto de su mano. Y los encajes, tan famosos y caros, los representaba a la perfección.

Tuvo un gran taller con muchos discípulos. Pero las cosas iban muy mal en Holanda. La guerra, la crisis de los tulipanes … (lo vimos por aquí). Agrégale que sus cuadros habían pasado de moda. Ahora tocaba el retrato elegante, a lo van Dyck, su gran enemigo.

Sin embargo, pasó a la posteridad como un borracho que dilapidó todo lo que ganaba con su arte. ¿Realmente era así? ¿O no será que transferimos lo que vemos en sus retratos de soldados bonachones y con nariz enrojecida a su propia vida?

Hals, Retrato de un pescador,
sg. XVII


Es cierto que en Holanda se toma mucha cerveza. Una vez me contaron que en la época de la que estamos hablando, en el sg. XVII, como el agua no era potable, no se bebía, pues corrías el riesgo de enfermarte seriamente. Entonces, se recurría a la cerveza o al vino. Que había muchos borrachos, claro. Las tabernas proliferaban por todas partes y siempre estaban llenas. Era el lugar de socialización, de los negocios… Sabemos, p.ej., que el padre de Vermeer regenteaba una y en una época el artista se ganó la vida administrándola.

Su maestro, van Mander (te conté quién es por aquí), advertía en “Consejos de perfección” a sus discípulos que evitaran las pequeñas tabernas y las malas compañías; que no digan adónde van, por las dudas de que los asalten; que eviten las peleas, que se levanten temprano y se pongan a trabajar…  Si el maestro siente la necesidad de decir esto a sus alumnos, es porque lo ve todos los días en su taller.

Hals, Niño que ríe con copa de vino, sg. XVII


Hals, Hombre con su esposa
en una taberna, 1623

Hals
, en sus cuadros,
refleja una situación de la vida cotidiana de su ciudad. Un borracho alegre, un caballero con mirada pícara…: es el más costumbrista de todos.

Si realmente hubiese sido un ser detestable y poco virtuoso para sus contemporáneos, especialmente en una sociedad tan puritana como la Holanda calvinista, ¿por qué le encargaban esos retratos de grupo, que debían ensalzar las virtudes cívicas de determinada cofradía? O se rendían a su genio, a su gran talento para el retrato y no les importaba lo que hiciera en su vida privada o bien, que no era tan así como nos lo imaginamos actualmente.





Circulan anécdotas sobre su vida que también han colaborado en hacerle fama de borracho. Aquí va una:



van Dyck, Autorretrato, 1623

Van Dyck
llega a Haarlem,
con todo el propósito de conocer a su rival, pero no lo encuentra en su casa. La señora Hals le dice que quizás esté en la Academia de Arte trabajando y manda a su hijo Jan, de 12 años, a buscarlo. El niño lo encuentra en su taberna favorita y le dice a su padre que hay un caballero muy elegante que ha venido a buscarlo para que lo retrate. Hals se toma su tiempo. No le gusta que lo hayan interrumpido. Vuelve a su casa, trata poco cortésmente al visitante; no lo conoce, no ha tenido oportunidad de estudiarlo, ¿cómo va a pintar su retrato en estas condiciones?

Accede y en 2 horas termina el retrato. Van Dyck, que todavía no le había dicho quién era, le pide permiso para retratarlo. Hals se sorprende y acepta. Cuando lo ve trabajar a van Dyck, exclama: “¿Quién diablos eres? ¿No será Ud. Anton van Dyck?”. Su gran rival, el de los retratos elegantes, refinados… No se tiene registro de estos 2 cuadros. Probablemente sea una leyenda.

Otra más:

Hals, Juglar con laúd, sg. XVII

Se comenta que Hals se pasaba todas las noches en la taberna y volvía “alegre” a su casa. En muchas ocasiones, los discípulos debían ir a buscarlo, llevarlo a su casa y ayudarlo a desvestirse para dormir. Hals, en medio de la oscuridad, todas las noches recitaba: “Oh, Dios, llévame pronto al Cielo”. Los muchachos quisieron ver cuán seria era esa plegaria e idearon lo siguiente: fijaron a los extremos de la cama unas sogas bien gruesas, de tal manera que pudieran pasarlas por un agujero del techo. Como solía ocurrir, lo ayudaron a prepararse para dormir, Hals volvió a recitar su plegaria y sus discípulos comenzaron a alzar la cama desde el tejado. Hals exclamó: “¡No tan rápido, amado Dios, no tan rápido!”-Muchos años después se enteró de la broma que le habían armado.

Hacia 1660 su situación financiera empeoró, con 10 hijos que mantener. La situación económica del país no era favorable para nada. Pero, además, parece ser que dejó de trabajar: durante 10 años sólo había pintado 9 cuadros. ¿Cansancio por la vejez? Siempre estaba atrasado con el pago de la cuota del gremio de pintores. Le debía al panadero, al carpintero, al zapatero y al que le vendía las telas. En 1652 le embargaron sus bienes por su deuda con el panadero: en el inventario aparecen 3 colchones, cojines, un aparador, una mesa y 5 cuadros… y nada más.

Hals, Sara Wolphaerts van Diemen,
sg. XVII

En sus últimos años, en 1662, tuvo que pedir ayuda al ayuntamiento. Hals era un artista ilustre, reconocido por sus compatriotas. Le dieron una pensión mensual. En 1663 le donaron 3 carretas de carbón para que pudiera tener calefacción. Cuando él murió, su esposa quedó sumida en la pobreza. ¿Y los hijos, la familia? ¿No había nadie que la ayudara? De nuevo, el ayuntamiento le otorgó a la viuda una pensión, aunque mínima.

¿Será cierto? ¿La pobreza de sus últimos años se debió al alcoholismo? ¿Cuánto era de tolerable la borrachera en la sociedad holandesa del sg. XVI?





Sea como sea, nos ha dejado esos retratos de personajes alegres, pícaros, ejecutados de manera espectacular, como la otra cara de una sociedad que también sabía divertirse.

 

Fuentes: Nadler, St. The portraitist. Frans Hals and his world. Chicago, Univ. of Chicago Press, 2022

Staley, E. Frans Hals. S.l., HardPress Publishing, 1845. Edición de Kindle.

Wittkower R. y M. Nacidos bajo el signo de Saturno. Madrid, Cátedra, 2020

Citas tomadas de Staley

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