¿Qué es la pintura de paisaje?
Monet, Argenteuil, 1872 |
Estás paseando, disfrutando del cielo, de los
árboles, de la brisa en el campo… o del mar, la playa, el atardecer… O estás
maravillándote de las vistas de tu ciudad… Tienes el teléfono en el bolsillo,
clic: una foto para compartir ese momento único con tus seguidores de las
redes. Esto mismo sentimos los pintores: la necesidad de trasmitirte en el
lienzo esas emociones, aunque, la verdad, pintar el cuadro tarda bastante más
que el clic de una foto.
Kline, Andes, 1957 |
La pintura de paisaje es un género apreciado y
reconocido, aunque no siempre ha sido así. Pasó de ser un escenario decorativo
para los personajes en cuestión a ocupar todo el plano del cuadro y echar fuera a las figuras.
¿Por qué? ¿Cómo?
Fresco en Villa Boscotrecase, sg. II a.C. |
Es una larga, larga historia, y el proceso tiene
que ver con cómo fuimos relacionándonos con la naturaleza. El ser humano se
sentía indefenso ante ella y atribuía a los dioses sus efectos malignos y
benignos. Los antiguos (egipcios, asirios…) representaban el agua, la montaña,
el cielo, de manera simbólica: unas ondas, unos triángulos… De los griegos no
nos quedan casi obras, pero sí testimonios sobre frescos o escenografías para
el teatro. Ese conocimiento pasó a Roma: gracias a las cenizas del Vesuvio,
podemos ver hoy ejemplos en las casas de Pompeya y Herculano. Para ese
entonces, pintar un paisaje en la pared de tu casa era traer la naturaleza al
interior y recordar aquellos gratos momentos de esparcimiento al aire libre.
Hnos. Limburg, Las muy ricas horas del duque de Berry, Agosto, 1412 |
En la Edad Media los miniaturistas pintaban en los
códices paisajes imaginarios, con todo detalle, como fondo para los personajes.
Giotto fue el primero que los hizo más realistas, aunque sin referencia todavía
a un lugar determinado. En el Renacimiento se le dio un empujoncito: según
Alberti, el cuadro tenía que ser como una ventana abierta en la pared.
Wasmann, Vista desde una ventana, 1832 |
Leonardo, Ginevra de Benci, 1475 |
En el Renacimiento los paisajes siguen siendo una
escenografía y con elementos imaginarios: el paisaje está en la mente del
artista. Mira, p.ej., este cuadro de Leonardo.
Durero, La pequeña casa del puente, 1497 |
Durero salía a pintar al aire
libre con sus acuarelas, pero estas obras eran estudios para usar en otras obras, sin la pretensión de
cuadros terminados. Poco a poco, la naturaleza va ganando su espacio.
Giorgione, La tempestad, 1508 |
Fíjate en
Giorgione y su Tempestad: los
personajes no son los protagonistas, sino el tremendo temporal con rayos (y
truenos).
Altdorfer, Vista del Danubio junto a Regensburg, 1520 |
El primer paisaje autónomo, sin figuras, como cuadro
terminado, lo pintó Altdorfer en 1520. Es la época en la que van surgiendo de a
poco las naciones; es como decir: “Aquí estoy yo y soy parte de esta tierra”.
Pero aún así, habrá que esperar al sg. XVII para que el género del paisaje
ocupe su puesto en la Historia de la Pintura.
van Ruisdael, Haarlem, con campos de blanqueo, 1670 |
Se lo debemos a los pintores holandeses y al
surgimiento de una nueva clase social: los nuevos ricos, los comerciantes, los
empresarios… No tienen dinero para encargos del nivel de reyes y nobles, pero
necesitan decorar sus casas de acuerdo con su estatus. Además, la Reforma prohibió
las imágenes religiosas. Tampoco es casual que surja en Holanda: una región
castigada por el avance del mar, en lucha siempre por ganar territorio y un
imperio creciente en todos los continentes.
