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jueves, 8 de agosto de 2019

Venecia

(Imagen: C.del Rosso)


¿Conoces Venecia? Tuve la suerte de visitar esa ciudad hace muchos años. En ese momento todavía no había sido invadida por turistas en cruceros, como lo está ahora. Había bastante gente, sí, pero era algo bastante manejable.

Estuvimos, creo, 4 días. 

Había un sol precioso, aunque hubo alguna lluviecita repentina (“como suele suceder”, me dijo una monjita). Mi plan era caminar la ciudad, hacerla mía. Iba con un mapa indescifrable; el GPS era muy rudimentario y el roaming se hubiese comido todo mi presupuesto. Indescifrable: no porque fuera un mal mapa, no; simplemente porque pretender guiarse con él en ese laberinto de callecitas, puentecitos y canales sólo puede ocurrírseme a mí.

Canaletto, Gran Canal hacia el puente Rialto, 1799


Quise absorber la ciudad, caminé y caminé. Me perdí varias veces. Saqué muchas fotos, fui a museos. Me quedé con las ganas de ir a algún concierto de Vivaldi. Probé los helados (fantásticos) y la pastelería regional.

Guardi, Plaza de San Marcos, 1760


Es una ciudad misteriosa, laberíntica, fantasmagórica. Es luz y agua, reflejos por todas partes. La artesanía del cristal repite esos brillos. En la Punta de la Dogana me senté a leer un rato largo, qué delicia (en esa época se podía…).


Monet, Palazzo da Mula en Venecia, 1908


Me quedaron muchos recuerdos de ese viaje y muchas fotos. Lamento no haber llevado esa vez los pinceles. Pasó el tiempo y no hubo otro viaje hasta allí.  No sé si volvería ahora; no lo disfrutaría como esa vez.

del Rosso, Venecia: soportes, 2016
Comencé una serie de Venecia con este cuadro. Cuando andaba por ahí pensaba en que esa ciudad está sostenida sobre el agua con pilotes. ¿Dónde están? No se ven. Iba buscando algún indicio, cuando me topé con esta escena: los postes para amarrar los barcos. Llenos de mejilloncitos o almejas, no lo sé; los metales, oxidados por el agua. Todo tiene que ver con el agua. Las compras, las mudanzas, el ir a trabajar, todo se hace en barco: rarísimo. Debe de ser muy difícil vivir en esas condiciones. Las góndolas son para los turistas.














Más tarde, otro desafío. Conversaba con un colega sobre cómo pintar la noche, lo difícil que es, que no se puede pintar del natural… y me largué. A ver qué sale. Recordé las noches en esas callecitas, los reflejos de las luces en el agua. El misterio. Lo que debe de ser en Carnaval. Y sí, fue muy complicado pintar este cuadro: casi lo pinté a ciegas, sin dibujo; las formas debían salir de las sombras. 

del Rosso, Nocturno veneciano, 2017


del Rosso, Venecia misteriosa, 2017
Y otro más, para dar la sensación de misterio, de esas noches tan mágicas… Aquí el reto estaba en lograr el color exacto de la luz de las farolas, sus reflejos en el agua y la arquitectura en penumbras. Azul-naranja, amarillo-violeta: otro par de complementarios.














del Rosso, (Tus) Máscaras venecianas,
2018
Me pidieron para una expo un cuadro de cierto formato. Revisando fotos, bocetos, apuntes, me topé con una de un escaparate (¿vidriera?) de una tienda de máscaras venecianas. Recuerdo perfectamente el lugar, hacia dónde iba, mi cansancio, y qué andaba buscando. Me había entusiasmado con los bordados típicos: inalcanzables para mí por el precio. Ahí enfrente, las máscaras. Me quedé mirándolas un rato largo. Una artesanía espectacular: los brillos, las cintas, los colores, los cascabeles… y la mirada hueca, vacía. Me quedé pensando en las máscaras que nos ponemos día a día. ¿Quién eres en realidad? Detrás de todo ese boato, ¿qué hay? ¿Qué quieres ocultar? Pensando en todas estas cosas, pinté este cuadro.












No creo que vuelva a Venecia. Ese viaje dejó mucha huella en mí. ¡Cuántos maestros de la Pintura se enamoraron de la ciudad y nos dejaron sus vistas? ¿Y las vedute de los venecianos? ¿Y los colores de la Escuela Veneciana? Canaletto, Longhi, Guardi; el gran Tiziano, Tintoretto, Veronese… (pincha en los nombres para ver posts anteriores). Monet se lamentaba no haber viajado a Venecia más joven. ¡Hasta Kandinsky estuvo por ahí con sus pinceles!

Kandinsky, Venecia, 1904


No hay duda de que es algo especial y más, para los que andamos buscando por la vida motivos para pintar.

Si pinchas en cada imagen, podrás verlas mejor en mi página web.



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