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jueves, 13 de junio de 2019

El alma del pintor…



está en la paleta. 

Picasso, Naturaleza muerta con vela, paleta y cabeza de toro, 1938

Parece algo insignificante. No le damos importancia: ¿te acuerdas de cuando nos enseñaban Artes Plásticas en el colegio? Seguro que alguna vez la paleta se te cayó al suelo. Bonito desastre.
Paleta de Kandinsky (Imagen: Schaller)

Esta herramienta de trabajo es vital para el pintor. La tradicional es de madera, lustrada, barnizada para que el color no penetre en sus vetas. Hasta comienzos del sg XX se usaba una por cuadro; algunos artistas las tiraban a la basura; otros, las conservaban, para tener a mano las armonías de colores y las mezclas de cada obra. No se limpiaba: usaban mucho aceite, las colores se mantenían húmedos durante mucho tiempo.














Cambió la técnica y hubo que empezar a limpiarla, con la consecuente pérdida de las mezclas de la sesión anterior. Bueno, es cierto que algunos colegas no la limpian, para evitar este problema, pero no es aconsejable: te van quedando restos de pintura petrificados y cada vez tienes menos espacio para colocar los colores frescos.

Paleta de Turner (Imagen: Schaller)
Con los estudios modernos sobre la interacción del color (te lo expliqué aquí), la paleta de madera perdió varios puntos: el color de fondo influye en los colores que vas a usar. Se inventaron las paletas blancas. Fíjate en la de Turner, un pintor muy consciente de los efectos de color: ¡la suya está pintada de blanco! Más sofisticadas son las actuales paletas ergonómicas, con forma adecuada a tu cuerpo, si es que pintas de pie o sentado. Y más nuevas, unas grises (que no he probado todavía), basada en las teorías de contrastes de color (sobre esto puedes mirar en la sección "Colores").






Codex Bodmer, sg. XII





Los primeros ejemplos de paletas como las conocemos hoy son del siglo XVI. Hasta ese entonces, los artistas preparaban la pintura en cuencos, uno para cada color.
















de Chirico, Autorretrato con paleta, 1960
Una paleta revela mucho del pintor y su técnica: qué colores usa, cómo logra las mezclas o cómo los ordena (si es que los ordena), si usa espátula o no. Mira qué importante es que cuando un pintor se pinta a sí mismo, ella es el atributo que lo identifica con su profesión. Por eso, muchas veces un autorretrato con paleta da muchísima más información de lo que te imaginas.











Velázquez, Las Meninas, 1656




Importantísimo es el orden de los colores. ¿Cuántos usan? ¿Cuatro, los de los 4 elementos? ¿O los 7 colores del espectro, los del arco iris? ¿Los primarios y secundarios? ¿Pone negro? Los impresionistas no lo usaban. La paleta típica española del Barroco está llena de colores tierra: mira la de Velázquez en Las Meninas.













Hogarth, Autorretrato con caballete, 1758
¿Y en qué orden? ¿En escala tonal, es decir, de más claro a oscuro? ¿O de cálidos a fríos? ¿Y el blanco? ¿En el centro o al comienzo de la escala? ¿Por qué un artista prefiere este orden u otro? Hay convicciones teóricas detrás de todo esto. O por practicidad. Está claro que el orden facilita el trabajo: después de horas de pintar, concentradísimo, debes saber dónde ha quedado tal o cual mezcla de color. Y que no se te manche el verde con el naranja, por ejemplo.














Paleta de Matisse (Imagen: Schaller)
Matisse decía que poner orden en las relaciones de colores de tu paleta era poner orden en tus ideas. Es una buena manera de explicar este asunto: cada cuadro tiene una estrategia de color, lo cual no significa que sobre la marcha añadas uno u otro que no estaba previsto al comienzo. Kandinsky y Klee extendieron este principio del orden a la caja de los tubos.












Algunos ponen todos los colores: los primarios, blanco, negro y tierras; puedes agregarle 2 amarillos, carmín… Otros artistas, sólo los que van a necesitar, dejando espacio para los imprevistos (en tiempos de crisis, es lo mejor… Ya sabes lo caros que suelen ser). Aunque, durante mucho tiempo, antes de ponerse a trabajar, previamente había que preparar las mezclas.

Paleta de Degas (Imagen: Museé d'Orsay)


Paleta de Delacroix (Imagen: Schaller)
Delacroix, un gran estudioso del color, los ponía en 3 hileras. Sus investigaciones fueron de mucha influencia en los impresionistas y posimpresionistas. Tan importante era para él que dejaba anotaciones bien precisas a sus ayudantes sóbre cómo se la tenían que preparar. Se pasaba semanas pensando en armonías de colores… Había conseguido la de van Dyck: era una fuente de inspiración. Guardaba todas sus paletas, que, a su muerte, fueron a subasta: muchas de ellas fueron a parar a las manos de Degas.














Paleta de Seurat (Imagen: Schaller)
Seurat, aquél que quiso llevar la teoría del color a su máxima expresión (mira aquí), también ponía 3 hileras: una de colores puros, otra con esos mismos mezclados con blanco y otra con blanco puro. Bueno, ya sabes que Seurat y el puntillismo se basaban en lo que se llama la “mezcla óptica”: el color se mezcla en tu ojo, no en el lienzo. Rembrandt usaba dos, para tener controlados los colores de cada parte del cuadro. ¡Whistler tardaba una hora en prepararla!







Paleta de van Gogh (Imagen: Schaller)







Otros no son tan ordenados y el resultado es una paleta caótica, aunque no necesariamente se trasluzca esto en la obra. Generalmente se trata de pintores impetuosos, con mucha seguridad sobre lo que están haciendo en el lienzo. Mira la de Van Gogh: se ven los rastros del pincel, vigoroso, pero, a pesar de todo, sigue habiendo coherencia.

Cuando sales a pintar al aire libre, tener todos los colores preparados en la paleta te ayuda a no perder tiempo al capturar el motivo.







Por extensión, llamamos “la paleta” de tal o cual artista a la gama de colores que suele utilizar en sus obras. Fíjate en la de Monet: colores claros, con varios tipos de amarillos.  

Paleta de Monet



Paleta de Manet (Imagen: Schaller)
En la de Manet predominan los grises y tierras. En el Kandinsky expresionista y en Matisse, colores puros, vibrantes y negro.






















Y mira ésta de Pissarro: pintó esta escena sobre ella, con los colores que le sobraron.

Pissarro, Paleta del artista con paisaje, 1878



Fuentes: Gage, J. Color and Culture. Berkeley-Los Ángeles, Univ. of California Press, 1993
Gage, J. Color and Meaning. Berkeley-Los Ángeles, Univ. of California Press, 1999




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