Gérôme, Bonaparte ante la Esfinge, 1867 |
¿De quién me estás hablando?
De Jean-Léon Gérôme. Así, con
todas las tildes. ¿Y éste quién es?
Seguramente, tu reacción habrá
sido ésta misma. Sin embargo, fue un gran pintor, famosísimo… pero que hoy en
día los vaivenes de la moda, o el gusto, lo han cubierto con un manto de
olvido.
Gérôme, En el desierto, 1867 |
En mi caso, no pasaba de ser una
línea en la enciclopedia o Historias del Arte. Ah, sí, Gérôme, el orientalista;
el profesor de Mary Cassatt y de unos cuantos más. Uno de los academicistas que
criticaban al impresionismo. No me llaman la atención esos temas y, si me
detuve alguna vez frente a alguna de esas imágenes, fue sólo para ver qué más
puedo aprender de él en cuanto a técnica. Ah, sí, lo hizo así y asá, muy bien,
y a otra cosa.
Gérôme, Tigre en guardia |
Sin embargo, la vida te sorprende
a la vuelta de la esquina. O mejor dicho, un domingo con un hilo de Twitter.
Las redes sociales suelen ser un reducto de odio y porquerías, pero muchas
veces encuentras rincones en ellas que son un oasis (y en este caso, nunca
mejor dicho). Como te decía, un domingo cualquiera apareció un hilo sobre
Gérôme escrito por un tal Abraham Ramírez. ¿A quién se le puede ocurrir
escribir sobre Gérôme un domingo? Por mera curiosidad, empecé a prestarle
atención. Domingo a domingo, Abraham te iba metiendo en paisajes de arena y
camellos, gladiadores romanos, odaliscas, alfombras…
Gérôme, El golfo de Akaba, 1897 |
En fin, muchos empezamos a
prestarle atención a Gérôme gracias a Abraham. Y todo ese trabajo, al final, se
convirtió en un libro, que ahora tengo entre mis manos. Lo leí de un tirón, la
verdad. Muy bien escrito, ameno, sin dejar de ser sólido en el contenido. Es el
primer libro sobre este artista en español. Y las imágenes son de lo mejor.
Sabemos muy bien con qué dedicación Abraham escogió esas imágenes.
No te voy a resumir el libro,
pues no se lo puede reemplazar con un post. Sólo te quiero contar un poco quién
era este artista, para que te pique también el bichito de la curiosidad y
busques quién es o leas el libro.
Gérôme, Ave, Caesar, morituri te salutant, 1859 |
Gérôme fue un hijo de su tiempo,
sin duda. Como todos, había hecho su viaje a Italia, a Roma. Allí se topó con
un mundo que estaba escondido en esas ruinas y en textos clásicos y decidió
revivirlos en sus cuadros. Pero no como Ingres que rescataba esas historias
para sacar una moraleja para el presente. Gérôme les dio vida, echó a volar su
imaginación y nos las presentó como si estuviesen ocurriendo hoy. Por ahí
Abraham dice que es un pintor costumbrista. Creo que tiene razón. Y yo le
agregaría “costumbrista del pasado”. (Para comparar, puedes revisar aquí qué es
la pintura costumbrista.) Imaginación prodigiosa, realmente. Los gladiadores,
los mártires, los leones… todo pintado con una técnica magistral, realista al
máximo, pero la anécdota ya no es realista.
Gérôme, Pollice verso, 1872 |
Nuestro ensayista hace alusión a
la influencia de este artista en el cine. No puedo hablar mucho de esto: no sé
nada del Séptimo Arte. Sin embargo, cuántas veces hemos visto estas mismas
escenas en tantas películas… Nos parecen familiares. Gérôme fue fuente directa
de ellas; las ha representado con tanta crudeza, dramatismo y verosimilitud que
ya nos hemos olvidado de que fue él el que las imaginó…
Gérôme, La muerte de César, 1859 |
Gérôme, El comerciante de alfombras, 1887 |
Y también llegaron los varios viajes al Oriente. En esto también fue hijo de su tiempo. No olvidemos las campañas de Napoleón a Egipto, p.ej., o el viaje de Delacroix a Argel. La pintura de Gérôme se llenó de turbantes, alfombras, arena del desierto, camellos… Se valía de la fotografía como ayuda para su creación, pero también fue un dibujante increíble, que documentaba todo lo que veía. Sus dibujos podrían formar un álbum de estudios antropológicos. ¿Qué interés podía tener en pintar esas tierras? Pues, la necesidad de otros paisajes, del exotismo… y había gente que compraba sus cuadros, que quería esas escenas en sus casas. Y los vendía muy, pero muy bien, gracias a su marchante Goupil, que se encargó de colocar sus cuadros en las colecciones más importantes de Estados Unidos.
Si me das a elegir, me quedo con
3: La muerte de César, La última oración de los cristianos y Pollice verso.
No me di cuenta: los 3 son cuadros de Roma… No me gusta lo orientalista, pero
en este caso, la elección viene por la composición y los juegos de luces:
magistral. En esto es totalmente moderno, un precursor.
Gérôme, La última oración de los mártires cristianos, 1863/ 1883 |
Gérôme, El Muro de los Lamentos |
Murió en 1904. La Pintura había cambiado muchísimo. Fue muy crítico con el impresionismo. Si te pones en su lugar, era entendible: ¿qué es eso de la espontaneidad al crear? ¿Y esos acabados tan desprolijos? ¿Cómo es eso de terminar un cuadro en media hora, en un día? Era banalizar el arte, era rebajar la actividad del artista a la mediocridad. Sus obras estaban desfasadas, eran un resabio de una época pasada. A eso agrégale la saturación del mercado, por la cantidad de reproducciones que se vendieron de sus obras. Él siguió siendo fiel a sus principios, no quiso adaptarse a los nuevos tiempos. ¿Lo necesitaba? No. Se dedicó a la escultura con 50 años: polifacético, el hombre. Y no lo hacía nada mal.
En fin, éstas son mis impresiones
del libro de Abraham. Tienes que leerlo. No te puedo decir que ahora me gustan
los orientalistas, que no, pero aprendí a verlos de otra manera. Y gracias a
esta lectura, Gérôme subió un escaloncito en mi lista de favoritos.
Si quieres comprar el libro lo
puedes hacer en libros.com; está en varios formatos. (Aclaración: no recibo
ninguna comisión por esto, ¿eh?)
Gérôme, Diógenes, 1860 |
En artículos anteriores
te mostré obras de este artista:
"Tulipomanía" en Todos se volvieron locos
"La verdad sale del pozo" en El caso Dreyfus y los impresionistas
Gérôme, Jóvenes griegos en riña de gallos, 1846 |
Fuente: Ramírez, A. Jean-Léon Gérôme. Pintura de arena y seda. Madrid, libros.com, 2022
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