Peeters, Naturaleza muerta, s.f. |
Clara Peeters
Alguna vez te hablé de esta pintora del Barroco flamenco. Había ido a ver
su exposición en el Museo del Prado, ¿te acuerdas?
La recordé a cuento de la invisibilidad de las mujeres artistas.
¿Invisibles? ¿Hasta qué punto?
Invisibles para nosotros, pues durante siglos a nadie se le ocurrió
dignarse a colocar a alguna pintora en una enciclopedia o listas de autores. O
éramos aficionadas porque no podíamos acceder a las mismas clases que los
compañeros pintores o bien era algo así como “Señora, la Pintura es cosa de
hombres; dedíquese a su familia”. (Y esto lo he tenido que oír, incluso por
parte de colegas bien renombrados.)
¿Peeters?, Vanitas (Probable autorretrato), sg. XVI |
Sin embargo, las pintoras existían y muchas fueron famosas y reconocidas en
sus respectivas épocas.
Clara Peeters juega a las escondidas con nosotros todo el rato, juega a ser
invisible. No creo que sea algo intencional, sólo que así quiso presentarse
ante el espectador y ante nosotros, los espectadores del futuro.
Sabemos que nació en Amberes y conocemos la fecha de su bautismo (1594), aunque
no la de su nacimiento (por otra parte, eso era muy usual, pues muchas veces no
había otra forma de registrar el nacimiento.) Si tomamos 1594 como fecha en la
que vino al mundo, entonces sus cuadros habrían sido pintados ¡cuando tenía 13
años! Y por su nivel de técnica no parece que sea así. O la bautizaron más
tarde o la fecha está mal registrada o los cuadros fueron pintados en otro año
(poco probable, pues ella misma les puso la fecha de ejecución; el primero, en
1607).
Peeters, Naturaleza muerta con frutas y ardilla, s.f.
No existen pinturas suyas más allá de 1620, con lo cual se supone que dejó
de pintar cuando se casó. Algo normal en las pintoras. Y eso, incluso hasta el
siglo XIX (como la hermana de Berthe Morisot, Edma). Se supone que tuvo alumnos
porque hay muchas copias contemporáneas de sus obras. No se sabe con quién
estudió. No se registró en el gremio, con lo cual es probable que haya sido
hija de pintor. Las hijas colaboraban en el taller, como en cualquier oficio de
artesano, y no hacía falta inscribirlas. No se pretendía que fueran
profesionales. (Te conté el caso de
María Vermeer por aquí.) Tampoco sabemos cuándo murió. ¿Ves? Sigue jugando a
las escondidas.
Mesa con salero, pan, naranja, pastel y jarra, s.f.
Sin embargo, gozaba de mucha fama, pues sus obras fueron compradas por
casas reales. Hay en Holanda, Francia, Alemania y en Inglaterra. De los 4
bodegones que hay en el Museo del Prado y que pertenecían a la Corona, no se
sabe nada acerca de cómo llegaron hasta allí.
Sus obras son todas naturalezas muertas (o quietas). En este sentido era innovadora, pues era un género nuevo. Sin embargo, era propio de las pintoras: un género menor a través del cual representaban lo que veían en la intimidad de sus casas. Vemos en ellas los mismos objetos una y otra vez, objetos de su entorno, de su vida cotidiana.
Peeters, Naturaleza muerta con cangrejos, gambas y langosta, s.f. |
Tiene una técnica perfecta, en la que no deja nada al azar; es una maestra
en la representación de texturas y reflejos. ¿Tienen algún significado
escondido, como solía ocurrir en su época? Aparentemente no, aunque podríamos
referirnos al ayuno de Cuaresma con los pescados; a la abundancia en las mesas
con postres o quesos o a la fugacidad de la vida con los insectos, flores y velas
(te lo expliqué por aquí).
Peeters, Bodegón con carpa sobre colador, s.f.
Se dice que ella pintó el primer cuadro de pescados. Sus mesas están llenas de manjares: los quesos (¿te comerías
uno de esos quesos tan pero tan madurados?), el copo de mantequilla, los panes
de harina poco refinada, la sal, las frutas… (exóticas, por cierto: las
aceitunas venían de Italia y España, lo mismo que las naranjas). Símbolos de
abundancia y de lujo y que nos enseñan cómo eran los hábitos alimenticios en
esos siglos. Por ejemplo: la masa de las tartas cumplía con la función de conservar
el relleno y no se comía; más tarde, esta masa fue cobrando importancia como
parte de la preparación.
Peeters, Quesos, almendras y bretzels, s.f. |
En sus cuadros deja sus huellas por todas partes. Los brezels, que aluden a
la forma de la inicial de su apellido. Un cuchillo, también con la P. Dicen que
puede ser un regalo de bodas. Pues en esa época cada comensal debía llevar su
propio cuchillo.
Pero a ella no le basta con eso y sigue jugando a las escondidas. Aparece
en formato mini reflejada en los metales de sus obras. A veces tienes que usar
una lupa, pero allí está.
Peeters, Bodegón con quesos, almendras, bretzel y artista, s.f.
En este cuadro aparece en la tapa de la jarra.
En este otro aparece 4 veces en la jarra y dicen que en la copa dorada
también (yo no logro divisarla… ¿Dónde te metiste? ¿Tú la ves?)
Peeters, Bodegón con flores, copa de plata, frutos secos, bretzels, vino y jarra, 1611
Y en éste también, en la tapa de la jarra, aunque de manera difusa.
Peeters, Bodegón con pescados, vela, alcachofa, cangrejos y gambas, s.f.
¿Es una manera de decir “Aquí estoy yo”? Estoy pintando y me veo en el
reflejo de mi modelo. ¿Por qué no incluirme? Pero a medias, con timidez. Nos
está diciendo que quiere que le demos el lugar que se merece como artista, pero
discretamente. Quiere que la descubramos después de contemplar su obra. ¿Es que
lo importante no es ella, sino lo que muestra? Si son cuadros de encargo, ¿es
que se cuela en el motivo a propósito? Sólo la encontraremos si observamos
detenidamente. ¿Búscame y me encontrarás?
Clara Peeters es una de las tantas pintoras de la Historia que fue cubierta
por el velo del olvido. Pero ahí está ella, medio escondida, esperando a que la
descubras entre manjares y vajilla lujosa.
Fuentes: Cóndor, M. La vida secreta de las cosas. En Descubrir el
Arte, Madrid, ArtDuomo,2016, nº 212
Museo del Prado, El arte de Clara Peeters. Madrid, Museo del Prado,
2016
Tsaneva, M. Clara
Peeters. Publicación independiente para Kindle, Amazon, 2019
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