navigation + slideshow

jueves, 15 de agosto de 2019

Seguimos paseando por Venecia



(Imagen: C. del Rosso)

Te contaba la otra vez de mi viaje a Venecia (si te lo perdiste pincha aquí) y los cuadros que surgieron de esa experiencia. Hubo algo más.


Jardines de la Peggy Guggenheim Collection
(Imagen: C. del Rosso)


Había estado en el Guggenheim y en la Accademia. En el Guggenheim sientes la presencia de Peggy por todas partes. Una experiencia increíble pasear por el jardín, conocer su casa, ver por las ventanas el agua de los canales… En la Accademia pude ver a Bellini, a Giorgione, a Canaletto, Guardi, Tintoretto, Veronese…, pero mi objetivo era Tiziano (puedes pinchar en los nombres para ver posts anteriores). Quería ver si lo que decían los libros era verdad. Hay artistas que no se pueden apreciar del todo en reproducciones, como es en su caso. Aprendí muchísimo.










Santa María Gloriosa dei Frari, Venecia
(Imagen: Wikipedia)
Pero me faltaba un cuadro muy especial: la Asunción de Tiziano. Está en la Basílica de Santa María Gloriosa dei Frari. Tenía que llegar hasta allí. No sé cómo llegué. Me perdí varias veces. Me cansé mucho, sin necesidad, pero tenía que llegar. 


















Interior de la Basílica (Imagen: Wikipedia)
La Basílica es inmensa. ¿Cómo puede ser que esta ciudad esté construida sobre pilotes??? ¿Cómo soportan semejante mole de piedra? Entrar y ver ese tremendo cuadro en el altar es una experiencia inolvidable. Está la tumba de Tiziano allí, y la de Canova, el escultor. (Mis fotos del interior salieron pésimas, pero con ésta de la Wikipedia te puedes hacer una idea.)












Tiziano, Asunción de la Virgen, 1518
Llegué exhausta: sólo quise sentarme frente a ese tremendo cuadro y descansar. Entras y es lo único que ves; te atrae, te anima a acercarte. Es enorme, francamente gigantesco: 690 x 360 cm, sobre tabla. Tardó 2 años en pintarla, y no es para menos (1516-18). Cuentan que a los frailes no les gustó e intentaron rechazar la obra: era demasiado innovadora. Demasiado movimiento, nada que ver con el gótico ni con los iconos. Cuando el embajador de Carlos V quiso comprarla entendieron su valor y se la quedaron.















El cuadro está compuesto en 3 franjas horizontales. La inferior, la terrenal, con los Apóstoles; la central, la Virgen y un grupo de ángeles que la acompaña, y más arriba, el Dios Padre, que le entregará la corona de la Gloria. No es nada fácil trabajar con esas proporciones, y además, acomodar la perspectiva de tal manera que se vea coherente desde abajo. Por eso, las figuras inferiores son más grandes que María.

Ella lleva en su vestimenta los colores tradicionales, rojo y azul. El manto se cruza en diagonal, a causa del viento, lo que acentúa la idea de movimiento hacia arriba. 
















Debajo, 2 Apóstoles también llevan rojo: estas 3 zonas marcan una construcción en triángulo, cuyo vértice está en el centro de la Virgen. A su vez, desde ese punto nace otro triángulo, cuyos lados son los brazos de la Virgen y la base es la línea horizontal de la franja superior, la celestial. El vértice de este nuevo triángulo está centrado en la cabeza de Dios Padre.


Tiziano individualiza el gesto de cada personaje. María dirige sus brazos hacia el Cielo; los Apóstoles replican el gesto, sorprendidos. El apóstol de rojo, el de la derecha, casi la alcanza con su brazo. Y el angelito que está a su lado casi le pisa la cabeza al apóstol de verde.








María está envuelta en luz; la zona inferior se halla en sombras. Azul, amarillo y rojo: un ejemplo de contraste de primarios (te lo expliqué aquí). No hay paisaje: sólo hay un fondo neutro.














En todo el contorno del arco hay angelitos sugeridos, difuminados a causa de tal resplandor,  así como lo había hecho Rafael unos años antes en la Madonna Sixtina (mírala aquí).


Me hubiese gustado ver las pinceladas más de cerca. Dicen que Dios está apenas abocetado, los rasgos son confusos. No me quería ir de allí: me había costado tanto llegar, ¡tenía tanta ilusión en ver ese cuadro en vivo y en directo! 

Se estaba muy bien allí adentro. Tenía que volver: me fue fácil, no me perdí: encontré el camino.



Fuentes:  Kennedy, I.G. Tiziano. Köln, Taschen, 2006
Wethey, H.E. Las pinturas de Tiziano. Londres, Phaidon, 1975


No hay comentarios :

Publicar un comentario