|
Rocas de Sto. Domingo, Chile (Imagen: C.del Rosso) |
Siempre me gustaron las rocas. Una roca contiene en
sí un microcosmos. Son testigos del tiempo que pasa. No son eternas, pero lo
parece. Si pudiesen contarnos cosas…
¡cuántos secretos tendrán! ¡Cuánto habrán visto! Cada una es diferente a la
otra, y no me refiero a las clases de minerales que contengan, que también
influye, sino a que cada una muestra las huellas, las heridas, de lo que han
vivido. Tienen su propia personalidad, su propia historia.
|
del Rosso, Rocas, mar, 2009
|
Por eso me gusta pintarlas, para desentrañar sus
secretos, aunque yo sepa que eso es imposible.
|
del Rosso, Daños colaterales: El graffiti II, 2016 |
La gran revelación sobre lo que significaban para
mí fue en una excursión que hicimos con nuestro profesor a las Rocas de Sto.
Domingo, en la costa chilena. El las pinta como nadie. La idea era pintarlas
así, directamente, frente a ellas. No nos acompañó el clima, estaba nublado y
muy ventoso, que nos complicó bastante: ¡la arena se te pega en el óleo!
Aprendimos mucho, lo pasamos muy bien. Saqué muchísimas fotos, más que nada
como recuerdo; en ese momento no tenía en mis planes pintar sobre este tema.
Pasó el tiempo. Vi rocas en otras partes, en otros
viajes: siempre me quedaba con esa misma sensación, la de querer interrogar a
un objeto inerme, milenario: un sinsentido.
Las vi en campos, mares, en la ciudad… Y siguen ahí. Comencé a pintar ésas de Sto.
Domingo, recreándolas, sin la intención de realismo, ya que las estaba pintando
desde el recuerdo. Las pinté a la orilla del mar, con el agua invadiéndolas sin
pedir permiso. El agua se mete por los lugares más insólitos. El mar las baña,
se va y vuelve. Muchas alojan mejillones y otros bichos.
|
del Rosso, Decisiones trascendentales, 2011 |
Y en una época muy difícil para mí, las
pinté abriéndose al mar, como 2 puertas. Supongo que estaba buscando una
salida. Pensé cada trocito de la pared rocosa como un espejo del conjunto en sí.
|
del Rosso, Daños colaterales: El graffiti I, 2016 |
El paso siguiente fue querer darles todo el
protagonismo, que cubrieran todo el cuadro. Volví a las fotos de esa excursión.
Recordé las rocas llenas de graffitis. Siempre hay alguien que no resiste a la tentación de dejar su huella
con pintura, sin importarle mucho el soporte. Me pareció interesante reproducirlos, para integrar otros colores
en el cuadro. Pero, a la vez, sabía que, aunque la naturaleza siempre se venga
y la pintura del graffiti no habrá durado mucho, eso las había dañado. No
habrán sufrido, sufrimos nosotros; el daño regresa a nosotros mismos. Pinté
otro cuadro de graffitis con todas estas ideas en la cabeza. Y esto me exigía
ser más radical. Te tengo que confesar que la mancha de pintura era tal cual te
la muestro en el cuadro, pero en negro. El negro se hubiera diluído en el
conjunto del cuadro y no me servía para lo que yo quería expresar. ¿Azul,
amarillo, verde? No me servían, necesitaba un color más contrastante. No, rojo: esto era lo más radical. La gente que ha visto el
cuadro se sorprende, queda intrigada, es chocante: en fin, era eso lo que
quería lograr.
Acabo de terminar otros dos; mejor dicho, están en
la fase final, pero no terminados. Otra vez, las rocas ocupan todo el cuadro,
pero ahora quise destacar la profundidad de la grieta, el poder de la línea.
Tendrán un toque de brillo especial, pero no te lo quiero revelar todavía
porque no sé cómo va a ir evolucionando mi idea.
|
En proceso.... (fragmento) (Imagen: C. del Rosso) |
Me encantaría conocer tu opinión…
Si pinchas en cada imagen, podrás verlas mejor en
mi página web (salvo los dos últimos, que están sin terminar del todo).
|
En proceso... (fragmento) (Imagen: C. del Rosso) |
No hay comentarios :
Publicar un comentario