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jueves, 19 de octubre de 2023

Cuando tu papá es un artista

 

Klee, Flora en la arena, 1927


Klee y su hijo Félix

En la Historia de la Pintura nos encontramos con todo tipo de personajes: asesinos, envidiosos, ególatras, piadosos, generosos, leales… De todo, como en la vida misma. No podía ser de otra manera.

Hoy te quiero contar la historia de un papá feliz y abnegado: Paul Klee. Hemos hablado mucho sobre él:  te conté de su calidad como profesor, de su paso por la Bauhaus, su amistad con Kandinsky, de su época de soldado en la guerra; que había sido 1er violinista de orquesta… y de sus ansias de conocer la luz de Túnez. (Te dejo los enlaces por ahí abajo.) Pero casi nunca te dicen algo sobre su relación con su amada Lily y su hijo Félix.

Klee, El abrazo, 1939 (tinta y acuarela)


Existen muchos testimonios sobre la vida y arte de Klee, pero para mí lo mejor es leer su diario, leer su historia a partir de sus propias palabras. Llega hasta 1918 y fue publicado por su hijo.

Klee, En el atardecer, 1919


Lily (Karoline Sophie Elisabeth) era pianista. Klee, violinista. Tenían mucho en común. Se adoraban y se extrañaban. El noviazgo era casi a la distancia, pues él tenía que viajar con la orquesta y, cuando se encontraban, era siempre en la casa de los padres de ella. El señor Sumpf, el padre de Lily, no estaba de acuerdo con esta relación: según él, el muchacho no tenía suficientes ingresos para mantener a su futura esposa. Y tenía razón. Klee era músico y tenía intenciones de dedicarse a la Pintura, aunque todavía no se había largado del todo. Dibujaba mucho y había empezado a hacer grabados. El señor Sumpf podía tener razón, pero los tortolitos no estaban dispuestos a llevarle el apunte. Klee le envió una carta, muy amable, por cierto, para avisarle que ya se habían comprometido. O sea, que la cosa iba en serio.

“Sería bueno vivir en el centro, y para Lily será bueno salir de la casa de los padres. Trabajaremos los dos. Cuánto tiempo, no lo sé, por una vez no se me permite ser burgués.”… “Mientras trabaje, seguro habrá siempre derecho a la esperanza. ¡Y yo trabajaré!” (1906).

Se casaron en octubre de 1906 en Munich. “Soy un hombre casado”, escribe en su diario. Cuenta cómo el juez de paz les hizo un discurso admonitorio a ambos. A la salida, en la plaza, era día de mercado y tuvieron que pasar por entre medio de los puestos: el carnicero se burlaba de ellos. Los recién casados por entre medio de los filetes…

Felix Klee en brazos de su madre Lily en compañía de 
sus abuelos, 1906

Pronto Lily queda embarazada. “Comienza gradualmente la etapa de ‘ser padre’”, dice Klee entre ansioso y preocupado. En noviembre de 1907 nace el niño, Félix.

“En cuanto el bebé estuvo allí, ‘un niño’, me sorprendí enormemente de que aún nada se había derrumbado, sino que, por el contrario, se había formado un nuevo núcleo.”

Klee, Retrato de mujer encinta, s.f.
(tinta sobre vidrio)


Y cuando la matrona se fue, tomó consciencia de que al fin eran una pequeña familia.

Klee, Teatro de títeres, 1923
(acuarela)

Hasta 1913 (e incluso hasta después de la 1ra Guerra Mundial, a la cual Paul fue convocado) Lily fue la que traía el mayor ingreso al hogar con sus clases de piano. Paul se quedaba en casa cuidando a Félix y se ocupaba de los quehaceres domésticos y la cocina. ¿Conciliación? Mira qué avanzados eran… Algo totalmente inusual para la época. ¿Qué dirían sus suegros? ¿Y su señora? No cualquier mujer hubiese hecho lo que ella.

Imagínate que, de repente, en su diario, entre medio de comentarios acerca de sus avances en arte, las piezas que tiene que tocar con la orquesta, aparece una tabla de toma de temperatura del niño… ¡La preocupación del papá ante el hijo enfermo! También toma nota de sus primeras palabras.





Y tener un papá artista también tiene sus ventajas: como a Félix le encantaban los títeres, Paul mismo se los fabricaba con todo lo que tenía a mano en su casa. Le hizo alrededor de 50, de los cuales se conservan aprox. 30. Son muñecos toscos, arquetípicos y muy frágiles. Algunos los usaba Klee para dar clase en la Bauhaus. Félix se llevó los que más le gustaban cuando dejó la casa paterna. Otros desaparecieron en un bombardeo en la 2da Guerra Mundial.

Los títeres de Klee (Klee Puppentheater Magdeburg)


Kandinsky también vivía en Munich (te lo conté por aquí): eran vecinos y se visitaban muy seguido. Félix lo tuvo como maestro de arte con sólo 6 años. ¿Qué te parece? La casa de los Klee había sido conquistada por los colores de Kandinsky. Paul guardaba celosamente las pinturas de su hijo. Y supongo que Kandinsky habrá sacado de los dibujos del niño unos cuantos datos para sus escritos sobre el arte.

Cuando Klee fue contratado como profesor en la Bauhaus, su hijo Félix pasó a ser el alumno más joven de la escuela, con 14 años. Más tarde, en 1928, cuando Kandinsky hizo la escenografía de “Cuadros de una exposición”, Felix Klee fue el director de escena (te lo conté por aquí).

Klee, Con el arco iris, 1917 (acuarela)


Los años pasaron. La escuela fue cerrada en 1933 y Klee, previendo el desenlace, renunció y se fue a dar clase a Düsseldorf. Félix se convirtió en director de teatro y albacea y autentificador de las obras de su padre.

 

 Aquí tienes los artículos prometidos sobre Klee:

El primer violinista de la orquesta

Había una vez...

Con sólo 2 flechas

Kandinsky y Klee: encuentros y desencuentros

¿Y cuáles son los cuadros?


Fuentes: Baumgartner, M. y otros. Klee & Kandinsky. München, Prestel, 2015

Klee, P. Tagebücher (1898-1918), Köln, DuMont V., 1979

Traducción: C. del Rosso

 

 

 

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