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jueves, 28 de noviembre de 2024

Asesinato en la Catedral

 

Anónimo, Asesinato de Thomas Becket, St.Ouen, Rouen,
sg. XIV-sg.XVI


La historia de Thomas Becket

Perdón, el título lo tomé prestado. “Asesinato en la Catedral” es una obra de Eliot que se basa en la misma historia que te quiero contar hoy: el asesinato de Thomas Becket, en la Catedral de Canterbury.

Pues sí, es un suceso histórico, así que todas estas representaciones artísticas que te presento valdrían como pintura histórica (hablamos de esto por aquí). (Aunque, al ser un santo y mártir… sería pintura religiosa, ¿no?)

Anónimo, Martirio de Sto. Tomás Becket, miniatura, códice
Harley, Salterio, 1220


Me topé con la imagen de arriba hace unos años, preparando unas clases sobre arte medieval. Me cuesta: siento que es una época que se me escapa, que no la puedo abarcar cabalmente. Sin embargo, Thomas Becket quedó en la planificación de artículos por escribir, esperando a que le llegue su hora.

Te voy a llevar al sg. XII, a Inglaterra, y más precisamente, al 29 de diciembre de 1170. Los protagonistas serán Becket y el rey, Enrique II. Ambos eran muy amigos a pesar de las diferencias sociales. Becket era arrogante y vanidoso, ávido de escalar posiciones; tenía una inteligencia y comprensión fuera de lo común. Había estudiado en una abadía de Francia y completado sus estudios en la Universidad de Bologna. El rey confiaba en su amigo, era un aliado y un colaborador fiel, hasta tal punto que llegó a nombrarlo canciller.

Anónimo, Enrique II de Inglaterra,
ca. 1620


Enrique II, como todos los reyes de esa época, buscaba el poder absoluto. Le molestaba que la Iglesia tuviera ciertos privilegios. Cuando el arzobispo de Canterbury murió en 1162, designó a Becket en su lugar y mantendría su cargo como canciller. A través de él podía controlar a los clérigos. Éstos tuvieron que callar su ira: se esperaba que Gilbert Foliot ocupara el cargo. En compensación, el rey nombró a éste arzobispo de Londres. Sorpresivamente y en contra de la voluntad del rey, Becket renunció al puesto de Lord Canciller.

Anónimo, Sto. Tomás de Canterbury,
Horas de De Grey, 1390


Becket sufrió una transformación (o conversión, mejor dicho) en cuanto asumió como arzobispo. Donó todas sus riquezas a los pobres y se volcó en la oración. Esto no le gustó nada al rey y se apoyó en Foliot. El enfrentamiento de Becket contra el rey se produjo a cuenta de la intención del soberano en avanzar sobre las prerrogativas de la Iglesia. Insistía en que los sacerdotes debían ser juzgados por tribunales civiles (y así poder tenerlos bajo su control), mientras que Becket afirmaba que ellos se debían a Dios y al Papa, por lo tanto, les correspondía un tribunal eclesiástico. Esto fue tomado como una traición y desobediencia a la autoridad del rey.


Anónimo Sto. Tomás Becket, ábside de Sta. 
María, Terrassa, sg. XI


Becket se exponía a un juicio y se exilió a Francia y allí estuvo durante 6 años. El Papa Alejandro III lo apoyaba y Luis VII de Francia lo protegió. Ante la amenaza del Papa de excomulgar al rey inglés, finalmente éste tuvo que ceder y aceptó el regreso de Becket, asegurándole que restauraría sus derechos como arzobispo. Sin embargo, antes de llegar, Becket excomulgó al arzobispo de York y a dos obispos que habían confabulado contra él, tratando de conseguir el favor de Enrique II. Por supuesto, esto a los involucrados no les cayó para nada bien.



Anónimo, Inicial G, Thomas Becket,
Misal de Thomas James, 1434


Becket llegó en diciembre y fue aclamado por el pueblo y sacerdotes afines. Pero había otro grupo que se la tenía jurada y fueron con el cuento al rey. Enrique II se enfureció al conocer la noticia y dicen que exclamó:

“¡Nadie me va a sacar de encima a este sacerdote turbulento!”

Eso dicen. Vaya a saber si es cierto. El resultado fue que cuatro caballeros (Fitzurse, de Tracy, de Morville y Le Breton) se confabularon para matar a Becket. No se sabe si la orden fue dada por el rey o fue la consecuencia directa de su exabrupto.

Claustro de la Catedral de Canterbury


El 29 de diciembre de 1170 Becket estaba con Edward Grim, a quien acababa de conocer y que fue testigo directo de los hechos (por eso sabemos exactamente qué pasó). Dicen que, mientras el arzobispo estaba arrodillado rezando, uno de los soldados le golpeó el hombro con la espada, pero éste ni se inmutó. Intentaron apresarlo y llevarlo fuera de la catedral, pero Becket se defendió; se aferró a una columna de la iglesia. Grim quiso defenderlo pero lo hirieron y terminó escondiéndose junto con los otros monjes. Acto seguido, uno de ellos le rebanó una parte de la cabeza con la espada y el resto continuó con el ataque. A la tercera estocada murió.

Anónimo, Thomas Becket, Libro de Horas,
1500

Nadie supo qué hacer después. Conmoción total. La gente comenzó a recoger la sangre de Becket del suelo, convencida de que era la de un santo. Las curaciones milagrosas no tardaron en llegar.

Enrique II, en cuanto se enteró, se dio cuenta de lo que había provocado e hizo penitencia y ayuno. Becket fue declarado santo y mártir al poco tiempo de su muerte. Su tumba en Canterbury fue destino de peregrinación constante. (Hoy ya no existe, aunque está marcado el lugar donde fue asesinado.)

Bueno, ésta es la historia que está detrás de esta miniatura. El suceso conmocionó a toda Europa: aparece en pinturas y distintas manifestaciones artísticas en distintos países, muy lejos de Inglaterra.

En sí esta miniatura es típicamente gótica: figuras esquemáticas, sin modelado; hay gestos individualizados, no hay sombras, no hay perspectiva lineal. El ilustrador trata de sugerir el volumen de la Catedral como puede. (Si quieres conocer más sobre el Gótico, pincha aquí.)

A Sto. Tomás Becket se lo recuerda el 29 de diciembre, día de su muerte, tanto por la Iglesia Católica como por la Anglicana.

Un asesinato en la Catedral. Parece tan actual… ¡y esto ocurrió hace 8 siglos!

 

Fuentes: Geiss, I. Geschichte griffbereitMünchen, Wissen Media V., 2002

Holmes, G. The Oxford History of Medieval Europe,Oxford, Oxford Univ. Press, 2001

Staunton, M. The lives of Thomas Becket, Manchester, Manchester Univ. Press, 2001

 


 

 

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