Kandinsky, Línea quebrada, 1930 |
Kandinsky y Klee: dos puntales del arte de nuestro tiempo.
A su manera, por distintos caminos, ambos
contribuyeron a la visión del arte que tenemos hoy.
Kandinsky era ruso. Klee le decía
“el asiático” y no de manera despectiva: eso implicaba una manera distinta de
ver y encararlo todo.
Había estudiado Derecho, tocaba el cello y el piano, pero
en una exposición en Moscú quedó subyugado por los almiares de Monet. ¿Cómo se
puede pintar así, sin contornos, sólo con formas y volúmenes? Dedicó su
vida a la pintura. En sus comienzos trabajó temas del folclore ruso, de manera
expresionista e imitando el cloisonné de los esmaltados. Y llegó el momento en
que se liberó de las formas y tuvo la valentía de atreverse a pintar de manera
abstracta (aunque se dice que él fue el primero, no es así: Hilma at Klint se
le adelantó por unos cuantos años.)
Klee era suizo. Venía de familia
de artistas y dudaba entre dedicarse a la pintura o a la música. De hecho, era
violinista y tocaba en una orquesta (lo vimos aquí). Pero finalmente optó por
la pintura. Sus primeros años se dedicó al dibujo, a los grabados. Era como que
le tenía miedo al color. O quizás era su manera de lanzarse, de manera
cuidadosa, al mundo del arte. El descubrimiento del color le sobrevino en su
viaje a Túnez (esto te lo conté aquí). Le costó mucho afianzarse: su esposa
mantenía a la familia con sus clases de piano, mientras él se dedicaba a la pintura
y a cuidar a Félix, su hijo.
Klee, Vista de Kairouan, 1914 |
Ambos sabían unos de otros. Eran
vecinos en Murnau, pero no se conocían. Moillet los presentó un día de 1911. Conversaron
largamente en un café y luego la siguieron en el tranvía. Kandinsky era 13 años
mayor, ya era reconocido, con varias exposiciones sobre sus espaldas; escribía
ensayos, era fundador del “Jinete azul” (lo vimos aquí). Klee, a los ojos de
Kandinsky, era un principiante aventajado con mucho que decir. Klee comenta en
su diario ese día que Kandinsky era una “cabeza lúcida” y que le producía una
profunda confianza en él.
Kandinsky, Grüngasse en Murnau, 1909 |
Llegó la guerra. Kandinsky era
ruso, tuvo que huir y volvió a Moscú. Allí ocupó cargos administrativos en el gobierno, organizó todo el sistema educativo de las artes. Su espiritualismo
chocaba con los ideales de la Revolución. En 1920, ante la escasez de alimentos
y la crisis económica, decidió partir a Alemania, con una parada corta en
Suiza.
Klee partió al frente en 1916. Nunca dejó de dibujar. Volvió a casa en 1918. Estaba solo.
Kandinsky en Rusia, Marc había caído en el frente... En 1921 Gropius lo llamó
para dar clase en la Bauhaus, en Weimar. Kandinsky también fue llamado para dar
clases allí. Los dos impartían asignaturas del curso básico de la carrera. Klee lo
ayudó a conseguir casa.
En esos años ambos cultivaron una
amistad cercana y profunda. Siempre se trataron de “Usted”, con mucho respeto
uno del otro. Para los cumpleaños y navidades ¡intercambiaban cuadros como
regalo!
Klee, Senecio, 1922 |
Klee ya no era el principiante. Mientras Kandinsky estaba en Moscú, Klee había encontrado su propio camino y se había hecho un nombre. En la Bauhaus ambos dirigían talleres y clases, sin rivalidades, aunque los métodos de enseñanza eran totalmente diferentes. Kandinsky, metódico y con clases muy bien estructuradas; Klee, por el contrario, dejaba que el alumno investigara por sí mismo, lo que les ocasionaba mucha inseguridad. Kandinsky se enfocaba en la teoría; Klee, en el color.
