¿Qué es el Surrealismo?
Dalí, La jirafa ardiendo, 1936 |
Si hablamos ahora de grupos
antisistema, de transgresores o de revoltosos en Arte, los surrealistas son los
que lo inventaron todo.
Era 1916, en plena Guerra Mundial: unos artistas
refugiados en Zurich se reunían en el Café Voltaire y, en medio del hastío de
la guerra y la sensación de derrumbe de todo lo conocido, iniciaron una manera
de ver el arte que no se había dado nunca hasta ese momento.
Matta, Morfología psicológica, 1938 |
Duchamp, El gran vidrio, 1915 |
Había que
destruirlo todo y volverlo a construir: había que regenerar el arte. Nada podía
ser lógico o convencional: después de todo, lo racional había llevado a la
guerra total. Por eso, ahora toca jugar con lo absurdo, anular la razón y dejar
fluir el subconsciente.
Se pusieron el nombre de “Dadá”: hay varias anécdotas
de por qué eligieron este nombre, aunque probablemente el nombre no signifique
nada.
Carrington, Absolución de las arpías de Sardanápalo, 1958 |
Arp, Dibujo automático, 1916 |
Pero no eran los únicos: fue un fenómeno que surgió simultáneamente en
varios lugares. Tampoco fueron los primeros: Duchamp ya había dado sus primeros
pasos en USA. Tzara y Ball eran los cabecillas.
Schwitters, Merz, Kijkduin, 1923 |
Arp hacía dibujos automáticos;
Schwitters, sus “Merz”, composiciones con objetos disímiles encontrados por
ahí; Duchamp descontextualizaba los objetos con sus ready-mades. Fue una gran
tomadura de pelo y un misil a los pilares del arte tradicional.
Varo, La alquimia, 1955 |
André Breton coqueteó un tiempo
con este grupo, mientras se asombraba con el psicoanálisis de Freud. En 1922 se
distanció del dadaísmo y dio el puntapié inicial para el Surrealismo con su
Manifiesto. El grupo se afincó en París.
De Chirico, Cántico del amor, 1916 |
El Surrealismo pretende abrirnos a un mundo
paralelo, el de los sueños, el del azar y el del subconsciente. La literatura,
la escultura, la danza, la pintura, todas las manifestaciones artísticas sirven
para canalizar esa suprarrealidad. Nos enfrentan a lo insólito, a lo absurdo, a
fantasías imposibles. Las técnicas tradicionales artísticas ya no sirven: hay
que ser espontáneo, dejar emerger el subconsciente, fuera la racionalidad y lo
convencional.
Picabia, El niño carburador, 1919 |
En pintura se da una yuxtaposición de imágenes insólitas, pero
imagínate en música o en la literatura: resulta un conjunto de palabras o
sonidos incongruentes, difícil de digerir. ¿Y en el cine? Piensa en Dalí y
Buñuel con su “Perro andaluz”. Es la vuelta al caos: no pretendían que lo
entendiéramos, simplemente no hay nada que entender.
Y lo que queda es el
gesto, el proceso. ¿Te suena esto? Estamos en 1924: la pintura gestual vendrá
mucho después con el expresionismo abstracto (te lo expliqué aquí).
Tanning, Eine kleine Nachtmusik, 1943 |
Las técnicas eran de lo más diversas: montajes de
objetos sin conexión entre sí, collages con materiales sacados de la basura y,
como en Dadá, la escritura automática. Esto consiste en escribir velozmente,
sin pensar ni en la gramática ni en la sintaxis, lo que se te ocurra, por
asociación libre. E inventaron los “cadáveres exquisitos”: era una manera de
dibujar o escribir en equipo, pero sin que el compañero viera lo que has hecho
doblando la hoja y así hasta completarlo (seguro que alguna vez jugaste a esto).
Tenían una oficina donde se podían registrar tus sueños o cualquier experiencia
fantasmagórica. Max Ernst usaba el grattage y el frottage (lo vimos aquí).
Hacia 1924 Breton adoptó la ideología marxista para
el grupo. La excepción fue Dalí, quien no tardó en ser expulsado. Ya
se los había tildado de artistas degenerados y muchos estaban en la lista
negra, como, p.ej., Ernst. Cuando los nazis invadieron Francia tuvieron que
huir: muchos a USA, otros a México o a Cuba.
Magritte, Valores personales, 1952 |
¿Quiénes fueron los surrealistas? Breton, el líder.
Luego, De Chirico (que se apartó al tiempo y fue denostado por el resto (puedes leer sobre él aquí); Magritte (lo vimos aquí), Ernst, Yves Tanguy, Picabia, el
chileno Roberto Matta, el cubano Wilfredo Lam, Miró… Y no hay que olvidarse de
las chicas: Remedios Varo, Dorothea Tanning, Anna Höch, Eleonora Carrington y
Frida Kahlo, que no sabía que era surrealista hasta que Breton se lo dijo.
Pero, el más importante de todos fue, sin duda, Dalí.
Dalí, Persistencia de la memoria, 1931 |
Su sueño era conocer a Freud. Cuando al fin lo
logró, éste no le prestó mayor atención: lo consideraba un farsante. Le dijo
que no le interesaba su “paranoia simulada” sino su “método de simulación”.
¿Qué le quiso decir con esto? Es que el surrealismo en sí encierra una
paradoja: por más que intentemos desconectar nuestra lógica y la razón, el
hecho de componer un cuadro, por más absurdo que sea, siempre implica una
actividad consciente y racional. No sé
cómo le habrá caído esto a Dalí, pero si ves cualquiera de sus obras,
entenderás perfectamente esto: hay un entramado mental previo con una intención
de absurdo, de azar, de sorprender… Su truco es pintar objetos de manera
realista pero combinados de manera insólita, de tal manera que adquieren un
sentido ambiguo. Nada de espontaneidad.
Dalí, Adivinanza eterna, 1938 |
El arte contemporáneo actual le debe todo a esta gente. No
hay nada nuevo bajo el sol: está todo inventado.
Fuentes: Breton, ¿Qué es el surrealismo?
Madrid, Casimiro, 2017
Laneyrie-Dagen, N. Leer la pintura.
Barcelona, Larousse, 2010
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