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jueves, 14 de abril de 2022

Una "Última Cena" muy peculiar

 

Bouts, La Última Cena, 1464

Bouts, La Última Cena

Cuando nos explican la Historia del Arte nos muestran una seguidilla de movimientos artísticos, encadenados unos con otros. Es un buen recurso pedagógico y no está lejos de la verdad… pero a veces la realidad es mucho más complicada. Muchas veces diversos estilos conviven, ya no sólo en un mismo lugar, sino también entre diversos países. Hoy estamos acostumbrados a que las comunicaciones son instantáneas… pero si piensas en siglos pasados, la cosa no era tan así. Podían pasar décadas sin que unos se enteraran de lo que estaban haciendo los otros. A veces, como en la Edad Media, eran los mismos artistas que iban de un lado al otro en busca de oportunidades y así se difundían las nuevas técnicas. Con la llegada de la imprenta, las estampas y grabados comenzaron a circular de manera vertiginosa y así también nos enterábamos de lo que pasaba en otros lugares. Aun así, podía pasar que lo que se hacía aquí no tenía nada que ver con lo de más allá. Cuando unos avanzaban en determinada dirección, en otras partes seguían haciendo lo mismo de hacía siglos.

Esta semana te traigo esta tabla de Dirk Bouts (también lo encontrarás como Dieric) que es muy curiosa y ejemplifica perfectamente lo que te estoy diciendo.

Bouts, Altar del Santísimo Sacramento, 1464


Bouts era un artista de Haarlem, pero trabajó en Lovaina, en el sg. XV, y se lo etiqueta como renacentista flamenco. Ya sabes, las etiquetas son lo que son… ¿Renacentista o gótico? Depende.

Bouts, El encuentro de Abraham
y Melquisedec (arriba izq.)


No se sabe mucho de su vida,
como suele ocurrir con muchos de los artistas de esta época. Van Mander (te conté quién es por aquí) nos dice que tenía un muy buen pasar y que llegó a ser noble a través del casamiento con su segunda esposa. No se sabe quiénes fueron sus maestros: se supone que fueron van Eyck y van der Weyden, por ciertas características de su estilo.









Esta obra que te presento es la tabla central del Retablo del Santísimo Sacramento. Mide 180 x 290 cm y se supone que la pintó entre 1464-1467; se encuentra en el tesoro de la iglesia de San Pedro en Lovaina. Está pintada al óleo (ya te conté aquí cómo fue la invención de esta técnica) y estaba destinada para esa iglesia, que en ese momento estaba siendo construida. El encargo fue hecho por la Confraternidad del Santísimo Sacramento. Se conserva el contrato firmado entre dicha confraternidad y el artista: le pagaron 200 gulden, un dineral, aunque a cambio le exigieron que no tomara otros encargos y que debía costear con ese dinero los materiales. En el contrato figura que desean que haga “todo lo posible para demostrar en él el arte que Dios le ha dado”.[1]

(Imagen: Wikipedia)


Bouts, El encuentro del maná
(arriba der.)



Como retablo tiene 2 alas adicionales,
en las que muestra pasajes del Antiguo Testamento, que prefiguran la institución de la Eucaristía. No alcanzó a pintar la parte exterior de estas alas, pues murió en medio de su trabajo. Se encargaron de terminarlas sus dos hijos, Albrecht y Dirk.










Esta tabla fue robada por los nazis en 1942. Las alas fueron vendidas a museos alemanes luego de la guerra, se desperdigaron entre Berlín y Munich. Alemania tuvo que devolverlos a Bélgica, en el marco de los tratados de reparación de expolio de obras de arte, y ahora podemos ver el retablo en su concepción original.

Y, como te decía, esta obra es el ejemplo perfecto de esos períodos de transición en los que un pie está en una época y el otro, en el futuro próximo. Vamos por partes.

Bouts, Cristo, Salvator Mundi,
1464

Bouts
nos presenta a Cristo en la Última Cena,
rodeado de sus discípulos y otros personajes. A los Apóstoles los agrupa de a 3, San Juan y San Pedro al lado de Jesús. Judas, en el extremo izquierdo de la mesa, con su bolsa de monedas de plata. Cristo está bendiciendo la hostia, instaurando desde entonces la Eucaristía. La figura y el gesto de Cristo son los del Salvator Mundi.








