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jueves, 2 de marzo de 2023

Jugar a las escondidas

Peeters, Naturaleza muerta, s.f.

 


Clara Peeters

Alguna vez te hablé de esta pintora del Barroco flamenco. Había ido a ver su exposición en el Museo del Prado, ¿te acuerdas?

La recordé a cuento de la invisibilidad de las mujeres artistas. ¿Invisibles? ¿Hasta qué punto?

Invisibles para nosotros, pues durante siglos a nadie se le ocurrió dignarse a colocar a alguna pintora en una enciclopedia o listas de autores. O éramos aficionadas porque no podíamos acceder a las mismas clases que los compañeros pintores o bien era algo así como “Señora, la Pintura es cosa de hombres; dedíquese a su familia”. (Y esto lo he tenido que oír, incluso por parte de colegas bien renombrados.)

¿Peeters?, Vanitas (Probable autorretrato), sg. XVI

Sin embargo, las pintoras existían y muchas fueron famosas y reconocidas en sus respectivas épocas.

Clara Peeters juega a las escondidas con nosotros todo el rato, juega a ser invisible. No creo que sea algo intencional, sólo que así quiso presentarse ante el espectador y ante nosotros, los espectadores del futuro.

Sabemos que nació en Amberes y conocemos la fecha de su bautismo (1594), aunque no la de su nacimiento (por otra parte, eso era muy usual, pues muchas veces no había otra forma de registrar el nacimiento.) Si tomamos 1594 como fecha en la que vino al mundo, entonces sus cuadros habrían sido pintados ¡cuando tenía 13 años! Y por su nivel de técnica no parece que sea así. O la bautizaron más tarde o la fecha está mal registrada o los cuadros fueron pintados en otro año (poco probable, pues ella misma les puso la fecha de ejecución; el primero, en 1607).

Peeters, Naturaleza muerta con frutas y ardilla, s.f.


No existen pinturas suyas más allá de 1620, con lo cual se supone que dejó de pintar cuando se casó. Algo normal en las pintoras. Y eso, incluso hasta el siglo XIX (como la hermana de Berthe Morisot, Edma). Se supone que tuvo alumnos porque hay muchas copias contemporáneas de sus obras. No se sabe con quién estudió. No se registró en el gremio, con lo cual es probable que haya sido hija de pintor. Las hijas colaboraban en el taller, como en cualquier oficio de artesano, y no hacía falta inscribirlas. No se pretendía que fueran profesionales.  (Te conté el caso de María Vermeer por aquí.) Tampoco sabemos cuándo murió. ¿Ves? Sigue jugando a las escondidas.

Mesa con salero, pan, naranja, pastel y jarra, s.f.


Sin embargo, gozaba de mucha fama, pues sus obras fueron compradas por casas reales. Hay en Holanda, Francia, Alemania y en Inglaterra. De los 4 bodegones que hay en el Museo del Prado y que pertenecían a la Corona, no se sabe nada acerca de cómo llegaron hasta allí.

Sus obras son todas naturalezas muertas (o quietas). En este sentido era innovadora, pues era un género nuevo. Sin embargo, era propio de las pintoras: un género menor a través del cual representaban lo que veían en la intimidad de sus casas. Vemos en ellas los mismos objetos una y otra vez, objetos de su entorno, de su vida cotidiana.

Peeters, Naturaleza muerta con cangrejos, gambas y langosta, s.f.


Tiene una técnica perfecta, en la que no deja nada al azar; es una maestra en la representación de texturas y reflejos. ¿Tienen algún significado escondido, como solía ocurrir en su época? Aparentemente no, aunque podríamos referirnos al ayuno de Cuaresma con los pescados; a la abundancia en las mesas con postres o quesos o a la fugacidad de la vida con los insectos, flores y velas (te lo expliqué por aquí).

Peeters, Bodegón con carpa sobre colador, s.f.


Se dice que ella pintó el primer cuadro de pescados. Sus mesas están llenas de manjares: los quesos (¿te comerías uno de esos quesos tan pero tan madurados?), el copo de mantequilla, los panes de harina poco refinada, la sal, las frutas… (exóticas, por cierto: las aceitunas venían de Italia y España, lo mismo que las naranjas). Símbolos de abundancia y de lujo y que nos enseñan cómo eran los hábitos alimenticios en esos siglos. Por ejemplo: la masa de las tartas cumplía con la función de conservar el relleno y no se comía; más tarde, esta masa fue cobrando importancia como parte de la preparación.

Peeters, Quesos, almendras y bretzels, s.f.



En sus cuadros deja sus huellas por todas partes. Los brezels, que aluden a la forma de la inicial de su apellido. Un cuchillo, también con la P. Dicen que puede ser un regalo de bodas. Pues en esa época cada comensal debía llevar su propio cuchillo.

Detalle de Peeters, Quesos, 


Pero a ella no le basta con eso y sigue jugando a las escondidas. Aparece en formato mini reflejada en los metales de sus obras. A veces tienes que usar una lupa, pero allí está.

Peeters, Bodegón con quesos, almendras, bretzel y artista, s.f.


En este cuadro aparece en la tapa de la jarra.

Detalle


En este otro aparece 4 veces en la jarra y dicen que en la copa dorada también (yo no logro divisarla… ¿Dónde te metiste?  ¿Tú la ves?)

Peeters, Bodegón con flores, copa de plata, frutos secos, bretzels, vino y jarra, 1611


Y en éste también, en la tapa de la jarra, aunque de manera difusa. 

Peeters, Bodegón con pescados, vela, alcachofa, cangrejos y gambas, s.f.


¿Es una manera de decir “Aquí estoy yo”? Estoy pintando y me veo en el reflejo de mi modelo. ¿Por qué no incluirme? Pero a medias, con timidez. Nos está diciendo que quiere que le demos el lugar que se merece como artista, pero discretamente. Quiere que la descubramos después de contemplar su obra. ¿Es que lo importante no es ella, sino lo que muestra? Si son cuadros de encargo, ¿es que se cuela en el motivo a propósito? Sólo la encontraremos si observamos detenidamente. ¿Búscame y me encontrarás?

Clara Peeters es una de las tantas pintoras de la Historia que fue cubierta por el velo del olvido. Pero ahí está ella, medio escondida, esperando a que la descubras entre manjares y vajilla lujosa.

 

 

Fuentes: Cóndor, M. La vida secreta de las cosas. En Descubrir el Arte, Madrid, ArtDuomo,2016, nº 212

Museo del Prado, El arte de Clara Peeters. Madrid, Museo del Prado, 2016

Tsaneva, M. Clara Peeters. Publicación independiente para Kindle, Amazon, 2019

     Web Museo del Prado

 


 


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