7mo contraste: cantidad
Y llegamos al final de la lista de los contrastes de los colores. (Si
te perdiste los anteriores, te dejo los enlaces abajo.)
Monet, Nenúfares, 1916 |
Este último puesto Itten se lo dedica a la superficie que ocupa un
color, es decir, en qué cantidad o proporción aparece. ¿Mucho o poco? Lo llamó "contraste de cantidad".
Los
colores se pelean (o interactúan, mejor dicho) en una conquista imaginaria del
territorio. No es una cuestión insignificante: los colores no andan sueltos por
ahí; necesitan un lugar, un objeto, donde amarrarse.
Es lo que normalmente hacemos cuando damos un toque o nota de color.
Cómo con apenas una pequeña porción de pintura revivimos todo un cuadro (o lo
que sea). Fíjate en este cuadro de Turner: a último momento (en el “varnishing
day”, te conté qué es esto aquí) metió un punto rojo en el agua, una boya. Su
cuadro era neblinoso, grisáceo… Imagínatelo sin ese punto rojo: no nos diría
nada. Hubiese sido una marina más, totalmente intrascendente. Ahí se resume
todo el poder de una mancha roja. (Esto hizo derrumbar a Constable: mejor te lo
cuento en otro artículo.)
Turner, El Helvoestsluys zarpa de Utrecht, 1832 |
Y mira cómo pinta van Gogh la noche sobre el Ródano. Era un estudioso
del color: nada que ver con la imagen del pintor loco que tiraba pintura sobre
el lienzo. Itten todavía no había enunciado los 7 contrastes, pero van Gogh era
muy consciente de que el color era también una cuestión de proporción.
van Gogh, Noche estrellada sobre el Ródano, 1888 |
Klee, La magia de los peces, sg. XX |
Esto produce una tensión entre las zonas coloreadas, que puede ser más
intensa si graduamos la luminosidad de uno de los colores.
Por ejemplo, si son colores
complementarios, como en el caso del cuadro de Brueghel, o si interviene el
contraste simultáneo (para entender esto, puedes leer este artículo) o el
claroscuro. O sea, resumiendo: la mancha de color no sólo se destaca por tener
cierta forma y tamaño sino también por la identidad e intensidad de ese color.
Brueghel, Paisaje con caída de Ícaro, 1534 |
(Imagen: C. del Rosso) |
En moda lo usamos muchas veces: incorporamos un accesorio para revivir
looks aburridos…
(Imagen: houseandgarden.co.uk) |
En decoración de interiores pasa lo mismo. Me ha tocado ver muchas
casas en las que sus habitantes se han decidido por un color neutro para las
paredes y en las que, al cabo de los meses, aparecen cojines, adornos, cuadros,
cortinas, de colores vibrantes… Y no te digo que estén mal los neutros: sólo
estoy recomendando que usemos los colores de manera consciente, de acuerdo con
lo que queremos comunicar o con nuestra personalidad, con lo que sentimos o
queremos sentir al llegar a casa…
(Imagen: C.del Rosso) |
Y nuestra última mesa, esta vez impecable, en blanco, muy formal, con
una flor para cada comensal.
Espero que esta serie sobre la interacción del color te haya sido
útil. Y ya sabes, si tienes dudas sobre cómo combinar colores, ¡escríbeme!
Te dejo aquí los enlaces de los artículos anteriores:
Convivencia inestable (Introducción)
Los colores son pura energía (1er contraste, colores puros)
Luces y sombras (2do contraste: colores claros y oscuros)
Una cuestión de temperatura (3er contraste: colores cálidos y fríos)
Duelo a muerte (4to y 5to contrastes: colores complementarios y contraste simultáneo)
Colores rotos (6to contraste: cualidad)
Una cuestión de temperatura (3er contraste: colores cálidos y fríos)
Duelo a muerte (4to y 5to contrastes: colores complementarios y contraste simultáneo)
Colores rotos (6to contraste: cualidad)
Fuentes: Albers, J. La interacción del color. Madrid, Alianza, 1998
Itten, J. Kunst der Farbe. Leipzig, Seemann, 2000
Llewelyn-Bowen, L. Design rules. London, Contender Books, 2003
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