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jueves, 5 de noviembre de 2015

Esos vuelos de palomas


Matisse y su libro Jazz

Ícarus, 1947 (Jazz)
Matisse se recluyó en Vence durante la 2da Guerra Mundial. Su médico le había aconsejado que se alejara del mar, después de haber sufrido una operación de cáncer de duodeno y una embolia pulmonar. Con 75 años, a pesar de estar recuperado, tenía recaídas, pero esto no le impedía seguir creando desde su cama o desde la silla de ruedas.

Allí, mientras esperaba noticias de su ex esposa y de su hija, que habían sido arrestadas por la Gestapo, comienza a “pintar con tijeras”. No era la primera vez que utilizaba el collage: ya lo había hecho para representaciones teatrales o ballet, pero ahora no tenía la limitación del escenario o del tema. Su afán había sido siempre liberar el color de la línea, del contorno, y al fin lo había logrado con sus “papeles recortados”. Hacía pintar los papeles al gouache y los recortaba con mano segura, con una tijera que le hacía recordar a “vuelos de palomas”. Así es como nace Jazz, su libro de artista.



Consta de 20 láminas, de 41 x 26 cm, con algunas notas manuscritas por él, y fue publicado por Tériade en 1947. Los temas tienen que ver con el circo, con sus viajes, con la vida, la muerte; el lenguaje es figurativo, pero muy cercano a la abstracción. Sólo le importa el ritmo y la espontaneidad, como en el jazz. Y las armonías del color: colores vibrantes, dinámicos, que nos recuerdan a otros cuadros suyos, como “La danza”.

Clown (tapa del libro "Jazz", 1947


En una entrevista de 1951 advierte que esta técnica es para él un medio más de expresión, pero que a eso se llega: no lo recomienda  como método de estudio para los principiantes. Y mirando hacia atrás, los ve como el punto de partida para los vitrales que estaba haciendo en esa época para la capilla de Vence.

La Danza, 1909

Debajo les incluyo un fragmento de una carta a su amigo de juventud André Rouveyre. La novicia dominica de la que habla es Monique Bourgeois: había sido su enfermera en su convalescencia, pero al poco tiempo entró en el convento (cosa que él no aceptó, pues le veía condiciones para la pintura). Ella será la que luego le encargará la decoración de la Capilla del Rosario en Vence. Pedir colores a Alemania no era cosa fácil después de la guerra, por eso lo menciona: incluso en esa situación, Alemania seguía siendo el referente en tintas para las imprentas.

Después de Jazz, siguió con sus “papeles recortados”, en tamaños inmensos, con temas que le recordaban su viaje a Tahiti (1930). Le ordenaba a su secretaria, Lydia, que empapelara las paredes con ellos, para poder visualizar mejor su composición.

Oceanía: El mar, 1946 (Imagen: Fondation Beyeler)



“[…] En cuanto a Jazz, a pesar de que los contornos de las imágenes no han conservado la pureza de mis cortes con la tijera, los colores están bien y son exactamente iguales a los originales que yo recorté en hojas de papel que luego pintó al agua una novicia dominica. Y las reproducciones se han hecho con los mismos colores de Linel, hasta el punto que, para dar exactamente con el mismo rojo oscuro que Linel fabricaba antes de la guerra utilizando colores alemanes, hubo que pedirlo a Alemania. Si bien el resultado no tiene el encanto de la operación de recortar, no es menos cierto que los colores reunidos son los mismos y conservan las mismas relaciones enérgicas y armoniosas. (…)

Laguna, 1947 (Jazz)
[…] Sé por los periódicos, y por lo que me han contado varias personas, que este libro ha tenido gran resonancia entre los pintores que conciben el color y el dibujo asociados sin que ello merme la delicadeza de los sentimientos.

(…) Pero ya te he hablado bastante sobre este asunto. Las paredes de mi habitación están llenas de recortes. […] Todavía no sé lo que haré con estos nuevos recortes, pero evidentemente no será otro Jazz. El resultado es lo único que tiene verdadera importancia.”


Fuente: Carta a André Rouveyre, 22 de febrero de 1948 (fragmento)
Matisse, H. Escritos y consideraciones sobre el arte. Madrid, Paidós, 2010


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