Autorretrato, 1639 |
Rubens no sólo es el pintor de señoras gordas, retratos increíbles, escenas mitológicas y cuadros religiosos, sino también un diplomático que se movía
como pez en el agua en las Cortes europeas.
Retrato del duque de Lerma, 1600 |
Sabía varios idiomas (latín, alemán,
español, italiano, francés, inglés…), era un hombre cultísimo, apasionado por
la Antigüedad Clásica, con modales propios de un noble y admirado por todos.
Su primera misión fue a los 23 años: el duque de Mantua lo envía como
embajador a España, y qué mejor, pues Rubens era católico y de Flandes. Después de innumerables contratiempos, debidos a su
inexperiencia, encuentra a la Corte en Valladolid, pero el embajador italiano,
Iberti, se “olvida” de presentarle al rey Felipe III. Sin embargo, este viaje a
España le servirá para hacer sus primeros contactos, p.ej., pintará el retrato
del duque de Lerma.
Archiduquesa Isabel, 1609 |
Su fama se hará cada vez mayor y, ya en su tierra, será
nombrado pintor de la Corte por los archiduques Alberto e Isabel, hija de
Felipe II.
Flandes estaba en una situación agónica por tantos años de guerra
contra Holanda. Para España, mantener este frente abierto significaba descuidar
las colonias ante el avance marítimo holandés y un enorme gasto de dinero, que
sólo se podía afrontar subiendo impuestos y con el oro que llegaba del Perú.
Ante esta situación, y en un intento de lograr la paz, Isabel envía a Rubens
como diplomático a las cortes españolas e inglesa: era un artista reconocido y
solicitado por reyes y nobles; su presencia no hubiera parecido extraña para
nadie. Luego de la toma de Breda en 1625, se tenía la esperanza de lograr la
paz por medio de una alianza entre España e Inglaterra contra Francia, que a
escondidas colaboraba con los holandeses. El principal obstáculo: España, defensora
de la fe católica, no debía aliarse con la nación protestante.
Retrato ecuestre de Felipe IV, 1628 |
Al comienzo se vale de sus relaciones familiares y profesionales,
moviéndose en secreto entre Bruselas y La Haya; mientras, se comunica por
carta, en códigos cifrados, con sus contactos en Francia e Inglaterra. Para
lograr un acuerdo se reúne en Utrecht con Balthasar Gerbier (amigo, pintor y
diplomático bajo las órdenes del duque de Buckingham) y sir Dudley Carleton (a
quien había conocido años antes por unas inversiones en arte). Por mediación de la
archiduquesa, Felipe IV acepta que “un mero pintor” se encargue de esta tarea. Rubens
viaja a Madrid en 1628 con la excusa de pintar al rey; mientras hace su retrato a caballo, lo va convenciendo de la
posibilidad de la alianza.
van Dyck, Carlos I de Inglaterra, 1635 |
El rey lo envía a Londres. Cruza el Canal de la Mancha a bordo de un
barco inglés para no despertar sospechas, como embajador oficial, con el título
de “Secretario del Consejo Secreto de los Países Bajos”. Carlos I se sintió
especialmente honrado al recibirlo, pues era gran conocedor de arte y le tenía
gran admiración.
Finalmente, el pintor logra convencerlo de la necesidad de
este pacto. En 1630 se firma el Tratado de Madrid, con Carlos Coloma, embajador
español en Londres, y Francis Cottington, enviado del rey inglés. Por sus
servicios, Rubens es proclamado “Sir” por Carlos I y “Caballero”, por Felipe IV.
Rubens le regala a Carlos I su cuadro “La alegoría de las bendiciones de la
paz”.
Alegoría de las bendiciones de la paz, 1629 |
Su único interés era terminar con el horror de la guerra: la había sufrido
ya de niño y fue testigo del paulatino debilitamiento de su tierra. Al poco
tiempo supo que su labor había sido en vano: Holanda siguió atacando a Flandes
y España firma a escondidas una alianza con Francia, por temor a una invasión
inglesa. La paz con Holanda llegará recién en 1648, pero el pintor-diplomático-espía
no llegará a verla: muere en 1640.
Kaulbach, H.-M-, Peter
Paul Rubens: Diplomat und Maler des Friedens. Münster, 1998;
Lamster, M., Master of
Shadows: the secret diplomatic career of the painter Peter Paul Rubens, New
York, Anchor, 2010;
Néret, G. Rubens,
Köln, Taschen, 2006
Excelente retrato del pintor y su época. Estamos acostumbrados a ver las obras sin tener en cuenta el contexto histórico en el que vivió el artista.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Creo que Rubens es un gran desconocido para la mayoría. Sus obras hay que verlas con detenimiento. Y su vida es realmente apasionante. Lo increíble es que, si bien tenía un taller que funcionaba como una empresa, ¡su actividad diplomática no le impidió seguir pintando!
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