navigation + slideshow

jueves, 1 de agosto de 2019

El mar


(Imagen: L.Vigo)

La semana pasada te hablaba de las rocas, inmóviles y testigos del tiempo. (Si no lo viste, pincha aquí.) ¿Y el mar? El mar es movimiento constante, puro dinamismo, lo contrario a las rocas. Ver el mar chocando contra las rocas de la orilla es el encuentro de 2 opuestos.

Me fascina el mar. Seguro que a ti también. Me gusta quedarme de pie, en la orilla, tratando de absorber y entender todo ese movimiento. Entender cómo surge, de dónde viene, cómo se encuentran las olas, los reflejos del sol y del cielo. Para pintar el mar hay que captar todo esto. No hay una ola igual a la otra. Si hay viento, tormenta, sol, mar calmo, todo es diferente. Al amanecer, al atardecer, el agua se va tiñendo de colores increíbles.


del Rosso, Mediterráneo, 2010


¿Qué es lo que nos atrae del mar? Lo pinté muchas veces. En Valencia quise encontrar lo que buscaba Sorolla, entender sus cuadros viendo lo que tantas veces pintó, ahí mismo, con su caballete y lidiando con la arena y el viento. Entonces entiendes lo grande que fue. Tenía el mar y su playa dentro de su corazón. Lo envidié un poco: yo no crecí junto al mar, ni tampoco tuve la suerte de vivir cerca de él. Es lo que toca, así es.

Intenté pintar esa sensación, esa luz blanca de Valencia. Pero quería pintar el mar, sólo el mar. Y éste fue el resultado. Lo vendí enseguida. 



del Rosso, Océano, 2009

Era para un regalo; mi cliente se entusiasmó, quiso uno para sí mismo y se llevó esta vista de Viña del Mar (Chile).


del Rosso, Playa de Viña del Mar, 2009

Lo colgó en su casa, lo vio una visita y no quiso ser menos, pero ¡yo no tenía más marinas! Me encargó una y le pinté ésta del faro de Biarritz.


del Rosso, Biarritz, 2010


Y otra vez, en Valencia. Habíamos salido muy temprano a caminar por la playa. El sol todavía no había salido por el horizonte. Me detuve a mirar la salida del sol. Fue un instante mágico: la tierra todavía estaba en sombras, el mar estaba teñido de violeta. Sin embargo, el cielo ya estaba claro, teñido de amarillo… Sí, contrastes complementarios: el contraste de la claridad y la oscuridad, los 2 colores más extremos de la escala tonal… Y pensé en la línea del horizonte, ésa que divide el agua y el cielo, la luz y la oscuridad. ¿Qué habrá del otro lado? Me dicen: “África, naturalmente”. ¿África? Tan lejos y tan cerca. ¿O Sicilia? ¿La tierra de mis abuelos? El horizonte es el límite, la frontera.


del Rosso, La frontera, 2016


Y así como siempre vuelvo a pintar rocas, también vuelvo a pintar mares. Una clienta, mirando estos cuadros, me desafió. “Usted siempre pinta el mar desde la orilla, como si hubiera una barrera entre usted y el mar.” Vaya, no lo había pensado. No les tengo mucha confianza a los barcos, pero bastó con que me dijera eso. ¿Qué se sentirá? ¿Cambiaría mi visión del mar? Seguramente. Si he pintado rocas ocupando toda la superficie del lienzo, ¿por qué no hacer lo mismo con el mar? En cuanto pude, me largué a una excursión en lancha, por la costa, no muy lejos. Pude estudiar el movimiento del agua, cómo las aguas se iban abriendo a nuestro paso… El resultado del desafío fueron estos 2 cuadros, azules, bien azules.


del Rosso, Desde la barca II, 2015


También me gusta pintar la inmensidad del cielo, en sus distintas horas y con nubes cambiantes. Una vez le dije al profesor que quería pintar nubes y me dijo que no, que eran muy difíciles. Me lo tomé como un escollo a superar, practiqué mucho y lo logré. En estos momentos estoy haciendo una serie de cielos y nubes: otro tipo de inmensidades.


del Rosso, Desde la barca I, 2015


Si pinchas en cada imagen, podrás verlas mejor en mi página web (salvo Biarritz, Océano, Playa de Viña del Mar y Mediterráneo, que ya no los tengo en mi poder.)


No hay comentarios :

Publicar un comentario