La pintura histórica
Picasso, La guerra, 1952 |
Retratos, autorretratos, retratos de grupo… Los
géneros pictóricos son etiquetas con las que los teóricos intentan poner orden
en las miles y miles de obras de arte.
La pintura histórica fue hasta hace 2
siglos el género pictórico por excelencia: en él se conjuran todas las
aptitudes y conocimiento del artista y sólo en él se podía medir su nivel.
Sorolla, El 2 de Mayo 1808, Defensa del parque de artillería de Monteleón, 1884 |
Para
participar en los Salones había que presentar una obra de este tipo. Los Salones
eran esas exposiciones oficiales en las que se podía ser encumbrado al Olimpo
de los genios o descartado sin más para toda la vida. Imagínate a Sorolla,
postulando para una beca a Roma, como tantos otros. Sí, esto es un Sorolla.
¿Patético? Era lo que gustaba en ese momento y lo que se exigía en la convocatoria.
Para él, una jaula, una armadura, que pronto tiró por la borda para llegar a
ser lo que fue. Hay que tener mucho coraje para enfrentarse al sistema.
Uccello, La batalla de San Romano, Niccolò da Tolentino a caballo, 1456 |
Pero esto ocurría a finales del sg. XIX y la
pintura histórica estaba muriéndose poco a poco. Los impresionistas rechazaron
de plano este género, salvo Manet, pero ya sabemos que él no se consideraba
impresionista y siempre quiso ser reconocido oficialmente en el Salón.
Manet, Ejecución del Emperador Maximiliano, 1868 |
¿Qué es la pintura histórica? Se trata de un género
en el que se narra una acción. Puede tratarse de un suceso histórico, que haya
sucedido en la realidad, y en este caso, puede valer como propaganda política o
como un documental, o cualquier otro hecho que implique esa narración. Así es
como podría considerarse pintura de historia (y no de Historia, ojo) hechos de
los Evangelios, vidas de santos, historias de la Literatura o de la mitología.
Tintoretto, Milagro de San Marcos, 1548 |
Son cuadros enormes, gigantescos: hay que tener
espacio para meter a tanta gente… En este tipo de obras el artista debe
demostrar su destreza en la figura humana, en el gesto, en la composición, en
el mensaje, en el paisaje, en los interiores y en los objetos. O sea: el cuadro
debía demostrar que el autor tenía todo lo que se esperaba de un buen artista.
Delacroix, La libertad guiando al pueblo, 1830 |
Los personajes no son anónimos, conocemos sus
nombres: son verosímiles en cuanto a su existencia y participación en el hecho,
pero no en su apariencia. El artista no los ha visto personalmente; algunas
veces cuenta con grabados o cuadros anteriores de donde puede extraer la
fisonomía del personaje. La consecuencia es que el artista termina presentando
una imagen idealizada de éste.
Turner, La batalla de Trafalgar, 1824 |
También
puede estar pintando un acontecimiento contemporáneo y ser testigo directo y,
en este caso, podemos pensar en que lo que vemos se ajusta a la realidad,
aunque no siempre es así. Es un juego de ficción y realidad. David, por
ejemplo, fue el encargado de pintar la consagración de Napoleón como emperador
y la coronación de Josefina. Estuvo allí presente, hizo dibujos y pintó luego
el cuadro con todo detalle. Salvo por uno: la madre del emperador no estuvo en
el evento y él la agregó, a pedido de Napoleón.
David, La consagración del Emperador Napoleón y la coronación de la Emperatriz Josefina, 1805 |
Rivera, Desfile del 1ro de Mayo en Moscú, 1956 |
Detrás de este tipo de pintura siempre hay una
intención política, una manera de ver el hecho, una interpretación posterior. En
cuanto aparece en el escenario mundial un gobierno totalitario, la propaganda
oficial se llena de cuadros de este tipo.
Las vestimentas deben de ser atemporales, y si son
a la romana/a la griega, tanto mejor. No hay nada como las tendencias de la
moda para fechar una obra o transportarnos a una determinada época.
