Matisse y su libro Jazz
Ícarus, 1947 (Jazz) |
Matisse se recluyó en Vence
durante la 2da Guerra Mundial. Su médico le había aconsejado que se alejara del
mar, después de haber sufrido una operación de cáncer de duodeno y una embolia
pulmonar. Con 75 años, a pesar de estar recuperado, tenía recaídas, pero esto
no le impedía seguir creando desde su cama o desde la silla de ruedas.
Allí, mientras esperaba noticias
de su ex esposa y de su hija, que habían sido arrestadas por la Gestapo, comienza
a “pintar con tijeras”. No era la primera vez que utilizaba el collage: ya lo
había hecho para representaciones teatrales o ballet, pero ahora no tenía la
limitación del escenario o del tema. Su afán había sido siempre liberar el
color de la línea, del contorno, y al fin lo había logrado con sus “papeles
recortados”. Hacía pintar los papeles al gouache y los recortaba con mano
segura, con una tijera que le hacía recordar a “vuelos de palomas”. Así es como nace
Jazz, su libro de artista.
Consta de 20 láminas, de 41 x 26
cm, con algunas notas manuscritas por él, y fue publicado por Tériade en 1947.
Los temas tienen que ver con el circo, con sus viajes, con la vida, la muerte;
el lenguaje es figurativo, pero muy cercano a la abstracción. Sólo le importa
el ritmo y la espontaneidad, como en el jazz. Y las armonías del color: colores
vibrantes, dinámicos, que nos recuerdan a otros cuadros suyos, como “La danza”.
Clown (tapa del libro "Jazz", 1947 |
En una entrevista de 1951
advierte que esta técnica es para él un medio más de expresión, pero que a eso
se llega: no lo recomienda como método
de estudio para los principiantes. Y mirando hacia atrás, los ve como el punto
de partida para los vitrales que estaba
haciendo en esa época para la capilla de Vence.
La Danza, 1909 |
Debajo les incluyo un fragmento
de una carta a su amigo de juventud André Rouveyre. La novicia dominica de la que habla es
Monique Bourgeois: había sido su enfermera en su convalescencia, pero al poco
tiempo entró en el convento (cosa que él no aceptó, pues le veía condiciones
para la pintura). Ella será la que luego le encargará la decoración de la
Capilla del Rosario en Vence. Pedir colores a Alemania no era cosa fácil
después de la guerra, por eso lo menciona: incluso en esa situación, Alemania
seguía siendo el referente en tintas para las imprentas.
Después de Jazz, siguió con sus “papeles recortados”, en tamaños inmensos, con
temas que le recordaban su viaje a Tahiti (1930). Le ordenaba a su secretaria,
Lydia, que empapelara las paredes con ellos, para poder visualizar mejor su
composición.
Oceanía: El mar, 1946 (Imagen: Fondation Beyeler) |
“[…] En cuanto a Jazz, a pesar de que los contornos de
las imágenes no han conservado la pureza de mis cortes con la tijera, los
colores están bien y son exactamente iguales a los originales que yo recorté en
hojas de papel que luego pintó al agua una novicia dominica. Y las
reproducciones se han hecho con los mismos colores de Linel, hasta el punto
que, para dar exactamente con el mismo rojo oscuro que Linel fabricaba antes de
la guerra utilizando colores alemanes, hubo que pedirlo a Alemania. Si bien el
resultado no tiene el encanto de la operación de recortar, no es menos cierto
que los colores reunidos son los mismos y conservan las mismas relaciones
enérgicas y armoniosas. (…)
Laguna, 1947 (Jazz) |
[…] Sé por los periódicos, y por
lo que me han contado varias personas, que este libro ha tenido gran resonancia
entre los pintores que conciben el color y el dibujo asociados sin que ello
merme la delicadeza de los sentimientos.
(…) Pero ya te he hablado
bastante sobre este asunto. Las paredes de mi habitación están llenas de
recortes. […] Todavía no sé lo que haré con estos nuevos recortes, pero
evidentemente no será otro Jazz. El
resultado es lo único que tiene verdadera importancia.”
Fuente: Carta a André Rouveyre,
22 de febrero de 1948 (fragmento)
Matisse, H. Escritos y consideraciones sobre el arte.
Madrid, Paidós, 2010
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