Vermeer, Vista de Delft, 1660 |
El hecho de pintar un paisaje es
una manera de dominarlo. Algunos son fieles a la realidad; otros, siguen siendo
imaginarios. Aún siendo un género menor, la pintura de paisaje se instaura para
siempre. (Pincha aquí para ver Vermeer)
Lorena, Paisaje con Apolo y Mercurio, 1670 |
Lorena y Poussin (pincha aquí) crearon el paisaje
heroico y el pastoral, inspirados en la mitología grecorromana, con paisajes
idealizados: el pintor se sirve de los elementos de la naturaleza para acomodar
la historia en una Edad de Oro a la que se mira con nostalgia.
Y en el afán de conquistar el Nuevo Mundo, se
multiplican las expediciones científicas con pintores arriba de los barcos.
Ellos documentarán con sus obras las nuevas tierras. (Te conté más sobre esto en este artículo.)
Bierstadt, Carro de provisiones en las Montañas Rocosas, 1859 |
Canaletto, Gran Canal desde San Vio, 1723 |
¿Es como una postal que se envía desde tu lugar de
vacaciones? No, en este caso no. Pero si piensas en los viajeros del Grand
Tour, ésos que se cruzaban medio continente para llegar a Italia, como parte de
su proceso educativo y de refinamiento personal, sí. Canaletto, Bellotto, Guardi,
Vanvitelli, eran los proveedores de “vedute” para todo este mercado de
“souvenirs”. (Te conté más sobre el Grand Tour aquí.) Son fieles a la realidad,
tanto que hasta hoy mismo podrías descubrir dónde instalaron su cámara oscura
para bosquejar. (Bueno, también es
cierto que Venecia no ha cambiado mucho desde entonces) (Ver aquí para cámara oscura y Canaletto)
Turner, Glaciar y manantial del Arveron, 1803 |
El siglo XIX fue decisivo para que este género suba
varios escalones. Los románticos se enfrentaron con la Naturaleza con
sobrecogimiento y terror, como si fuera un organismo vivo. Es la experiencia de
lo Sublime: hay que subir a las cumbres de los Alpes, experimentar avalanchas,
tormentas en el mar
(como Turner), llegar a lugares adonde nadie llegó. (Para Turner puedes ver este post anterior.)
Friedrich, Mar de hielo, 1823 |
Lo nuevo fue
que ya no mirábamos el paisaje como algo externo a nosotros sino que nos
sumergimos en él. (Como en Friedrich) El artista está presenciando un acontecimiento
natural que lo lleva de viaje por las emociones que compartirá con nosotros en
el cuadro.
Corot, La iglesia de Marissel junto a Beauvais, 1867 |
Y llegaron los óleos en tubos y los artistas se
largaron a pintar al aire libre. Primero, con un afán realista, como los de la
Escuela de Barbizon. Y en ese grupo había un par de jóvenes que luego
se dedicaron a captar el instante fugaz de la brisa, del atardecer, de las
olas… Ellos, los impresionistas quisieron mostrar su manera de vivir el
paisaje, sus impresiones.
Munch, El grito, 1893 |
La pintura posterior, incluida la abstracción, le
debe todo a los románticos y a los impresionistas. Con más color o buscando lo
esencial o proyectando mis sentimientos
hacia lo exterior, como en Munch, siguen enfrentándose a lo Sublime.
Pero, ¿qué es, en definitiva, la pintura de paisaje?
Richter, Marina, 1975 (Imagen: gerhardt-richter.com) |
Es lo que nuestro ojo eligió y encuadró (sí, como
cuando sacas una foto). Al pintarlo el lugar se transforma al pasar por el
tamiz de tu subjetividad. Creamos un nuevo paisaje: como si la naturaleza fuera
un collage de todas esas imágenes que percibimos. La obra es una realidad paralela a lo que
estamos viendo, no una mera copia, en la que depositamos toda nuestra
experiencia sensorial. El artista construye esa nueva imagen del paisaje para
que tú, al contemplarlo, puedas estar, como él, en ese lugar.
Cézanne, Montaña de Sta. Victoria, 1888 |
Fuentes: Andrews, M. Landscape and western
art. Oxford, Oxford University Press, 1999
Laneyrie-Dagen, N. Leer la pintura.
Barcelona, Larousse, 2010
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