Los retratos de grupo
Sorolla, Bajo el toldo, Zarauz, 1910 |
Retratos, autorretratos… ¿Y qué pasa cuando se van
agregando figuras? Llamamos a estas obras “retratos de grupo”. Si son sólo 2
personas, como, p.ej., en el caso de matrimonios, hermanos o amigos, los
llamamos “retratos dobles”.
David, Lavoisier y señora, 1788 |
Al principio solían ser pintados en las alas laterales de los retablos y, de a poco, van ganando presencia para terminar inmiscuyéndose en la pintura. Generalmente el motivo del encargo es pedir intercesión por pecados cometidos o en acción de gracias, aunque no sin cierto afán de ostentación. Y también con intención de participar de la santidad, de la no temporalidad de los otros personajes, y así hacerse eterno por medio de la inclusión en el cuadro. La imagen es anacrónica a primera vista: ¿qué hace van der Paele con San Donaciano, San Jorge y la Virgen?
van Eyck, La Virgen con el canónigo van der Paele, 1434 |
De a poco se van delimitando las diferentes
funciones de este tipo de retrato y van surgiendo subclases. Los retratos cívicos
eran comunes en las Scuole de Venecia: eran unas cofradías laicas con fines de
asistencia social y caridad, bajo un santo patrono. Se encargaban no sólo para
inmortalizar a aquéllos que contribuían con su dinero, sino también para
afirmar su identidad como grupo frente a otras cofradías con las que competían.
Lo que hoy llamaríamos “imagen corporativa”.
Bellini, Procesión en la Plaza de San Marcos, 1496 |
Al comienzo consistían en una mera yuxtaposición de
retratos individuales. Pero enseguida se planteó la cuestión de cómo
mostrarlos: los personajes comienzan a interactuar entre sí, se cuida la pose,
la jerarquía de cada uno y la escenografía, como si estuvieran en un teatro.
van Scorel, 12 miembros de la Confraternidad de Jerusalén en Haarlem, 1528 |
En los Países Bajos, el calvinismo y la guerra
contra el Imperio Español hizo reforzar la consciencia de la identidad
nacional. Las cofradías, las compañías de milicianos, las sociedades de caridad
quieren posar para la posteridad. Cada socio debía aportar una suma de dinero
para poder aparecer en el cuadro: su posición en el grupo no sólo depende de su
jerarquía, sino también de cuánto pagó. Los ejemplos abundan. El más famoso,
sin duda, es la Compañía del capitán Frans Banninck Cocq y el teniente Willem van
Ruytenburgh de Rembrandt (conocido
como La noche de ronda).
Rembrandt, La noche de ronda, 1642 |
O Los síndicos de los pañeros, en el que
Rembrandt nos hace partícipes de su sesión de trabajo: es un instante congelado
en el tiempo.
Rembrandt, Los síndicos de los pañeros, 1662 |
Hals fue un maestro en la composición de estas obras: los coloca interactuando entre sí, en subgrupos, con distintos gestos. En muchos casos, aparecen sentados a la mesa, como ocurre en los retratos de regentes de asilos, vestidos austeramente y de negro.
Todos miran al espectador. Existen también
los femeninos, en los que las regentes son señoras mayores: son mujeres que,
luego de criar a los hijos, se han dedicado a la caridad y la solidaridad.
Hals, Las regentes del asilo de Haarlem, 1664 |
El retrato cívico es una representación física e
individual, en un determinado momento y lugar, pero a la vez, es un testimonio
de la actividad de esa institución. No es sólo una cuestión estética o
artística: hay un fin político, histórico y social detrás de la contratación de
esa obra.
Y si hablamos de política, La consagración de Napoleón, pintado por David, se lleva todos los
premios. Fue un encargo del mismo Napoleón: David fue testigo del suceso, tomó
apuntes y, ya en su taller, colocó uno a uno a los que estuvieron presentes y
también alguno que no, como la madre del emperador.