Altdorfer, La batalla de Alejandro, 1529 |
Este género nace en el Renacimiento, precisamente
cuando comenzamos a tener consciencia de nuestro pasado. Rafael mezcló historia
contemporánea y antigua en las estancias del Vaticano. Leonardo, Miguel Ángel,
Botticelli y Uccello pintaron batallas. Difícil elegir una, me quedo con la de
Altdorfer: imponente.
En el Barroco tenemos ejemplos destacadísimos.
Velázquez pintó su Rendición de Brera apenas 9 años después del hecho
histórico.
Velázquez, La rendición de Brera, 1634 |
Rubens, María de Médicis llegando a Marsella, 1621 |
Rubens nos dejó la muerte de Séneca, una batalla de Amazonas, y el
ciclo de María de Médicis, en donde ella se codea con figuras mitológicas.
Rembrandt, Sansón cegado por los filisteos, 1636 |
Rembrandt nos trae historias del Antiguo Testamento.
Tuvo su momento de esplendor entre el sg. XVIII y
XIX. En el Clasicismo se buscaba educar a través del arte con imágenes
ejemplificadoras: había que educar al espectador a través del arte. El resto de
los géneros pictóricos, como el paisaje o el bodegón, se consideraban menores:
trataban temas banales, poco profundos y que requerían poca destreza. Se buscaban
los temas en la mitología antigua.
Lorena, Paisaje con Eneas en Delos, 1671 |
Si has leído la Poética
de Aristóteles, todo esto de la verosimilitud, la narración, el mensaje
ejemplificador, el héroe, te sonará mucho: las Academias llevaron a la Pintura
los mismos parámetros que se exigían para la Literatura.
Poussin, El rapto de las sabinas, 1637 |
Goya fue testigo de la lucha en contra de los
invasores napoleónicos y presentó su visión de los hechos 6 años después.
Goya, Los fusilamientos del Monte Príncipe Pío, El 3 de mayo, 1814 |
Géricault conmocionó a la sociedad con su El
naufragio de La Medusa, una tragedia en el mar: a quién se le ocurre pintar
un cuadro de historia con una noticia de los periódicos (y que el gobierno quería ocultar).
Géricault, El naufragio de "La Medusa", 1819 |
En las gestas de las independencias americanas, con
naciones recién nacidas sin Historia propia, los pintores se esmeraron en dar
cuenta de esos hechos heroicos, tomando como modelo las obras europeas.
Rugendas, La batalla de Maipú, 1837 (Imagen: Artequin) |
En la actualidad este tipo de obras nos aburren,
quedaron fuera de contexto y el mensaje ejemplificador se diluyó en el tiempo.
Casi no hay quién los pinte, aunque, la verdad sea dicha, en las 2 Guerras
Mundiales muchos se dedicaron a dar testimonio de lo que estaba pasando.
Picasso, Masacre en Corea, 1951 |
El Guernica o Masacre en Corea de Picasso son cuadros de Historia contemporánea.
Knight, El juicio de Nüremberg, 1946 |
Laura Knight pidió pintar el Juicio de Nüremberg, lo pintó allí mismo, aunque
el resultado es una combinación de realidad e imágenes alegóricas.
Sargent
expresó su horror ante la 1ra Guerra con este cuadro.
Sargent, Gaseados, 1918 |
Klee, Muerte en campo de batalla, 1914 |
Klee no podía pintar
demasiado demasiado como soldado, (bueno, lo habían puesto a pintar el
camuflaje de los aviones…) pero nos dejó unos cuantos dibujos.
Botero, Masacre en Colombia, 2000 |
Botero hace
patente la violencia en su país.
Leonardo, La batalla de Anghiari, 1503 |
Es un tema que da para mucho, que viene de antaño y no nos ha dejado. A los
artistas nos toca ser testigos de nuestro tiempo y nos gusta contar historias con colores y pinceles…
Fuentes: Laneyrie-Dagen, N. Leer la pintura. Barcelona, Larousse,
201
West, Sh. Portraiture. New York, Oxford University Press, 2004
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