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jueves, 18 de julio de 2019

Unas vacaciones muy productivas


del Rosso, Girasoles, 2013

No todo es peligro cuando uno intenta pintar al aire libre, qué va. Claro que hay que tomar precauciones, como eso de la insolación que te conté el otro día (pincha aquí): un buen sombrero o sombrilla, crema solar, si es verano; en invierno, un buen abrigo, guantes, botas de goma. Un engorro. Agrégale que el óleo no se seca enseguida y hay que buscar la manera de transportar tu trabajo sin que se te dañe. El avión, descartado. En estos casos, mejor el acrílico, y terminarlo con óleo en tu casa.

A mí me cuesta muchísimo concentrarme, así que me molesta muchísimo la gente que se para a conversar conmigo cuando estoy pintando al aire libre. Nunca falta alguno que te empieza a contar que su tía pinta o que te da indicaciones sobre cómo pintar tal cosa… Hay que tener mucha paciencia. Las condiciones de luz en el paisaje cambian muy rápidamente, no puedes perder el tiempo conversando… Si ves a alguien pintando al aire libre, acércate, si quieres, ¡pero no distraigas al artista! Por eso busco lugares donde pueda pintar tranquila, sin gente alrededor. (Bueno, si vas en grupo es otro cantar, porque todos estamos en la misma.)


(Imagen: C.del Rosso)


Solíamos ir de vacaciones a la finca de unos amigos, muy entrañables. Era el lugar ideal para pintar. Después de desayunar, tomaba mi sombrero, mi mochila, mi bloc, y a buscar el motivo para ese día. Y lo bueno era que podía dejar allí los cuadros húmedos, sin problemas. De ese lugar salieron muchos cuadros. Uno recibió un primer premio (no te lo puedo mostrar porque cedí los derechos de imagen y reproducción).

Salíamos a hacer muchas excursiones; los niños aprendieron a andar en bici, a conducir con el tractor, a cosechar frutas… ¡cuántos recuerdos! Uno de los paseos era caminar por entre plantaciones de eucaliptos. ¡Qué lástima que en los cuadros no se puedan reproducir aromas! El primer cuadro fue éste, con el sol de la tarde. 

del Rosso, El valle, 2007

El aroma de los eucaliptos me sabía a color azul y así quise pintarlos. Mucho tiempo después, haciendo limpieza en un armario, encontré una vasija de barro y, al abrirla, se esparció un perfume penetrante, de árboles, que me recordaron esos paseos. Esas bellotas (¿así se llamarán?) de eucalipto todavía conservan su perfume. Me trajeron el recuerdo de esas vacaciones y pinté este otro, ya de una foto antigua. Quién sabe si esas bellotas no vinieron de esos mismos árboles…

del Rosso, Eucaliptus, 2016


del Rosso, Girasoles, 2007
Nuestros amigos habían plantado algunos girasoles. Yo había estado toda la mañana pintando unos bocetos frente a ellos, pensando en van Gogh y esas cosas. Entré a la casa, cansada y un poco agobiada por el calor. Mientras limpiaba mis pinceles, llegó el hijo de nuestros amigos con un ramo enorme de girasoles y se los regaló a su mamá. Ella le dio un gran beso, buscó un jarrón y las puso sobre la mesa del comedor. Mi horario de trabajo ya había terminado, ya era tarde, había que sentarse a comer. Le saqué una foto y, ya de vuelta en mi taller, pinté este cuadro, en recuerdo de esos días y del gesto de ese cariño entre madre e hijo. El lugar no era exactamente así: no tenía mucho sentido reproducirlo tal cual era.












También de esa casa surgió este cuadrito de las fucsias. Cubrían todo el porche, con este color tan vibrante (y tan difícil como el de la bouganvilla del otro día: pincha aquí).


del Rosso, Fucsias en el porche, 2013


del Rosso, Vergel inesperado, 2004
Y este otro cuadro también surgió en esas vacaciones. La finca no tenía suficiente agua y nuestros amigos buscaban denodadamente alguna fuente natural. En uno de esos intentos salió este arroyito, pero era agua inservible, venía con mucho azufre, o sea, con un olor apestoso. Sin embargo, para la vegetación esto no era un impedimento: comenzaron a brotar flores y plantas, como si nada. Esto me llamó muchísimo la atención: lo que para nosotros no servía, la naturaleza lo absorbía para sí y creaba nueva vida. Y pinté este cuadro. Y menos mal que los cuadros no despiden aroma (mejor, sí, aunque nos perdamos el de los eucaliptos).













Si pinchas en cada imagen, podrás verlas mejor en mi página web (salvo Vergel inesperado: pertenece a una Pinacoteca de Italia.)

Y te debía los artículos perdedores de este año:

5- El día de San Nicolás: analizamos esta obra de Jan Steen.











4- Con alas de mariposa: vimos este cuadro de Bonnard.












3-Cuadros pintados que no fueron pintados: las restricciones que los nazis le impusieron a Nolde.









2- El alma del pintor… : está en su paleta.









1-Vegetales danzarines: analizamos la obra de Sánchez Cotán.












Estos pobrecitos son los perdedores porque fueron publicados hace poco… Dales otra oportunidad.






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