(Imagen: C. del Rosso) |
Era verano. Habíamos aterrizado en Roma con
pinceles, óleos y acrílicos, un verdadero incordio, pero la Pintura puede más. La
idea era salir a pintar al aire libre. Súper tentador el panorama. No había un
itinerario fijo de antemano, aunque pretendíamos seguir hacia el norte.
Nos encontramos en Roma con antiguos amigos y
colegas. No fue muy fructífero el trabajo. Había que ponerse al día con los
proyectos de cada uno y visitar la galería donde suelo exponer. Otros amigos
nos esperaban en Arezzo. Los romanos nos dejaron en la estación de tren (un
caos) y nos instalamos en el vagón con nuestros bultos.
di Bartolo y di Michele, Madonna con el Niño, 1412 |
Arezzo, otro caos, aunque de menor dimensión.
Arezzo: Piero della Francesca, Vasari, Petrarca… En Italia agobia un poco toda
esa historia tan presente. Nuestros amigos aretinos nos esperaban en la
estación con un coche. -“¿Tendremos tiempo de ir a ver los frescos de Piero en
San Francisco?” -“No, ni te lo sueñes.” -“¿Adónde vamos?” -“A Città del
Castello.”
-“¿Adónde????”
(¿Adónde nos llevan éstos?) -“Es que es más barato
y de allí podemos movernos adonde queramos. Y hay paisajes muy bonitos para
pintar y ya verás la Pinacoteca.” (¿Pinacoteca? ¿Hay una pinacoteca allí?) En fin.
Y mientras, veía los carteles de “Sansepolcro” en la carretera: ahí nació
Piero. Pero no íbamos para ese lado, qué lástima.
De Chirico, Héctor y Andrómaca (Imagen: C.del Rosso) |
Salimos a pintar varias veces, aunque no quedé
conforme con lo que hice. Hacía mucho
calor y los colores se nos secaban en la paleta demasiado rápido. Y hubo que ir a la Pinacoteca,
el orgullo del pueblo. Ignorante yo, me lo tomé con mucho escepticismo.
Y la vida te depara sorpresas… No hay que prejuzgar.
Fue como un viaje vertiginoso al pasado. No podía creer lo que estaba viendo.
(Imagen: C.del Rosso) |
La Pinacoteca está ubicada en el Palazzo Vitelli,
del sg. XVI. Tiene un jardín detrás, que se puede visitar. La fachada posterior
tiene unos frescos que fueron diseñados por Vasari. (Si no sabes quién es este señor, pincha aquí). No lo podía creer: ¡Vasari! El edificio está muy bien
conservado, con muebles de la época y las vigas de madera a la vista. También
hay frescos por todas partes en el interior.
(Imagen: C. del Rosso) |
Me encantó la “Stufetta”, una sala
de baño, tipo spa, llena de frescos a la pompeyana… Increíble.
Ascani (Nuvolo) (Imagen: C. del Rosso) |
Y más allá la ventana de Sora Laura… Una leyenda
que me contaba mi nonna, pero que yo no sabía que tenía que ver con esa ciudad…
El conde Vitelli quedó prendado de los ojos de la joven Laura, y, a pesar de
que estaba casado, se la llevó al palacio. El se iba a batallar por ahí y ella
se aburría de lo lindo, encerrada y bordando pañuelos. Las noches de luna llena
se asomaba por la ventana y tiraba un pañuelo a la calle cuando veía pasar a
algún hombre. El caballero se lo devolvía, ella lo hacía pasar a la casa… y
luego, lo hacía salir por una puerta secreta, que conducía al abismo de un pozo… Y así
desaparecieron unos cuantos. (Menos mal que ahora usamos pañuelos desechables…)
Rafael, Estandarte de la Sma. Trinidad, 1499 (Imagen: C.del Rosso) |
Hay pinturas de todas las épocas, incluso del sg.
XX (aunque para ver arte contemporáneo hay que ir hasta la colección Burri,
pero no tuvimos tiempo). Naturalmente, hay mucha obra de autores regionales. Las
3 primeras salas están dedicadas a la pintura medieval, del Duecento en
adelante, con muy buenos exponentes. No nos demoramos mucho aquí, pues, según
las recomendaciones, no había que perderse por nada del mundo el Rafael. (¿Un
Rafael?)
Rafael, Estandarte de la Sma. Trinidad, 1499 |
Sí, una obra de Rafael muy jovencito, que se había
quedado por aquí antes de decidirse ir a Roma. Se trata de un confalón, un
estandarte que se usaba en procesiones, muy desgastado por el uso, como verás. Como
era usual, estaba pintado de las 2 caras, pero hoy se encuentran separadas. Se
pueden notar en germen las características propias de su estilo y las dudas del
principiante.
Signorelli, Martirio de San Sebastián, 1498 |
Más adelante, la otra joya de la Pinacoteca: el San Sebastián de Luca Signorelli, otro
grande que andaba por aquí, apreciado por Vitelli. Dicen que Rafael se asombró
al ver este cuadro.
Sciltian, Naturaleza muerta, 1954 (Imagen: C.del Rosso) |
Y más adelante la pintura del novecento. De Ascani (Nuvolo),
también nacido en esta ciudad, representante del “arte povera”; De Chirico, con
sus “piazze italiane” solitarias y sombrías; una Marina de Carlo Carrà (no te la puedo mostrar porque la foto me
salió pésima), Mafai, Guttuso con una naturaleza muerta y otra de Sciltian
(ésta sí me salió bien).
Hay de todo un poco. Si te interesan los muebles o
las esculturas hay mucho de lo bueno. El Palacio ya de por sí es una
experiencia que vale la pena vivir. Los empleados de la Pinacoteca son
amabilísimos y siempre dispuestos a ayudar: es lo que tienen los museos
pequeños. No apabullan y nadie está estresado.
(Imagen: C.del Rosso) |
Salí al jardín de nuevo. Y luego, me quedé
conversando con la que atendía en la tienda sobre la leyenda de Sora Laura y
“la mia nonna”. Le compré un pañuelito, por no ser descortés… Seguro que no son
como los que bordaba Laura, pero bueno, da igual.
A los pocos días partíamos hacia Florencia: esto te
lo cuento otro día. No pinté mucho en este viaje; sin embargo, me llevé como
recuerdo la calidez de los “tifernati” (así se los llama a los de Città di
Castello).
Me quedé pensando en que, sin quererlo, estábamos
haciendo el camino que otros tantos artistas habían hecho ya. A cuestas con los
pinceles y colores, hacia Florencia. Sólo que ellos eran grandes, muy grandes
artistas, y estaban armando con sus vidas la Historia de la Pintura que
conocemos hoy.
Qué delicia leer tu crónica del viaje. He disfrutado mucho. Un saludo y ojo con el pañuelo de la tua nonna
ResponderEliminar