En 1925 la Bauhaus se trasladó a
Dessau y allí la relación entre ambos se intensificó. Vivían en el edificio que
Gropius había construido para los profesores (la “Casa de los Maestros”); de
hecho, las 2 viviendas se comunicaban por el sótano. Se reunían todas las
tardes a tomar el té, junto a sus 2 esposas, quienes también se hicieron muy
amigas. Hay muchas fotos que dan testimonio de esos encuentros. ¿Te los
imaginas conversando en el jardín de la Bauhaus? Nina, la esposa
de Kandinsky, nos cuenta que en esas reuniones familiares no se hablaba de
arte. Y no sólo el té: ¡había campeonatos de bochas, noches de cine, jazz y
tango con el gramófono!
Klee, Caminos principales, caminos laterales, 1922 |
Hacia 1928 Klee va perdiendo la motivación. Las clases le quitan tiempo para sus investigaciones y creación personal. No está a gusto con la dirección de la escuela ni con el ambiente ni con el resto de los profesores. Las 2 familias pasan el verano en Hendaya. Klee alarga sus vacaciones sin avisar, no vuelve a tiempo para retomar las clases. Finalmente, en 1929 decide aceptar una cátedra en Düsseldorf, aunque no se mudan definitivamente hasta 1931. En 1933 los nazis lo despiden, intenta asentarse en París, donde ya había hecho varias exposiciones con éxito, pero la Historia sigue su curso y termina volviendo a Berna.
Klee, Abrazo, 1939 |
Mientras tanto, Kandinsky sigue en la Bauhaus, ahora en Berlín. Cree en cambiar las cosas desde dentro. Pero la Historia también cambió el rumbo de su vida: va a París, donde se encuentra con Klee, ya preparando su emigración. Kandinsky decide quedarse en Francia: ya tiene nacionalidad alemana, no es un enemigo. Tuvo oportunidades de irse a trabajar en USA (¿te imaginas lo que hubiese sido?) pero no aceptó. Al caducar su pasaporte alemán, para no tener que hacer el certificado de pureza aria, solicitó la nacionalidad francesa (que consiguió unos meses antes de morir).
1933 fue un año nefasto para los
2: es el año de la exposición que organizaron los nazis con las obras
incautadas, “Arte degenerado”. Entre esas obras había 17 de Klee y 57 de
Kandinsky.
Klee, Cautivo, 1940 |
Kandinsky pudo ver unos días a Klee en Berna, a cuento de una exposición suya (1937). Klee hacía tiempo que estaba muy enfermo, con esclerodermia, una enfermedad degenerativa. Estuvieron felices de volverse a ver, pero Klee sólo pudo visitar la muestra el último día. Para Klee fue como revivir: ver lo que estaba haciendo su amigo le dio impulso para volver a crear. Entró en un frenesí tremendo de creación (¡1253 obras!): sabía que no le quedaba mucho tiempo. Finalmente, muere en Locarno, en una cura (1940). Kandinsky lamentará la pérdida de su amigo.
Kandinsky, Cielo azul, 1940 |
Durante la guerra, Kandinsky seguirá trabajando, aislado en Neuilly. Está experimentando con formas que recuerdan seres microscópicos. Un acercamiento a lo que discutía siempre con Klee: no se puede obviar a la naturaleza. Muere en 1944 por un accidente cerebral, en su casa, pocos meses después de la liberación de Francia.
Fueron 30 años de amistad, 30
años de compartir experiencias, de mirar por encima del hombro lo que hacía el
otro sin rivalidades o envidias. Ambos se influyeron mutuamente. Klee ganó en simplicidad
y abstracción; Kandinsky, en sugerir figuración.
Ambos fueron fundamentales en
la Bauhaus y su legado, a través de esta escuela, llega hasta hoy.
Hemos hablado de estos pintores
muchas veces. Si quieres saber más de ellos, te dejo estos enlaces de artículos
anteriores:
Fuentes: Baumgartner,
M. y otros. Klee & Kandinsky. München, Prestel, 2015
Düchting,
H. Kandinsky, Köln, Taschen, 2012
Kandinsky, V. De lo espiritual en el arte, Barcelona,
Paidós, 2010
Klee,
P. Tagebücher (1898-1918), Köln,
DuMont V., 1979
Partsch,
S. Klee. Köln, Taschen V., 2007
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