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Vista de Florencia (Imagen: C.del Rosso)
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De Città di Castello a Arezzo a
tomar el tren hacia Florencia, de donde salía nuestro avión de regreso. (Si te lo perdiste, pincha aquí.) Ni te cuento cómo iban las maletas: llenas de tubos,
pinceles y algunos cuadritos pintados al aire libre. En este sentido no fue muy
fructífero el viaje: yo no quedé satisfecha con el resultado, pero, bueno, eso
es normal en mí. (¿Demasiado perfeccionismo?)
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Botticelli, La Primavera, 1480 |
Hasta la estación de Arezzo nos
llevó un taxista muy pintoresco, que se lo pasó hablando sobre conspiraciones
políticas, sobre los personajes ilustres de la zona, de “calcio”, etc. etc.
Como no había otra, me concentré en ver el paisaje: muchos campos de girasoles,
una belleza. Y luego, tren hasta
Florencia.
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Uffizi (Imagen: C.del Rosso) |
Nunca había estado allí, pero era
como si la hubiese conocido desde siempre. Todas las esquinas me traían
recuerdos. La pena es que nos quedábamos sólo 2 días: poco tiempo como para que
me contagiase del síndrome de Stendhal (si no sabes qué es, pincha aquí).
Propuse ir a los Uffizi: visita obligada estando en Florencia.
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Duccio, Madonna Rucellai, 1285 |
Hay que sacar las entradas con
anticipación por internet. La entrada es cara, pero lo vale. Encontramos un
turno a primera hora: se ve que los grupos de turistas lo desprecian… Mejor
para nosotros. Te lo recomiendo, aunque haya que levantarse temprano. Cuando
llegas, te encuentras con que hay que hacer 2 colas… aunque ya tengas las
entradas. Da un poco de rabia, en fin, supongo que no habrán encontrado una
manera mejor de tener controlada a esa multitud… Pero una vez adentro, la gente
no te agobia, o sea, el sistema funciona.
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Rafael, Madonna del jilguero, 1506 |
No sé cuánto tiempo estuvimos
recorriendo la Galería. Fue una experiencia realmente increíble. No se puede
ver todo, así que cada uno fue a lo que le interesaba. Yo me centré en los
“tondi”, que hay muchos,(1) en la aplicación de pan de oro en tablas medievales para unos cuadros que tengo
en mente y algunos artistas que no me quería perder.
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Miguel Ángel, Tondo Doni, 1503 (Imagen:
C.del Rosso) |
En su mayoría son obras
que hemos visto reproducidas una y otra vez, pero otra cosa es verlas ahí: no
dejas de sorprenderte. (Además de tomar consciencia de cuánto se traga la
cámara fotográfica, por más que las reproducciones sean de gran calidad.) Es
como un reencuentro con grandes amigos de otras épocas.
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Arno (Imagen: C.del Rosso) |
El museo está estructurado como
Galería, o sea, 2 grandes pasillos con salas a los costados y con ventanas que
dejan ver la ciudad, el río Arno y el Ponte Vecchio. Fue diseñado por Vasari
(sí, ¡otra vez!) por encargo de Cosme de Médici para albergar las oficinas de
la administración florentina: por eso se llama “Uffizi”. Hay asientos por todas
partes, una suerte. También tiene una cafetería en la terraza con vistas
impresionantes (que te las cobran en cada consumición, ¡qué precios!).
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Lippi, Virgen con el Niño, 1464 |
¿Qué te puedo decir de lo que vi?
No sé por dónde empezar. Las salas están organizadas en orden cronológico, lo
cual facilita mucho saber qué es lo que se va a ver. Mis colegas prefirieron
seguir el camino indicado en las guías, o sea, Edad Media en adelante. Yo no
quería detenerme mucho en estas salas, pero te confieso que no pude pasar de
largo ante la Madonna Ruccelai de
Duccio: es inmensa, ¡4,50 m de alto! No hay reproducción que le haga justicia. Y
también está la Madonna Ognissanti de
Giotto y la Maestà de Cimabue…
Fui directamente a ver a Uccello,
La Batalla de San Romano. También,
enorme. Y realmente impresionante. Me imagino cómo debe de haber sorprendido a
sus contemporáneos con tanta maestría en la perspectiva, en el dibujo, los
colores…
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Uccello, Batalla de San Romano, 1486 |
Y la sala siguiente, una maravilla. Seguro que habrás visto alguna vez
la Virgen con el Niño de Filippo
Lippi. Tuvimos durante mucho tiempo una repro en casa, que nos regaló no me
acuerdo ya quién. Pero el que se lleva todos los premios es el díptico de los
duques de Urbino de Piero della Francesca. Tuvimos que esperar un poco: había
muchos turistas a su alrededor.
