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jueves, 28 de marzo de 2019

Y llegaron las fieras

¿Qué es el fauvismo?



Vlaminck, Restaurant de la Machine, Bougival, 1905

Estamos en 1905, Salón de Otoño en París. En la sala VII, los organizadores agruparon a ciertos jóvenes que habían presentado unos cuadros muy coloridos, demasiado coloridos. Agresivos, podríamos decir. En el centro, una estatua de un niño y un busto femenino en mármol de Albert Marque. En otras salas había otros también muy coloridos. Habían sido alumnos de Gustave Moreau.

Esa explosión de color apabulla a Vauxcelles, un críticoVe al niño de bronce y exclama: “¡Donatello entre las fieras!”. En francés: “¡Donatello au milieu des fauves!”, y a estos pintores se los llamó desde entonces “fauvistas”, o sea, las fieras. 

Matisse, Mujer con sombrero, 1905
Nunca se habían constituido como grupo, sólo eran compañeros de taller y compartían las mismas ideas, pero así los comenzó a reconocer la gente. El público reaccionó con furia. En ese entonces la gente no se tragaba todo lo que le mostraban: era capaz de destruir aquello que consideraba falto de gusto o una tomadura de pelo. Así había sido con los impresionistas, aunque por estos años el shock inicial estaba bien digerido. ¡Y nadie había llegado tan lejos como en este rostro de esta señora con sombrero!











¿Quiénes estaban exponiendo? Matisse, Derain, Manguin; más allá, Marquet, Camoin, Vlaminck, Puy, Vuillard, Bonnard, Rouault; en la sala rusa, Kandinsky y Jawlensky. Más tarde se les unieron Braque, Dufy, van Dongen.
Los unía la amistad y solían trabajar juntos.  Derain y Vlaminck pintaban juntos en Chatou; Derain y Matisse, en Colliure….

Derain, El puente de Charing Cross, 1906


Es un movimiento francés y duró muy poco tiempo, hasta 1907. Con el advenimiento del cubismo muchos fauvistas evolucionaron hacia esta nueva forma de ver la pintura. Sin embargo, Derain, Matisse y Vlaminck siguieron por su camino inicial. Matisse fue el más famoso y el que tuvo más proyección internacional. (Puedes ver este artículo sobre la relación fauvismo-cubismo.)

Dufy, La pequeña palmera, 1907
Gauguin les había enseñado a usar los colores de manera libre (te lo conté aquí); van Gogh experimentaba con los contrastes de color. Cézanne intentó en toda su obra quebrar la unión entre forma y color. Un viaje a Marruecos y a Argelia, con sus alfombras y arabescos, y las máscaras de Oceanía y de África les abren un nuevo horizonte.

No tenían ninguna intención de romper con el pasado, al contrario: lo absorben y lo desarrollan. En este sentido, no son vanguardistas, son bien clásicos. Sus investigaciones son retomadas por los expresionistas, en especial, por aquéllos de “El jinete azul”, Kandinsky, Münter, Klee, Marc, Macke





Y sí, usan colores puros, brillantes, sin gradaciones. Usan el color con toda libertad, para canalizar emociones, como medio de expresión personal. No les interesa para nada ser fieles a la realidad. Liberan al color de los contornos y de las formas. El objetivo es lograr la profundidad sin necesidad de dibujo, perspectiva o claroscuro. Las cosas ya no tienen sombra. El negro aparece de nuevo en las paletas: los impresionistas lo habían desterrado.

Son cuadros que transmiten mucha energía, mucha alegría, y ellos eran conscientes de esto.

Derain, El río, 1904


Hay una nueva manera de entender el espacio. ¿Cómo lo logran? Las formas son superficies planas que se acomodan en superposiciones dentro de los límites del bastidor. Las figuras se yuxtaponen como si el cuadro fuese un trabajo de patchwork. Los arabescos orientales tienen una función decorativa; sin embargo, ayudan a diferenciar fondo y primer plano.

Matisse, El mantel azul, 1909


Entre ellos, las diferencias son mínimas. Matisse fue el que llegó más lejos, el que logró manejar cabalmente el espacio por medio de las propiedades de cada color. Incluso sus últimos trabajos de recortes en papel tienen este objetivo (te lo conté aquí). Fíjate por ejemplo en este cuadro… Hay profundidad sin perspectiva: la posición de los objetos señalan el espacio, la mesa no existe, es pura ilusión.  ¿A que no sabías que este interior en rojo lo había pintado primero en azul? Increíble, pero es cierto. Imagínatelo en azul: no por nada lo repintó, el efecto hubiese sido totalmente diferente.


Matisse, Armonía en rojo, 1908


Matisse, La raya verde, 1905
Y el retrato de su señora, Amélie, con una raya verde en la nariz. Dicen que lo hizo por venganza, porque se llevaba mal con ella. En fin, la raya está ahí para dividir el cuadro en 2 zonas: colores fríos y cálidos, superficie lisa contra pincelada visible. Verde porque es complementario del rojo de la blusa y el de la zona de la izquierda. Verde porque es reflejo del fondo de la derecha. ¡No hay nada casual en Matisse!














Dufy, Jardín de invierno, 1907
A pesar de todo, son obras que irradian serenidad. Las fieras no lo eran tanto, parece.













Fuentes: Argan, G.C. Die Kunst des 20. Jahrhunderts 1880-1940. Berlin, Propyläen V., 1990
Brettel, R.R. Modern Art 1851-1929. Oxford, Oxford University Press, 1999
Honour, H.-Fleming, J. Weltgeschichte der Kunst, Munich, 1983
Laneyrie-Dagen, N. Leer la pintura. Barcelona, Larousse, 2010




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