Hubo cambio de planes. Tenía una reunión
cerca del Paseo del Prado. Llovía con todo, era imposible caminar entre charcos
y paraguas que van y vienen. Me enteré al llegar de que la reunión se hacía más
tarde: me habían avisado, pero yo no había visto el mail. “¿Y qué hago ahora?”
Tenía que hacer tiempo.
Renoir, Mujer con sombrilla en un jardín, 1873 |
Ya me conoces: me metí en el Thyssen a ver la expo de
Renoir.
¿Qué pasa este año con tanto
Renoir? En la Fundación Mapfre de Barcelona y en el Thyssen. ¿Es la respuesta
al movimiento “Renoir sucks at painting”? (Si te lo perdiste, mira este link)
Vale, da igual. Aquí está para
que lo disfrutemos.
Renoir, Baños en el Sena (La Grenouillière), 1868 |
La expo del Thyssen no decepciona,
es muy completa: abarca todas sus etapas creativas y todos los géneros, aunque
se echa de menos algún cuadro más de flores. Ahí tienes paisajes puramente
impresionistas, con pinceladas cortas, variadas y de colores puros, tratando de
representar el movimiento del agua en la Grenouillière (con Monet a su lado
haciendo lo suyo); retratos vaporosos, como si fueran hechos al pastel;
retratos de grupo, en interiores, o una montaña de Sta. Victoria, cuya
pincelada te hace pensar en Cézanne…
Renoir, Almuerzo en el restaurante La Fournaise, 1875 |
Sus cuadros te hacen recordar
texturas, transparencias, perfumes, gestos y miradas. Nos parecen viejos
conocidos de tanto verlos, pero estoy segura de que en ellos encontrarás
siempre algo nuevo.
Renoir, Mujer al piano, 1875 |
Las mujeres somos coquetas, nos
peinamos, nos hacemos trenzas, nos miramos en el espejo, pero también leemos
libros o el periódico, tocamos el piano o la guitarra, bordamos o cosemos y
paseamos por jardines. Todas estamos ensimismadas en nuestras actividades (¿o
en nuestra propia condición de ser mujer?)
Renoir, El libro de figuras, 1895 |
Y los niños, ¡con cuánto cariño
los pinta!
Renoir, Monet leyendo, 1872 |
Monet está presente con su
retrato leyendo el diario y fumando en pipa y también su esposa Camille,
reclinada en el sofá. Sus hijos, su esposa, Gabrielle (su modelo) están también
como parte de su universo personal. Y los retratos de encargo, muy diferentes
entre sí, pero con la constante unificadora de su idea de composición y
vibración del color.
Renoir, Mme. Monet leyendo, 1874 |
Sorprende lo rico en color que son sus fondos o las
texturas de la vestimenta de sus personajes. Sorprende la soltura en que pasa
de lo definido a lo indefinido, cómo representa a los objetos (una mesa, un
piano…) sin necesidad de líneas y, sin embargo, están ahí, con todo su volumen
y peso. Y cómo en una mancha indefinida y evaporada no sólo está prestando
atención a la forma sino también a las sombras.
Renoir, Paisaje en La Roche-Guyon, 1887 |
Es un pintor que te puede gustar
o no. Las opiniones están divididas. Pero nadie pasa de largo. Hay algo de
alegría de vivir, de plenitud en todos esos cuadros. Me puse a copiar en mi
libretita uno de sus paisajes, quería descubrir su secreto. Lástima: Monsieur
Renoir estaba allí, presente en cada trazo y en la idea de sus cuadros, pero
mudo y sordo a mis preguntas.
Salí del Thyssen y seguía lloviendo. “¿Y ahora qué hago?” Vi la silueta del Museo del Prado y allí fui. Quería ver la exposición de Clara Peeters, una pintora del sg. XVII, o sea, barroco flamenco.
Peeters, Mesa, aprox.1612 |
Peeters, Mesa, aprox. 1612 |
Las pintoras somos muchas, pero
no se nos ve ni se nos oye. No estamos en las enciclopedias ni en los museos.
Si alguna logró inmiscuirse en ellos, ésa es Clara Peeters.
El Museo del Prado tiene 4
cuadros suyos. Estuvieron siempre ahí. Ahora se ha convertido en la primera
mujer a la que el Museo le dedica una exposición propia. ¿Se lo merece? No
tengas la menor duda.