¿Y los otros personajes? Hay dos figuras con vestimenta moderna. No se sabe quiénes son; sin embargo, si han sido incluidos en esta escena, probablemente sean los que encargaron la obra, o sea, alguno de los cofrades de la Confraternidad. Curiosamente, no están arrodillados, como solemos ver a los donantes en la pintura italiana de la época. ¿Y has visto la ventanita con esos 2 chismosos detrás? Probablemente sean sirvientes que no se quieren perder de participar en la Cena del Señor. Hasta aquí, nada nuevo. Sigue el tópico de la Última Cena, un tema que ya se pintaba en las catacumbas romanas.

Cristo y los 12 Apóstoles, Catacumba de Domitila, Roma,
sg. 4 d.C.


Pero miremos un poco más allá. ¿Dónde están? Es el interior de una casa flamenca, sin duda. O sea, la Cena del Señor transcurre en el sg. XV, es un suceso contemporáneo. Así se la imagina Bouts y, seguramente, con mucha ayuda de algún teólogo: si la misa revive cada vez la Última Cena de Jesucristo, ¿por qué no llevarla al sg. XV, en una casa común y corriente? Y fíjate que no es una elección casual: Cristo no bendice el pan, como es lo usual en este tipo de pinturas, sino que está bendiciendo la hostia, como si estuviera celebrando la misa Él mismo, en el Flandes del sg. XV.

Del Castagno, La Última Cena, 1447


Y lo curioso, lo nuevo, está en la representación de ese interior. Bouts se anima a usar la perspectiva lineal, aquélla que los italianos habían desarrollado hacía unos pocos años o décadas. (P.ej., Duccio, en La Maestà, la había pintado en 1308; del Castagno, en 1447, y Leonardo, unos cuantos años después, 1495. Te pongo las imágenes para que compares.)

Duccio, La Última Cena, La Maestà, 1308


O sea, Bouts conoce lo que se está haciendo más al sur, así como los italianos aprovecharon de la mezcla de pigmentos con aceite, que usaban los del norte. Pero no sabe usar la perspectiva, no conoce los fundamentos teóricos. Las líneas de la mesa van hacia un punto de fuga que está por encima de la cabeza de Cristo, una puerta con una moldura en forma de cruz (¿prefiguración de la Pasión?). Las baldosas tienen el mismo punto de fuga. Pero las ventanas de la izquierda, el pasillo de la derecha y la ventanita del fondo a la derecha tienen cada uno su punto de fuga propio. Además, elige un punto de vista tan alto que debe forzar la perspectiva de la mesa: parece como que los alimentos se fueran a caer. Bouts quiso estar a la vanguardia. Quiso mostrar el espacio, la profundidad, como lo hacían los italianos, pero no sabía cómo.

Leonardo, La Última Cena, 1495


Bouts, La fiesta de la Pascua
(abajo izq.)

Por otro lado, todavía sigue siendo antiguo en la representación de las figuras.
Cristo es una figura lánguida, alargada y de mayor estatura que el resto de los personajes, a la manera medieval. Los Apóstoles que nos dan la espalda son gigantescos: no está mal, es lógico que lo que está más cerca se vea más grande. ¿Pero no es esto un resabio de lo que era la perspectiva simbólica de la que hablábamos en la Edad Media? (Lo vimos aquí.)








En fin, se dice que fue el primero en usar la perspectiva lineal en los Países Bajos. No es tan así, pues van Eyck ya la usaba, pero éste conocía las limitaciones que esto le ocasionaría y ocultaba las líneas que van hacia el punto de fuga siempre que podía. Parece como que Bouts se metió en un lío o arriesgó demasiado.

Bouts, El profeta Elías en el
desierto (abajo der.)

Así que, mira, mientras en Italia se lo pasaban buscando puntos de fuga
y construyendo con líneas los espacios, sacándose de encima el polvo de la Edad Media, en el norte había otros artistas tratando de emular lo que hacían sus otros colegas del sur, sin negar lo que les habían enseñado los siglos pasados.

Por eso, contar la Historia del Arte como una sucesión de artistas y obras no tiene mucho sentido… Hay que mirar un poco a los que conducen por el otro carril, al mismo tiempo que uno…





Que tengas unas felices Pascuas.



[1] Citado en Nash.

 

Fuentes: Bialostocki, J. Spätmittelalter und beginnende Neuzeit. Berlin, Propyläen V., 1990

Nash, S. Northern Renaissance Art. Oxford, Oxford University Press, 2008

van Mander, K. Le vite degli illustri pittori fiamminghi, olandesi e tedeschi. Sant’ Oreste, Apeiron, 2000

notas personales



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