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jueves, 18 de septiembre de 2025

Tamaños relativos

 

Magritte, Efectos personales, 1952

Hablemos de escalas


Cuando me toca dar alguna charla me pasa bastante seguido.

Una pantalla bien grande y cuadros representados en diapositivas que voy mostrando mientras explico el tema. Vale.

Rembrandt, La lección de anatomía del Dr.Tulp, 1632

Pues hay un problema: en estas presentaciones perdemos la dimensión real de los cuadros. Suponte que quiera mostrar La lección de anatomía del Dr. Tulp y el Jacob III de Gheyn de Rembrandt en una misma clase, que me ha pasado hace poquito (los vimos por aquí y aquí). En las diapositivas ambos tienen el mismo tamaño. Si respetásemos la escala, el Jacob de Gheyn casi ni se vería. La Lección de anatomía mide 219 x 169 cm; Jacob, 30 x 25 cm, 3 veces menos que La Lección.

Rembrandt, Jacob III de Gheyn, 
1632

Suele suceder que los que van al Louvre se sorprenden al ver el verdadero tamaño de La Gioconda (79 x 53 cm). 

Leonardo, Gioconda, 1515

O el de La joven de la perla (46 x 40 cm). (“Cristina, ¡no pensaba que era tan chica!”)

Vermeer, La joven de la perla, 1665

Conocemos estas obras por reproducciones y perdemos la percepción de la escala de la pintura real. Y menos mal que tenemos a disposición estas imágenes. ¡No sabes lo que era enseñar estas cosas antes de que apareciera internet! Se ha abierto un universo de conocimiento al que antes sólo podías acceder si podías viajar o si tenías la suerte de encontrar un libro con una buena impresión a color. Incluso, a veces es mejor analizar la imagen que ver el cuadro en persona (cf. La Gioconda).

Rothko, Sin título, 1953

Pero, entretanto, perdimos la emoción que produce estar frente a un Rothko de 4 m que te absorbe sólo con la fuerza del color o disfrutar de las “manchitas”, tamaño postal, de Sorolla. Todo tiene sus pros y contras y no creo que esto se pueda solucionar por el momento.

Sorolla, Parque del Retiro, s.f.

Conversando sobre esto con unos alumnos, me preguntaron si el tamaño del cuadro influía en la composición. No necesariamente. Uno puede pintar un retrato fantástico tanto en un formato chico como en uno grande, con más o menos detalle. La escala de los objetos dentro del cuadro es un elemento más de la composición. P.ej.: Botero exagera la escala para impresionarnos, para emocionarnos. Magritte hace lo mismo para descontextualizar los objetos y darles una vida diferente.

Botero, Mona Lisa, 1978

¿Es esto nuevo? No, para nada. En la Edad Media se utilizaba la perspectiva o escala jerárquica, en la cual la Virgen o Cristo cobran unas dimensiones gigantescas con respecto a los otros personajes. Esa diferencia de tamaño implicaba autoridad, santidad, divinidad. 

Cimabue, Madonna en el trono
con ángeles, 1270

Muchas veces este recurso se utiliza en la pintura moderna como referencia a esas obras religiosas medievales, como ocurre en este cuadro de Grant Wood, Gótico americano.

Grant Wood, Gótico americano, 1930

En El matrimonio Arnolfini (lo vimos por aquí) van Eyck le da un tamaño descomunal a la pareja. Pero aquí no se trata de santos ni nada por el estilo: simplemente está arrastrando todavía esa manera medieval de pintar. Son como estatuas dentro de una habitación. Imagínate, ¡con esa estatura ni siquiera podrían usar esos muebles!

Van Eyck, El matrimonio Arnolfini,
1434

La escala de los objetos en un cuadro puede indicar lejanía y es un modo de mostrar profundidad sin usar la perspectiva lineal (lo vimos aquí). P.ej., en este cuadro de almiares de Monet el más pequeño nos da la impresión de que está más lejos. ¿O es que es más chiquito? Es una ilusión óptica. 

Monet, Almiares, efecto de nieve por la mañana,
1891

Solemos pensar que lo que es más reducido en tamaño es así porque está más lejos. P.ej., mira estas bailarinas de Degas: podríamos pensar que son unas niñitas, pero no, son más bajitas porque están muy al fondo.

Degas, Fin de arabesque,
1877

O en este otro de Degas. Mira los caballos. Los más pequeños son los que se están marchando de la pista de carreras.

Degas, En las carreras, 1872

¿Y al revés? Mira la mano del apóstol Santiago en La cena de Emaús de Caravaggio (te lo expliqué por aquí). Enorme, ¿no? ¿Y por qué pasa eso? ¿Tenía la mano así de grande? ¿Es porque la mano es lo que está más cerca de nosotros? Sí, aunque seguramente ésa no fue la intención de Caravaggio: se supone que está usando la cámara oscura (lo vimos por aquí) y que esto es un efecto de las lentes.

Caravaggio, La Cena de Emaús, 1603

Por eso, en muchos dibujos medievales, cuando se quería dar testimonio de animales exóticos, se le agregaba un hombrecito al lado, para mostrar la verdadera dimensión de ellos.

Matthew Paris, El elefante de Luis IX,
Chronica Maiora II, 1235

Jugando con estos conceptos, Hogarth creó este grabado titulado “Perspectivas absurdas”. Si lo miras con detenimiento, verás que nada es congruente. Te comento sólo algunos: el rebaño en la parte inferior izquierda se está alejando; sin embargo, las ovejitas son más chicas delante que detrás. Fíjate en el buitre que está posado sobre la copa del árbol y en el personaje que está sobre la colina del fondo, que es tan alto ¡que la criada de la posada le puede encender la pipa!

Hogarth, Perspectivas absurdas, 1735

La escala no es un asunto menor en el arte. Te puede amenazar, emocionar, intrigar… De alguna manera, seguro que te impactará.

 

Fuentes: Dondis, D. La sintaxis de la imagen: introducción al alfabeto visual.

Barcelona, Gustavo Gili, 1990

 Gombrich, E.H. Arte e ilusión. London, Phaidon, 2008

Nerdinger, W. Elemente künstlerischer Gestaltung. München, Martin Lurz V., 1986

 

 

 



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