David, La consagración de Napoleón, 1805 |
Las lecciones de anatomía también son parte de este
género. No te cuento más de todo esto porque ya vimos hace tiempo la de
Rembrandt (pincha aquí). Y si es por científicos y sus alumnos, qué mejor que
Sorolla con el Dr. Simarro en el laboratorio.
Sorolla, Una investigación, 1897 |
Otra subclase son los retratos de familia; casi
siempre el padre está colocado en posición dominante. En las negociaciones previas se especifica el
lugar y la vestimenta: el retrato es la muestra de un estatus, así quieren ser
recordados. Y el pintor tendrá que
considerar el lugar donde será colgado.
Tiziano, Paulo III, su sobrino Octavio y el cardenal Alejandro Farnesio, 1546 |
El Paulo III
de Tiziano muestra la relación con sus 2 sobrinos; Tiziano no esconde nada: el
Papa recela de su sobrino Octavio, que se acerca a él adulándolo. Las miradas,
los gestos, nos revelan el mar de fondo que hay entre estos personajes: la
historia condiciona la composición.
Jordaens se pinta con su familia, en el momento de
hacer música entre todos y en su jardín: símbolo de la armonía y amor.
Jordaens, La familia del pintor en el jardín, 1621 |
Rubens
también pintó muchas veces a la suya también en el jardín: el lugar se
compenetra de la felicidad de esos personajes.
En cambio, Degas, que tampoco perdonaba ni una,
pintó a la familia Bellelli con toda la tensión e indiferencia que reinaba entre
ellos, aislados unos de otros. Eran parientes, había estado alojando en su casa
una temporada y conocía de cerca lo que pasaba ahí adentro (¡qué agradecimiento
a su hospitalidad!).
Degas, La familia Bellelli, 1858 |
Goya tampoco es muy zalamero con Carlos IV y Luisa de
Parma.
Velázquez, Las Meninas, 1656 |
Las Meninas también es un retrato de familia: de hecho, se llama La familia de Felipe IV; sin embargo, esta obra es tan única, que supera cualquier clasificación.
Martínez del Mazo pintó a su familia en homenaje a su
suegro, Velázquez.
del Mazo, La familia del artista, 1660 |
Sorolla, Mi familia, 1900 |
Para el de la familia Errázuriz los hizo a ir a todos a Madrid (y les cobró un dineral).
Sorolla, La familia de Rafael Errázuriz Urmeneta, 1905 |
No es de extrañar: para La fiesta del pan, uno de los paneles de
su Visión de España en la Hispanic
Society, hizo posar a toda esta gente al aire libre.
Sorolla, La fiesta del pan, 1913 |
Cuando la posición social del artista cambia y
éstos ganan en autoestima, también se retratan a sí mismos en grupo. Conocido
es el de Zoffany, que representa a sus colegas de la Royal Academy, con
Reynolds y Hunters en el centro. Las 2 pintoras fundadoras de la Academia
aparecen en los retratos de las paredes: Angelika Kauffmann y Mary Moser (en
las paredes, porque por su condición de mujeres no podían participar en clases
de desnudo).
Zoffany, Royal Academy, 1771 |
Los impresionistas, que eran los rebeldes, los vanguardistas, se
retrataron como manifiesto artístico y seña de identidad de grupo.
Fantin-Latour pone a Manet frente al caballete, como jefe de la banda.
Fantin-Latour, Estudio en Batignolles, 1870 |
Bazille
los presenta reunidos en su taller de la rue Condamine; Manet mete su pincel en
el cuadro y pinta a Bazille, el autor del cuadro. Una muestra de la camaradería
que reinaba entre ellos. (Bazille era altísimo: lo reconocerás enseguida en estos 2 cuadros.)
Bazille, Estudio en la 9 Rue Condamine, 1870 |
Los retratos de grupo exaltan la mayoría de las
veces la camaradería, la solidaridad, la unión, la buena compañía entre
pares... Otras, no tanto: así son las relaciones humanas.
Hopper, Halcones nocturnos, 1942 |
Fuentes: Laneyrie-Dagen, N. Leer la
pintura. Barcelona, Larousse, 201
West, Sh. Portraiture. New York, Oxford
University Press, 2004
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