La pintura religiosa
Denis, El Calvario, 1889 |
Te contaba la otra vez que se podría decir que la
pintura religiosa es pintura de historia, porque cuenta cosas. (Si te lo perdiste, pincha aquí.)
Pero esto vale sólo para esos cuadros que muestran
sucesos del Antiguo y Nuevo Testamento y el concepto de pintura religiosa
también abarca a los cuadros de Cristo, de la Virgen, de los ángeles, de los
santos, etc. Cuando te conté lo que son los iconos, te decía que no se pueden
considerar retratos; te hablé del problema de venerar un cuadro y de las luchas
que surgieron por esto mismo (si lo quieres releer, pincha aquí).
Pero, ¿qué es la pintura religiosa?
En principio,
se trata de obras cuyo fin es elevar el alma del espectador a una dimensión
espiritual a través de su contemplación. Con ellas se decoran los lugares de
culto (¡qué hubiese sido de la Historia del Arte sin el mecenazgo de la
Iglesia!), se encargan para la devoción personal o por alguna promesa en
expiación de algún pecado. Algunos teóricos la diferencian del arte sacro: este
término se aplicaría solamente a las pinturas para uso litúrgico.
Matisse, La Virgen y el Niño, 1951 |
Botticelli, Madonna del Magnificat, 1481 |
Los artistas trabajaban bajo encargo, con unas pautas muy bien establecidas en el contrato y muchas veces bajo la dirección de un teólogo. La Biblia y la “Leyenda Dorada”, de Jacobo de la Vorágine, fueron las fuentes. A diferencia del retrato, no hay un modelo a quien seguir.
Este tipo de pintura ya estaba presente entre los
primeros cristianos, en las catacumbas, y las figuras eran esquematizaciones de
un prototipo.
Cristo y los 12 Apóstoles, Catacumba de Priscilla, Roma, IV d. C. |
Duccio, Madonna Rucellai, 1285 |
En la Edad Media, como te contaba antes, se procuraba despojar al
personaje representado de toda temporalidad o carnalidad, siguiendo más o menos
la tradición de cómo se lo debía pintar. Se establecieron esquemas de colores,
según la jerarquía o simbolismo de cada personaje. Por ejemplo: la Virgen lleva
manto azul y vestido rojo, pero si está junto a Cristo, Él lleva rojo porque es
de mayor rango. (El uso simbólico de los colores existe también en otras
religiones.)
Leonardo, La Virgen, el Niño y Santa Ana, 1508 |
Hacia el Renacimiento las figuras comienzan a tener un cuerpo
definido, gestos, movimiento; muchas veces son figuras idealizadas, tomadas de
obras de otros artistas o siguiendo un patrón. Otras veces los artistas usan
modelos que posen para él. Se discutía si era válido tomar la apariencia de un
modelo, de carne y hueso, de un pecador/a, para dar forma a Cristo o a la
Virgen (y a quien seguro toda la ciudad conocía), pero, si se quería
representar la escena con todo realismo, no había otra manera.
de Santiago, Virgen alada del Apocalipsis, sg. XVIII |
Y para escenas
realistas, nada como Miguel de Santiago, pintor del Virreinato del
Perú, que ató un ayudante a una cruz y, no contento con la expresión de dolor
del susodicho, le clavó una lanza como a Cristo y consiguió lo que quería…,
además de asesinarlo. No se andaba con chiquitas.
Murillo, Virgen del Rosario, 1650 |
No hace falta llegar a esos extremos, naturalmente.
Fíjate en la "Virgen del Rosario" de Murillo: se dice que posó su hija; es la
imagen de una sevillana con quien te hubieses podido encontrar a la vuelta de
la esquina.
Caravaggio, Dormición de la Virgen, 1604 |
Lo mismo con Caravaggio, por citar algún artista más: su "Dormición de
la Virgen" provocó más de un escozor porque usó como modelo un cadáver que nadie
reclamó.
La cuestión de si era lícito venerar las imágenes
volvió a explotar con la Reforma de Lutero, en 1521. Éste luchó contra la
idolatría y recomendó despojar los templos de imágenes, aunque no estaba en
contra de su uso personal y privado. Calvino fue más estricto: en los Países
Bajos se destruyeron miles de obras por esta razón. El protestantismo no tiene
pintura religiosa. Esto dio lugar a que, en Holanda, surgieran géneros nuevos
como el paisaje, los bodegones, las marinas, y los cuadros con intención
moralizante, que venían a cubrir esa finalidad de encumbrar el espíritu que
tenían las obras eliminadas.
Rembrandt, Sansón cegado por los filisteos, 1636 |
Rubens, Descendimiento de la Cruz, 1611 |
La reacción contra esto fue la Contrarreforma, que
dio un impulso tremendo a la Pintura en el Barroco. Con el tiempo, este género
fue perdiendo peso, aunque hubo artistas tales como Matisse (mira este artículo anterior), Chagall, Roault, Denis, que lo cultivaron en épocas más modernas.
Sin embargo, el arte religioso no es exclusivo de
la religión católica. Hay pintura religiosa en todas las civilizaciones
antiguas, como en Egipto.
Anónimo, Mandylion o Santa Faz, sg. XII |
De los cristianos ortodoxos hablamos un poco cuando
te conté sobre los iconos. Tienen una iconografía prefijada, muy estricta. No
se busca el realismo.
La religión judía también usa la pintura para
decorar la sinagoga, en forma de murales, mosaicos o como ilustración de textos
litúrgicos o bíblicos. También hubo discusión sobre la licitud de la veneración
de las imágenes, que se basaba en el 2do Mandamiento: “No tomar el nombre de
Dios en vano”. En los libros de la Torá se cita en muchas ocasiones la
prohibición de representar figuras humanas porque pueden dar ocasión a la
idolatría.
Anónimo, fresco de la Sinagoga de Dura Europos, Siria, sg. III (según el Libro de Ester) |
Anónimo, Códice árabe, sg. XII |
En el caso del Islam, también se prohíbe la
representación de Dios, de Mahoma, o de animales, y por eso acuden a arabescos
de tipo geométrico o flores y plantas o a la caligrafía como
elemento decorativo para murales o los azulejos. Sin embargo, hay ejemplos de
libros ilustrados con imágenes de Mahoma pintados por persas sunitas.
Chang Huai-hsing, Buda y los 5 planetas, sg. XII |
Y en el Budismo, la pintura es un medio de
meditación y rara vez sabemos quién es el artista. Se puede representar a Buda,
aunque también hay todo un esquema de símbolos como los mandalas.
Malevich, Cuadrado negro sobre cuadrado blanco, 1923 |
Como ya te conté más arriba, en nuestra época hay
pocos artistas que cultiven este género. El sentimiento religioso ha
desaparecido prácticamente de nuestra sociedad y el arte contemporáneo, como
expresión de nuestro tiempo,
generalmente no se ocupa de estos temas.
Pero hay casos que son la
excepción a la regla. Por ejemplo, Malevich pintó el “Cuadrado negro sobre
fondo blanco” como intento de representación de lo Absoluto, y, de hecho, se lo
expuso tal como se colocan los iconos en las casas rusas. Y la obra de Rothko,
en especial, la capilla ecuménica de Houston, nos impulsa a la meditación.
Rothko, Capilla Ecuménica, Houston, 1967 (imagen: Wikiart) |
Laneyrie-Dagen, N. Leer la pintura.
Barcelona, Larousse, 2010
Notas personales
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