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della Francesca, Los duques de Urbino, 1465 (Imagen:
C.del Rosso) |
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Botticelli, Joven con medalla, 1474 (Imagen:
C.del Rosso) |
Y ni te cuento la cantidad de
gente frente a La Primavera de
Botticelli: no es para menos. O el Nacimiento
de Venus. Toda una sala dedicada a este maestro del Renacimiento: varias
Madonnas, en especial, el Tondo de la Virgen
del Magnificat; La Calumnia (lo vimos aquí); ¡el Joven con medalla!
(La medalla está en relieve: un precursor.)
Pasamos rápidamente por las salas
hasta llegar a Leonardo da Vinci: ¡impresionante! Había mucha gente, pero en
número razonable. Te quedas sin palabras ante su Anunciación, el Bautismo de
Cristo… y al ladito, La Madonna del
jilguero de Rafael…. Y más allá, el Tondo
Doni de Miguel Ángel. No sabes qué mirar primero…
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Leonardo, La Anunciación, 1472 |
Luego, la sala del Renacimiento
alemán: Durero y la Adoración de los
Magos (lo vimos aquí), Adán y Eva
de Cranach…
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Tiziano, Venus de Urbino, 1538 |
Ya había perdido de vista a mis
colegas. Estaban en la cafetería, haciendo una pequeña pausa. Intercambiamos
opiniones y experiencias. Curioso, a todos nos pasó lo mismo: nos quedamos
prendados de Jacoppo del Sellaio, unas miniaturas exquisitas…
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del Sellaio, Banquete de Asuero, 1490 (Imagen: C.del Rosso) |
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Tiziano, Flora, 1515 |
Nos volvimos a separar, cada uno
a ver lo que le interesaba. Para seguir hay que bajar a la planta baja; sí, sí,
porque el recorrido comienza por arriba. Me interesaba Tiziano: siempre aprendo
mucho de él. Junto a La Venus de Urbino
había unos padres explicándosela a sus hijos; opté entonces por las
transparencias y los pliegues de su Flora.
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Caravaggio, Medusa, 1598 |
A estas alturas, no sé si ya
estaba con el síndrome de Stendhal o qué, pero no daba más. No quise dar más
vueltas, así que fui a ver Caravaggio, para seguir persiguiéndolo por Italia.
(Si te lo perdiste, pincha aquí.) ¡Qué emoción! Ahí estaba su Medusa, mirándote fijamente desde que
entras en la sala. Un efecto que logra sobre la superficie curva: está pintada
sobre un escudo de metal.
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Rembrandt, Autorretrato, 1690 |
Luego, más allá, Rubens y
Rembrandt: preferí quedarme a ver un rato a éste último. Un autorretrato, el
retrato de un joven y el retrato de un viejo… Pura textura y pinceladas
sueltas.
Tuve que esperar a los otros. Me
quedé pensando en que no había visto la sala de Velázquez, Goya y El Greco. Me
puse a conversar con una de las auxiliares para hacer tiempo. Me contó que
muchas salas no estaban disponibles porque las están remodelando y que por eso
muchas obras están donde normalmente no deberían. Lo más probable es que en la
prisa me las haya saltado. Bueno, ya lo sabes, si te toca ir por ahí
probablemente las hayan cambiado de lugar de nuevo.
Me gustaría volver para ver
algunas obras con más detenimiento… ¡Quién sabe! Y hay tanto por ver…
Y de ahí, a comer un rico
risotto… y a la mañana siguiente, ¡cerrar la maleta y al aeropuerto!
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