Ende, San Juan con su Evangelio (Beato de Gerona), 975 |
Las pintoras de la Edad Media
Uy, Edad Media, qué pereza. La llamada “Edad Oscura”. Un período histórico
de 10 siglos: una bolsa en la que se ha metido de todo, hasta tal punto que hay
que dividirla en 2, Baja y Alta: de nuevo el problema de las etiquetas y de las
clasificaciones.
En fin, la Edad Media no fue oscura ni un agujero negro que abdujo todo el
saber clásico. Fue una época muy fecunda, culturalmente hablando. No te voy a
mencionar la larga lista de sabios, filósofos, teólogos, científicos, poetas,
que vivieron en esta época. ¿Y los artistas? Seguro que enseguida piensas en
los arquitectos de las grandes catedrales, de los cuales en muchos casos ni
siquiera se conoce el nombre. Y escultores. Alguien tiene que haber hecho esas
estatuas con las que se decoran esas iglesias, ¿no? Tampoco aparecen los
nombres de muchos de ellos.
Sibila von Bondorf, Historia de San Francisco, sg. XV |
El arte en esta época era colaborativo, por decirlo en términos actuales.
Una empresa como la construcción de una catedral o de un palacio implicaba el
trabajo de artesanos de todo tipo y no importaba su identidad. Todos, unidos en
la ejecución y concreción de un proyecto. Por darte un ejemplo actual: la mesa
que usas en tu casa, ¿quién la hizo? Sólo conocemos la marca, dónde la
compramos… pero ¿quién cortó las tablas, la barnizó y la ensambló?
Con el correr de los siglos nos fueron llegando hasta nosotros nombres de
artistas que fueron famosos, requeridos para grandes encargos y que, asombrando
a todos con su arte, pasaron a la posteridad. Por el contrario, ¿cuántos de
ellos han pasado al olvido? Imagínate la cantidad de “anónimos” que poseemos,
de esas obras de las que sólo podemos decir que es “Escuela de” porque se le
parece a tal o cual artista, pero del cual no se sabe con seguridad quién lo
hizo. (Te conté qué es el Románico y el Gótico por aquí.)
Ende y Emeterio, Beato de Gerona, 975 |
Cuando había que copiar un libro (a mano, página por página) intervenían
varias personas. El que copiaba el texto y el que lo ilustraba. A veces estas 2
tareas coincidían en la misma persona. Otras veces eran varios copistas y
varios ilustradores.
¿Hubo pintoras en la Edad Media? Claro que sí, y tampoco escapan a la regla
general: a nadie le interesaba sus nombres, y no porque fueran mujeres, sino
porque eso pasaba con todos los artesanos, independientemente de que fuesen
hombres o mujeres.
Ende y Emeterio, Beato de Gerona, 975 |
De la Antigüedad Clásica se conocen a algunas artistas femeninas porque las
cita Plinio El Viejo, el gran enciclopedista antiguo, y Boccaccio, en su De
mulieribus claris. De las medievales tienes que buscar un poco más. Están
escondidas, ocultas, y se hacen notar de vez en cuando. Levantan la mano y te
dicen: “Ey, mírame, aquí estoy”.
Anónimo, Marcia, De mulieribus claris, sg. XV |
La actividad artística femenina en esta época abarcó muchos ámbitos. P.ej.,
la ejecución de tapices para esas frías paredes de los castillos sin
calefacción suficiente. Pero no era una actividad privativa de las mujeres. Y
al revés, también había mujeres albañiles y las que tallaban la piedra de las
esculturas para la catedral…
Con los manuscritos pasaba lo mismo. La trasmisión de la cultura a través
de la copia de libros, hecha por las órdenes religiosas, en especial, de los
benedictinos, fue una tarea importantísima. Piensa que todos ellos han
facilitado que hoy dispongamos de los textos de autores antiguos. Y dentro de
este ejército de copistas también había monjas, novicias, nobles que eran
educadas en los conventos… Muchas mujeres se refugiaban en ellos por propia
voluntad: algunas, por miedo a la maternidad y al parto (la esperanza de vida
era como promedio los 50 años); otras, con intereses intelectuales, encontraban
allí la oportunidad de desarrollarlos, pues, si se casaban, debían abandonar
estos estudios y dedicarse a su familia.
