Miguel Ángel, Tondo Doni, Uffizi (Imagen: C.del Rosso) |
¿Por qué siempre pintamos en formatos rectangulares? ¿Por qué no probamos con otras formas? Sobre esto ya hablamos por aquí. Sin embargo, después de haber escrito ese artículo, la idea me quedó detenida en una lista, sin escribir, de cuadros por pintar. ¿Por qué no una serie de tondi, los formatos redondos?
Acabo de recordar esa vez en la que me pidieron diseños para platos, ensaladeras y esas cosas. Hice algunos; nunca me devolvieron los bocetos ni me contestaron. Cosas que pasan. Guardé una fuente para seguir experimentando, ya ni sé dónde quedó. Probablemente se rompió o se perdió en alguna mudanza. Y nunca más volví al tondo.
A partir de ese artículo que te
escribí comencé a investigar y a darle vueltas al asunto. Siempre hay algo que
hacer antes, proyectos, encargos, clases, y los “redondos”, postergados.
Mientras tanto, iba coleccionando imágenes de tondi para estudiarlas. Y justo
llegó el viaje a Florencia y la visita relámpago a los Uffizi (puedes revivir
este viaje aquí, qué tiempos aquéllos). No hay mejor lugar para estudiar tondi
que este museo: no sólo tienes el Tondo Doni de Miguel Ángel sino
también el de Signorelli, Botticelli, Lippi, Ghirlandaio… Era la oportunidad
para avanzar un poco más en este proyecto.
¿Qué es un tondo? Es la
manera que tenemos de llamar a los formatos redondos (de rotondo, en
italiano) en cualquier disciplina artística. Los primeros ejemplos están
relacionados con las pinturas de las cerámicas griegas, o sea, en objetos de
uso diario. O eso es, al menos, lo que sabemos, pues nos quedan muy pocos
ejemplos de la pintura griega. La composición, entonces, estaría condicionada
por la forma del objeto.
Lo mismo pasa con las imágenes, esculpidas o pintadas
de los escudos militares. La cabeza de la Medusa, de Caravaggio, recuerda este
uso.
Paralelamente, muchos retratos
conmemorativos o funerarios, ya en la época romana, se esculpían o pintaban en
medallones. Existían en pequeñas dimensiones (piensa en las monedas, por
ejemplo) o más grandes, ya destinados a decorar algún edificio.
Fue en el Renacimiento cuando se
desarrolló de manera increíble. Se retoma la tradición romana, que no se había
ido del todo: todavía continuaba en la arquitectura y en objetos utilitarios,
como en fuentes o platos en recuerdo de algún evento u homenaje. Mientras se
afianzaba el formato rectangular, gracias a los progresos en la perspectiva (lo
vimos aquí), los artistas comenzaron a explorar nuevas formas de composición
con el círculo. Si el rectángulo tenía que ser conforme al canon de la Sección
Áurea (si no sabes qué es, pincha aquí) y con eso replicar las dimensiones
perfectas del cosmos, el círculo se acercaba aún más al ansia de perfección,
armonía y equilibrio que buscaban.
Esta particularidad lo hacía un medio perfecto para representar escenas mitológicas o religiosas, sin perder tampoco su antiguo uso en los retratos. Botticelli pintó varias de sus Madonnas; Lippi, Ghirlandaio, Rafael, también se atrevieron con el tondo. Pero el que lo llevó a su máxima expresión fue, sin duda, Miguel Ángel, en el llamado Tondo Doni. No hay foto que iguale al original. Es enorme: mide 1.20 m de diámetro, sin contar el marco. Le fue encargado por Doni para celebrar su matrimonio. Como te decía arriba, se solían regalar fuentes redondas con pinturas alusivas al evento. Esta sería una versión un “poquito” más grande…
El problema que surge al componer un tondo es que todo tiene que ser simétrico y equidistante al centro. ¿Cómo incluyes una Sagrada Familia sin dejar de cumplir con estos requisitos? Miguel Ángel lo resolvió de manera magistral. Toma 2 ejes, vertical y horizontal. Sobre el vertical construye la escena principal con la Sagrada Familia. Sobre el horizontal coloca un muro, para resolver la profundidad y evitar utilizar la perspectiva lineal. Sólo coloca planos superpuestos: el muro, las figuras y el paisaje del fondo. Los personajes principales se enroscan sobre el eje vertical. Los brazos y piernas se van entrelazando hacia arriba. Son figuras monumentales, pensadas para ser vistas de abajo hacia arriba. Sin embargo, las figuras desnudas del fondo están vistas de frente.
