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jueves, 10 de enero de 2019

Un par de días en Florencia

Vista de Florencia (Imagen: C.del Rosso)

De Città di Castello a Arezzo a tomar el tren hacia Florencia, de donde salía nuestro avión de regreso. (Si te lo perdiste, pincha aquí.) Ni te cuento cómo iban las maletas: llenas de tubos, pinceles y algunos cuadritos pintados al aire libre. En este sentido no fue muy fructífero el viaje: yo no quedé satisfecha con el resultado, pero, bueno, eso es normal en mí. (¿Demasiado perfeccionismo?)

Botticelli, La Primavera, 1480


Hasta la estación de Arezzo nos llevó un taxista muy pintoresco, que se lo pasó hablando sobre conspiraciones políticas, sobre los personajes ilustres de la zona, de “calcio”, etc. etc. Como no había otra, me concentré en ver el paisaje: muchos campos de girasoles, una belleza.  Y luego, tren hasta Florencia.

Uffizi (Imagen: C.del Rosso)
Nunca había estado allí, pero era como si la hubiese conocido desde siempre. Todas las esquinas me traían recuerdos. La pena es que nos quedábamos sólo 2 días: poco tiempo como para que me contagiase del síndrome de Stendhal (si no sabes qué es, pincha aquí). Propuse ir a los Uffizi: visita obligada estando en Florencia.











Duccio, Madonna Rucellai, 1285
Hay que sacar las entradas con anticipación por internet. La entrada es cara, pero lo vale. Encontramos un turno a primera hora: se ve que los grupos de turistas lo desprecian… Mejor para nosotros. Te lo recomiendo, aunque haya que levantarse temprano. Cuando llegas, te encuentras con que hay que hacer 2 colas… aunque ya tengas las entradas. Da un poco de rabia, en fin, supongo que no habrán encontrado una manera mejor de tener controlada a esa multitud… Pero una vez adentro, la gente no te agobia, o sea, el sistema funciona.







Rafael, Madonna del jilguero, 1506
No sé cuánto tiempo estuvimos recorriendo la Galería. Fue una experiencia realmente increíble. No se puede ver todo, así que cada uno fue a lo que le interesaba. Yo me centré en los “tondi”, que hay muchos,(1) en la aplicación de pan de oro en tablas medievales para unos cuadros que tengo en mente y algunos artistas que no me quería perder. 















Miguel Ángel, Tondo Doni, 1503 (Imagen:
C.del Rosso)
En su mayoría son obras que hemos visto reproducidas una y otra vez, pero otra cosa es verlas ahí: no dejas de sorprenderte. (Además de tomar consciencia de cuánto se traga la cámara fotográfica, por más que las reproducciones sean de gran calidad.) Es como un reencuentro con grandes amigos de otras épocas.













Arno (Imagen: C.del Rosso)
El museo está estructurado como Galería, o sea, 2 grandes pasillos con salas a los costados y con ventanas que dejan ver la ciudad, el río Arno y el Ponte Vecchio. Fue diseñado por Vasari (sí, ¡otra vez!) por encargo de Cosme de Médici para albergar las oficinas de la administración florentina: por eso se llama “Uffizi”. Hay asientos por todas partes, una suerte. También tiene una cafetería en la terraza con vistas impresionantes (que te las cobran en cada consumición, ¡qué precios!).









Lippi, Virgen con el Niño, 1464
¿Qué te puedo decir de lo que vi? No sé por dónde empezar. Las salas están organizadas en orden cronológico, lo cual facilita mucho saber qué es lo que se va a ver. Mis colegas prefirieron seguir el camino indicado en las guías, o sea, Edad Media en adelante. Yo no quería detenerme mucho en estas salas, pero te confieso que no pude pasar de largo ante la Madonna Ruccelai de Duccio: es inmensa, ¡4,50 m de alto! No hay reproducción que le haga justicia. Y también está la Madonna Ognissanti de Giotto y la Maestà de Cimabue








Fui directamente a ver a Uccello, La Batalla de San Romano. También, enorme. Y realmente impresionante. Me imagino cómo debe de haber sorprendido a sus contemporáneos con tanta maestría en la perspectiva, en el dibujo, los colores… 


