Rubens, Autorretrato con Isabel Brandt, 1609 |
Rubens era un gran artista y no sólo eso: un caballero, de finos modales,
cultísimo y con gran habilidad para los negocios.
Había nacido por casualidad en lo que hoy es Alemania: el padre había
tenido que huir de Amberes porque se lió con quien no debía… Y su esposa trató
de ser lo más comprensiva que pudo.
Pantoja de la Cruz, Isabel
Clara Eugenia, sg.XVII
Cuando su padre murió, la madre volvió a Flandes y crió a sus hijos allí. Rubens
se sentía flamenco. Flandes era parte de la Corona Española y, por ende,
católica. Era gobernado por la infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II,
y su marido, Alberto de Austria. A Isabel le tocó lidiar con la guerra de los
80 años, es decir, con la independencia de los holandeses, que no querían saber
nada con España y menos con el catolicismo. Rubens le era leal, como así
también para con el rey español.
Nuestro artista era una persona confiable y pronto Isabel acudió a él para
que oficiara como mensajero y embajador ante la corte de Madrid. No era nada
nuevo: era muy común que los artistas fueran espías o que desarrollaran
actividades diplomáticas. Se movían libremente por toda Europa y tenían acceso
a los palacios, sin despertar sospechas. Si tenían que retratar a algún noble o
rey, pincelada va, pincelada viene, se entablaban conversaciones que quedaban
en la intimidad del taller….
Alguna vez te conté esta faceta de Rubens, hace mucho tiempo, la verdad (te
lo conté por aquí). A él le encargaron la difícil tarea de que Inglaterra y
España se amigaran. Imagínate: España, en una guerra interminable contra los
holandeses. Inglaterra, protestante, apoyaba a los holandeses, también
protestantes. España tenía que defender al Imperio Austríaco, por lazos
familiares. Francia miraba de reojo todo esto que está pasando y no quería que
ninguno le pasase por encima, así que apoyó a Holanda en secreto, para
desgastar a España. Inglaterra, Francia, España y Holanda (y Portugal) eran imperios
que habían tendido sus tentáculos por el resto del mundo y competían entre sí
por las rutas comerciales. Había mucho dinero en juego. España estaba en
dificultades económicas: una guerra tan larga es difícil de sostener,
financieramente hablando, durante tanto tiempo. Bueno, esto es bien resumido…
No te quiero complicar con las idas y vueltas de estos países en guerra. Es sólo
para ponerte en situación ante lo que te quiero contar.
Rubens, Alegoría de las bendiciones de la paz, 1629
Rubens, George de Villiers,
Duque de Buckingham, 1617
D'Ouvilly, Balthazar Gerbier, sg. XVII |
Rubens dejó la colección de estatuas en Calais, bien escondidas, tanto como para no andar de un lado para otro con los mármoles, hasta asegurarse la venta. Le agregó 13 pinturas de su mano. Tuvo que esperar 1 año para concretar. Fue un gran negocio: la había comprado por 6000 florines y la estaba vendiendo por 100000 y no la había pagado en contante y sonante, sino con cuadros suyos. Con ese dinero compró propiedades en Amberes para alquilar.
Como te decía, las conversaciones con Gerbier sobre la colección eran una
pantalla. No era sólo una venta de arte, sino que estaba en juego la paz en
Europa. Se encontraron en Madrid y en París, varias veces. Se hicieron muy
amigos; cuando Rubens viajaba a Londres, se alojaba en su casa y, como
agradecimiento, pintó este cuadro de su familia. La amistad no duró mucho, ya
verás.
Rubens, La familia Gerbier, 1629
Buckingham fue asesinado en 1628. Su colección de arte fue vendida por
partes. Muchos de los encargos que le había hecho a Rubens ya no existen más:
desaparecidos en incendios o guerras. Gerbier pasó a formar parte de la corte
de Carlos I, como agente en Flandes. Raro, un inglés allí. Pues Gerbier armó
una conspiración contra los gobernadores españoles y, como no resultó, le
vendió al rey de España los datos de los conspiradores. Un doble agente. Por
supuesto, el rey inglés ni se enteró y encima, lo nombró caballero por sus
servicios. Gerbier, incluso, espió a Rubens y más tarde confesó que no le había
encontrado nada. Evidentemente, era intachable: imposible chantajearlo. Rubens
entrevió algo raro y empezó a desconfiar.
Rubens, Adoración de los Magos, 1609
Rubens murió en 1640. En 1641 Gerbier cayó en desgracia; se fue a Francia y
se largó con un emprendimiento bancario, en el que le fue mal, y partió a
Guyana para hacer negocios con las minas de oro y plata. Se dice que murió en
Holanda.
Kaulbach,
H.-M-, Peter Paul Rubens: Diplomat und
Maler des Friedens. Münster, 1998;
Lamster, M., Master of Shadows: the secret diplomatic career of the painter Peter Paul Rubens,
New York, Anchor, 2010;
Néret,
G. Rubens, Köln, Taschen, 2006
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