Lo usual es que la figura esté
ubicada en el centro. Mira estas obras de Botticelli: la Virgen ocupa el eje
vertical. En el Tondo Raczinsky soluciona el fondo colocando grupos de figuras
a los lados. En el de la Madonna junto a la ventana incluye las 2 líneas
simétricas del marco de la misma, con los lirios a cada lado. Incluye además un
pilar, que le obliga a utilizar la perspectiva lineal: el punto de fuga está
ubicado en el pecho de María.
Botticelli, Madonna con el Niño junto a una ventana, sg. XV |
Pero mira cómo ha resuelto éste, tomando el esquema del anterior. Ahora la escena transcurre dentro de un espacio arquitectónico: mantiene el espacio recortado de aquella ventana, las flores y las figuras puestas simétricamente. Pero ahora tenemos una complicada estructura de escalones y balaustrada, cuyo punto de fuga también coincide con el pecho de María. Ella está insertada en un triángulo (solemos decir que es una “construcción piramidal”) y coloca a la izquierda a Juan el Bautista, arrodillado. ¿No echas de menos algo a la derecha? Botticelli deja un vacío ahí, rompe con la simetría que le exige el círculo.
Y éste, el mejor de todos: la Madonna del Magnificat. Parece como si la escena estuviese pintada sobre una superficie convexa. El eje central, vacío: nos deja ver el paisaje. Ahora está pensando en los bordes, todo es circular. Mira la posición de los brazos y el arco superior.
Para que veas otros ejemplos, te muestro éste de Lippi: María, en el centro, dentro de un triángulo. Detrás, escenas de su vida: bastante confuso, ¿no? Da la impresión de que quiso meter todo, como si estuviera pintando sobre un rectángulo.
En el de Ghirlandaio, bueno, hay de todo un poco. El centro está ocupado por la Virgen y el Niño. El templo del fondo sigue los parámetros de la simetría. Los grupos de figuras están ubicados en zonas delimitadas por diagonales/radios. (Creo que lo está tomando de la Adoración de los Magos de Botticelli; no encontré imágenes buenas de éste como para mostrártelo.)
El “divino” Rafael también pintó unos cuantos y aprovechó todo lo que sus colegas habían logrado. En el de la Sagrada Familia con palmera tenemos el eje central vacío y las figuras insertadas en un cuadrado virtual. El bastón de José y la palma de María forman un triángulo con el vértice hacia abajo.
En la Madonna Alba, de nuevo, las figuras incluidas en un triángulo y la torsión de las figuras recuerdan a Miguel Ángel.
Pero en la Madonna de la Silla es donde supera
los límites del tondo. Es una composición en espiral, que va del borde
al centro. El respaldo de la silla marca una línea vertical hacia arriba, que
nos indica hacia dónde tenemos que mirar y, a la vez, marca el borde de un
rectángulo virtual. En él quedan María y el Niño; fuera de él, San Juan
Bautista.
En los Países Bajos también se utilizó el tondo, aprovechando lo que ya se había hecho en Italia. Tenemos ejemplos de El Bosco, con temas de tipo religioso o moralizante, en gran tamaño y no tanto. La hermosa mesa de los Pecados Capitales, que está en el Museo del Prado, es otro ejemplo. Otros artistas a destacar: Brueghel el Viejo, Cranach o Memling.
El tondo también sirve
para el género de paisaje o las naturalezas muertas, ya sea de flores o
bodegones.
Con el correr del tiempo, el uso
del tondo perdió fuerza, pero no desapareció del todo. Tenemos tondi
de Goya, Fragonard, Veronese, Bouguereau, Tiepolo, Ingres… Todos siguen la
composición que se impuso en el Renacimiento.
Pero, ¿qué pasa con la pintura
moderna? Generalmente se trabaja de la misma manera. Monet en los Nenúfares
pensó en franjas. Braque o Picasso componen sus tondi como los
renacentistas, aunque cueste un poco descubrirlo (¿Y las cerámicas de
Picasso???). En la pintura actual hay muchos artistas que usan este formato.
Quizás el más significativo sea Hirst: en su serie Revolving derrama
la pintura sobre un disco que gira.
Bueno, ahora me toca ponerme a pintar. ¿Por dónde empezar?
Nota: otra forma de tondi
son los oculi, que vimos por aquí.
Hirst, Beautiful Revolving Sphincter, 2003 |
Fuentes:
Olson, R.J.M., The Florentine Tondo.
Oxford, Oxford
University Press, 1999
notas
personales
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