Uccello, Batalla de San Romano, 1486

Y la sala siguiente, una maravilla. Seguro que habrás visto alguna vez la Virgen con el Niño de Filippo Lippi. Tuvimos durante mucho tiempo una repro en casa, que nos regaló no me acuerdo ya quién. Pero el que se lleva todos los premios es el díptico de los duques de Urbino de Piero della Francesca. Tuvimos que esperar un poco: había muchos turistas a su alrededor.

della Francesca, Los duques de Urbino, 1465 (Imagen:
C.del Rosso)

Botticelli, Joven con medalla, 1474 (Imagen:
C.del Rosso)
Y ni te cuento la cantidad de gente frente a La Primavera de Botticelli: no es para menos. O el Nacimiento de Venus. Toda una sala dedicada a este maestro del Renacimiento: varias Madonnas, en especial, el Tondo de la Virgen del Magnificat; La Calumnia (lo vimos aquí); ¡el Joven con medalla! (La medalla está en relieve: un precursor.)











Pasamos rápidamente por las salas hasta llegar a Leonardo da Vinci: ¡impresionante! Había mucha gente, pero en número razonable. Te quedas sin palabras ante su Anunciación, el Bautismo de Cristo… y al ladito, La Madonna del jilguero de Rafael…. Y más allá, el Tondo Doni de Miguel Ángel. No sabes qué mirar primero…


Leonardo, La Anunciación, 1472

Luego, la sala del Renacimiento alemán: Durero y la Adoración de los Magos (lo vimos aquí), Adán y Eva de Cranach


Tiziano, Venus de Urbino, 1538

Ya había perdido de vista a mis colegas. Estaban en la cafetería, haciendo  una pequeña pausa. Intercambiamos opiniones y experiencias. Curioso, a todos nos pasó lo mismo: nos quedamos prendados de Jacoppo del Sellaio, unas miniaturas exquisitas…

del Sellaio, Banquete de Asuero, 1490 (Imagen: C.del Rosso)

Tiziano, Flora, 1515
Nos volvimos a separar, cada uno a ver lo que le interesaba. Para seguir hay que bajar a la planta baja; sí, sí, porque el recorrido comienza por arriba. Me interesaba Tiziano: siempre aprendo mucho de él. Junto a La Venus de Urbino había unos padres explicándosela a sus hijos; opté entonces por las transparencias y los pliegues de su Flora.












Caravaggio, Medusa, 1598
A estas alturas, no sé si ya estaba con el síndrome de Stendhal o qué, pero no daba más. No quise dar más vueltas, así que fui a ver Caravaggio, para seguir persiguiéndolo por Italia. (Si te lo perdiste, pincha aquí.) ¡Qué emoción! Ahí estaba su Medusa, mirándote fijamente desde que entras en la sala. Un efecto que logra sobre la superficie curva: está pintada sobre un escudo de metal.











Rembrandt, Autorretrato, 1690
Luego, más allá, Rubens y Rembrandt: preferí quedarme a ver un rato a éste último. Un autorretrato, el retrato de un joven y el retrato de un viejo… Pura textura y pinceladas sueltas.

Tuve que esperar a los otros. Me quedé pensando en que no había visto la sala de Velázquez, Goya y El Greco. Me puse a conversar con una de las auxiliares para hacer tiempo. Me contó que muchas salas no estaban disponibles porque las están remodelando y que por eso muchas obras están donde normalmente no deberían. Lo más probable es que en la prisa me las haya saltado. Bueno, ya lo sabes, si te toca ir por ahí probablemente las hayan cambiado de lugar de nuevo.

Me gustaría volver para ver algunas obras con más detenimiento… ¡Quién sabe! Y hay tanto por ver…

Y de ahí, a comer un rico risotto… y a la mañana siguiente, ¡cerrar la maleta y al aeropuerto!

Puedes recorrer los Uffizi pinchando aquí.







1) “Tondo”, de “rotondo”, son los cuadros de formato circular.




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