Ende y Emeterio, Beato de Gerona, 975 |
Con el tiempo se perdieron los nombres de las artistas que colaboraron en
la copia de los libros. Si nadie las citaba en algún comentario, simplemente no
habían existido. Pero… si buscas, si tienes buen ojo, las encontrarás.
Te presento a una monja llamada Ende, quien es una de las primeras pintoras
que firma su trabajo. Aparentemente, estaba activa en el Reino de León. Aparece
en el Beato de Gerona, del año 975. Un “beato” es un libro de comentarios del
Libro del Apocalipsis. Ende y el fraile Emeterio son los que ilustran el texto;
Ende lo firma con una leyenda en latín “Ende,
pintora y ayudante de Dios; Emeterio, hermano y sacerdote”. Ella, en primer lugar y con letras más grandes.
Ende y Emeterio, Beato de Gerona, 975 |
Guda de
Weissfauen era una iluminadora alemana del sg. XII. Fue la primera mujer que
pintó un retrato de sí misma. Guda trabajó en el texto de las Homilías de San
Bartolomé. En la letra inicial del texto, la “D” de “Dominus”, incluyó su
autorretrato y esta inscripción en latín: “Guda, una pecadora, escribió y pintó este libro”. (Ey, aquí
estoy… No te olvides de mí.)
Guda de Weissfauen, Homilías de San Bartolomé, sg. XII |
La más juguetona: Claricia. Ella y otras 3 monjas más se
dedicaron a iluminar el manuscrito del Salterio de Claricia (sg. XIII), que,
por la travesura de la monjita (o quizás, novicia), pasó a llamarse así. No
tuvo mejor idea que pintarse a sí misma como el palito de la “Q”, de la letra
inicial del texto, balanceándose como en un columpio.
Claricia, Salterio de Claricia, sg.XIII |
¿Otra? Sibilla von Bondorf, una monja clarisa, alemana, del
sg. XV. Se ocupó de iluminar el libro de San Buenaventura sobre la vida de San
Francisco, Santa Clara y Santa Isabel y una copia de la Regla de las clarisas
como regalo a las hermanas del monasterio de Villingen. En la primera
ilustración Sibilla pone: “Esta imagen es de la hermana Sibilla de Bondorf.
Oren a Dios por ella.”
von Bondorf, Historia de San Francisco, sg.XV |
Y una francesa: Jeanne de Montbaston. Jeanne trabajó junto a su marido Richard, en París, entre 1338 y 1368. Ellos iluminaron las 19 copias del “Roman de la Rose”, de las cuales Jeanne hizo 5. En 1353 murió Richard y, para poder seguir con su labor, tuvo que hacer juramento (obligatorio para todos los copistas) en el gremio correspondiente.
Jeanne de Montbaston y Richar, Los 7 durmientes, sg. XIV |
Sin embargo, la más
famosa de las francesas fue Anastasia (sg. XIV-XV), pues Cristina de Pizán la
menciona en su libro “La ciudad de las mujeres” como la mejor de París.
Anastasia es la que decoró con sus pinceles esta obra.
Anastasia, La ciudad de las damas, sg. XV |
¿Una más? Hitda de
Meschede, una abadesa alemana, entre los siglos X y XI. Ella ilustró los
llamados Evangelios de Hitda o Códice Hitda.
Hitda de Meschede, Evangelio de Hitda, sg. X |
¿Quién se acordaba de
ellas? Siempre se supo de su existencia; sin embargo, gracias a los últimos
estudios sobre la posición de la mujer en el arte a través de la Historia, ya
no siguen escondidas.
Fuentes: Ferrer, S. Breve historia de la
mujer. Madrid, Nowtilus, 2017
Mayayo, P. Historias de mujeres, historias
del arte. Madrid, Cátedra, 2017
Notas personales
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