Peeters, Bodegón, aprox. 1612 (Wikipedia) |
Las mujeres no debían pintar, era
tarea de hombres, y ya bastante tenían ellos con lograr que el oficio fuera
considerado un arte, no una artesanía. De ella se sabe muy poco, pero es muy
probable que fuera hija de un pintor y que su padre le enseñara el oficio para
que heredara los secretos de su taller.
Peeters, Naturaleza muerta con pescados, sg. XVII (Wikipedia) |
La exposición consta de sólo 16
cuadros (15 de Peeters y uno de Brueghel el Viejo y Rubens, “La alegoría del
gusto”). Pensé que la podía ver en un ratito, pero no. Te atrapan y ves uno y
otro y los vuelves a ver para no perderte detalles. Son todas naturalezas
muertas: ella pintaba lo que podía pintar, lo que era parte de su mundo. No
podía pintar figura humana, no lo tenía permitido. Así revela un mundo
cotidiano a través de diversos objetos que aparecen una y otra vez. Hay flores,
presas de caza, manjares exóticos y vajilla lujosa. ¿Es ella de clase social
alta? ¿O son retratos de sus clientes a través de sus objetos y comidas?
Peeters, Naturaleza muerta, sg. XVII (Wikipedia) |
Los objetos no son
intrascendentes, tienen un significado más allá de su presencia, como era usual
en la pintura de su época. ¿Podemos entender hoy sus alegorías? ¿No se nos
estará escapando algo? Los manjares que vemos, ¿sólo tienen una intención
testimonial, costumbrista, o son signo de lo pasajero de esta vida? ¡Interesantísimo ver cómo eran las comidas en esa época!
Algunos cuadros están firmados
sutilmente: aparece su nombre en un cuchillo (¿un regalo de bodas?), en dulces
que forman su inicial o se retrata en los reflejos de los metales.
La técnica: impecable. Sólo basta
ver cómo se las apaña para lograr el adamascado de un mantel con pliegues en
tonos grises.
¿Quién era Clara? ¿Lo sabremos
alguna vez? Por el momento, sólo nos queda tratar de adivinarla en sus cuadros,
en la imagen borrosa de sus pequeños autorretratos.
Peeters, Naturaleza muerta con quesos, almendras y pretzels, sg. XVII (Wikipedia) |
Si puedes, no te pierdas estas
exposiciones. Clara Peeters está en el Prado hasta el 19 de febrero de 2017.
Renoir está en el Thyssen de Madrid hasta el 22 de enero de 2017. Y si no
llegas, ¡hay una segunda oportunidad en el Museo de Bellas Artes de Bilbao!
"Renoir entre mujeres" en la Fundación
Mapfre de Barcelona termina el 8 de enero y luego se traslada a Bilbao. Vale la pena verla: la joya de la exposición es “El baile en el
Moulin de la Galette”, que analizamos en nuestro primer artículo, hace mucho
tiempo ya… (Un poco de nostalgia: pincha aquí.) ¿Vamos?
Renoir, Campo de trigo, 1879
Este artículo también lo puedes leer en lacasaartica.com
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Agendáme para Bilbao, vamos juntas?
ResponderEliminarBueno... Pero mándame un mail, porque los anónimos no van a exposiciones... (Es un chiste, eh?)
EliminarQué suerte que haya llovido en Madrid. Así salió este comentario de Cristina.
ResponderEliminarHola Cristina! Los críticos comentan que la exposición de la Fundación Mapfre supera con creces la calidad artística de la exposición del Museo Thyssen, que se centra en la época artrítica del pintor. Qué opinión tienes? Has podido ver la de Barcelona?
ResponderEliminar¡Gracias por tu comentario! He visto las dos exposiciones. Yo no diría que una es mejor que la otra, pues son diferentes. La del Thyssen abarca todas las etapas creativas de Renoir; la de la Fundación Mapfre presenta retratos de mujeres, con algún cuadro más de flores, y la mayoría son de la última época del artista. A mí me pareció mejor la del Thyssen, porque es más completa y hay más cuadros de estilo impresionista (que es lo que me gusta a mí), pero la de la Fundación Mapfre también está muy bien y merece la pena verla. ¡Y es siempre un placer volver a ver Le Moulin de la Galette! ¡Un esfuerzo enorme haberlo traído a España!
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