Cristina del Rosso: Feliz cumpleaños

Madrazo y Garreta, Felicitación de cumpleaños, 1880 (Imagen: Museo del Prado)

Un 24 de abril de 2014 te di una gran sorpresa: largué este blog. Hace 8 años de eso. Increíble. Estaba en el medio de la preparación de una exposición muy importante para mí. Hacía rato que le daba vueltas a esto de tener un blog, pero no me decidía. Sin embargo, mientras me volvía loca con la inauguración, marcos, folletos, invitaciones, agregué otro factor de estrés. Me dije: “es el momento de largarlo”. Consulté a los que me tenían que ayudar con la parte técnica, me dijeron que sí, y ¡avanti! Han pasado 8 años desde ese día. Realmente no lo puedo creer. Han pasado muchas cosas durante todo este tiempo: contratiempos, mudanzas, enfermedades, accidentes, viajes largos, exposiciones, proyectos, una pandemia… Sin embargo, a pesar de todo, siempre pude enviarte a tu mail mi artículo de los jueves. (Bueno, salvo en la semana de Año Nuevo, en la que nos tomamos siempre un descansito.)

En fin, hay mucho trabajo y planificación detrás para que ningún imprevisto te deje sin tus historias de la Historia de la Pintura.

Madrazo y Kunst, El pintor
Raimundo de Madrazo, s.f.

Es así como, después de 411 entradas (¿tantas he escrito?), estamos de cumpleaños esta semana. No sabía cómo celebrarlo hasta que me topé con este cuadro de Madrazo y Garreta, Felicitación de cumpleaños (también llamado “La Carta de amor”). Está en el Museo del Prado, aunque no expuesto al público.

Te confieso: los Madrazo no me caen demasiado bien. No es mi estilo. Pero hay que sacarse el sombrero ante cada uno de ellos. ¿Ellos, los Madrazo? Sí, pues son una dinastía de pintores y por eso siempre conviene aclarar el 2do apellido.

Madrazo y Garreta, Salida del baile de máscaras, 1885

Raimundo de Madrazo (1841-1920) estaba destinado a la Pintura. Estudió en Madrid y pronto se marchó a París, donde desarrolló toda su carrera. Se dedicó a testimoniar con sus pinceles, de manera realista, la vida elegante y burguesa de la vida moderna. Sus retratos son francamente increíbles (y le compite de igual a igual a su padre, Federico) y era muy requerido entre la alta sociedad de todas partes.

Sorolla, Raimundo de Madrazo, 1906

Madrazo y Garreta, Aline
Masso con mantilla blanca, 1875

Pero vayamos a la Felicitación de cumpleaños. Esta joven tan bella ha recibido un soberbio ramo de flores y con una tarjeta en sobre lacado. ¿Qué dirá la tarjeta? Por cómo lo tituló el pintor, seguramente le dirá “Feliz cumpleaños, querida… “. O quizás; ¿”amada mía”? La pose de la modelo es espectacular, da una sensación de espontaneidad increíble. No parece como que hubiese estado posando un rato largo en esa actitud (nada cómodo, la verdad). El pintor puso lo suyo, pero, sin duda, ella también. El cuadro entero es un juego de simulación de texturas: mira los bordes de piel de su “robe”, las uñas de la joven, el brazalete de oro apenas escondido, su lazo en el pelo y el ramo de flores, colocado muy a propósito en esa posición. ¡Y los diferentes tonos de piel! Un maestro.

Quitry, La modelo Aline Masson
en el estudio de R. de Madrazo
1875 (Museo del Prado)

¿Quién es ella? La modelo se llamaba Aline Masson y era la hija del conserje del palacio de París del marqués de Riera, muy amigo del pintor. Ella posó para el artista durante 15 años y son muchísimos los cuadros en los que aparece, de todas las maneras posibles. Podemos comparar estos retratos con sus fotos: sin duda, Madrazo añadió su toque personal a los rasgos de esta chica. Realmente, ¡sabía posar! Y el pintor la elevaba a otra dimensión: Aline era el punto de partida para representar a la Belleza femenina ideal, la belleza atemporal de las parisinas. Su elegancia, la actitud, la vestimenta, las joyas y su juventud, retratada por el pincel del maestro, hicieron que estos cuadros fueran muy codiciados. Trasmitía alegría, elegancia, saber estar y, por supuesto, nada de preocupaciones. El mundo seguía girando, pero ella parecía parte de otro mundo.