Matisse y la capilla del Rosario
en Vence
“Pero, ¿por qué hace usted esas
cosas?” Esto le dijo Picasso a Matisse cuando se enteró del proyecto de la
capilla en Vence de su amigo. Picasso estaba realmente muy enfadado. Era ateo y
comunista; le tenía muchísimo respeto a Matisse, pero no podía comprender cómo
su amigo se metía a trabajar en una capilla, no siendo creyente.
En realidad, Picasso estaba
manifestando la duda de muchos otros también: ¿puede un artista no creyente
pintar temas religiosos?
Matisse, Monique, 1942 |
La historia comenzó así: Matisse
había sufrido 2 operaciones de cáncer de duodeno; para recuperarse y huir de
los bombardeos, en 1941 se mudó al sur de Francia. Estaba muy débil y
necesitaba una enfermera que lo cuidara por las noches. Monique Bourgeois, una
joven estudiante de enfermería, que necesitaba trabajar para ayudar a su madre
en los duros tiempos de guerra, fue la elegida. Le gustaba pintar y Matisse
quería enseñarle. Posó para él varias veces, con el permiso de su madre, y él la pintó 4 veces. Ella lo ayudó con los gouaches para su libro Jazz. Monique, entretanto,
descubrió en ella la vocación religiosa. Quiso entrar en el convento de las
clarisas, pero por su débil salud fue rechazada. Finalmente, entró en el
convento de las dominicas de Vence con el nombre de sor Jacques-Marie.
A Matisse esto no le gustó nada:
“¿Cómo ha podido tener semejante idea?”. Con el tiempo entendió que eso era lo
que a ella le hacía feliz.
Capilla del Rosario, Vence (Imagen: vence.fr) |
La capilla del convento había sido
destruida por un incendio. Las hermanas siempre habían querido reconstruirla,
pero no tenían dinero. Sor Jacques-Marie había dibujado un vitral de la Virgen,
a Matisse le encantó y se entusiasmó con el proyecto. El hermano Rayssiguier,
que era arquitecto, se encargó de los planos y de la estructura. El hermano
Couturier, impulsor del arte contemporáneo en las iglesias, lo ayudó en temas
teológicos. La madre superiora no estaba de acuerdo, más que nada, porque no
tenían el dinero para hacerlo.
Matisse, La Virgen y el Niño, 1951 |
Matisse quiso encargarse de todo
el conjunto. Trabajó gratis de 1949 hasta 1951, diseñó todo: los vitrales, el
Via Crucis, los candelabros, el mobiliario, las casullas… Ya tenía 80 años y su
salud era muy débil, no siempre podía encargarse personalmente de los trabajos,
pero para eso estaba sor Jacques-Marie. Ella fue el vínculo entre el artista,
la superiora, los obreros y el arquitecto.
(Imagen: gliscritti.it) |
Matisse ideó unos vitrales hasta
el suelo, en amarillo, azul y verde, que, al pasar la luz por ellos, se
descompone en matices fucsias. Las paredes están recubiertas por cerámica
esmaltada en blanco, que multiplican los reflejos de esa luz etérea. La
cerámica le dio más de un dolor de cabeza: Picasso lo conectó con sus ceramistas,
los Madoura, pero éstos no tenían capacidad para semejante trabajo. Se cocían
allí, se llevaban a esmaltar a Bourdillon. Los ponían en el suelo, Matisse los pintaba con un pincel
largo, y de vuelta en los camiones para el esmaltado final. Las imágenes son
simples, delineadas en negro sobre el blanco, como el hábito de las hermanas.
Matisse, Bocetos para el Via Crucis, 1951 |
Mientras tanto, en 1949 se hace
una exposición en el lugar para juntar dinero con sus dibujos y maquetas; en
1950, otra en Tokio. El MoMA pidió una copia de las casullas. La capilla fue
bendecida en 1951 bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario; Matisse no
pudo estar presente. Un poco por su avanzada edad; otro poco, porque nunca iba a esos eventos, ni siquiera a las inauguraciones de sus propias exposiciones.
¿Era creyente Matisse? Las
hermanas le insistían en que era hora de arreglar las cosas con Dios, pero él
se negaba. Sor Jacques-Marie comenta en su libro que tuvo una conversación
sobre el tema la última vez que lo vio, pero, por supuesto, no dice nada al
respecto. Cuando en alguna entrevista le preguntaban al artista si había dejado
su paganismo, contestaba que su única religión es el amor a la obra que ha de
crear, que hizo la capilla para expresarse de manera más profunda. A la pregunta de Picasso, le contestó: “No sé si
tengo o no tengo fe, quizás sea budista, lo esencial es trabajar en un estado
espiritual cercano a la plegaria”.
Consideraba esta capilla como la
culminación de su obra; quería que los que entraran en ella salieran aliviados
y purificados.
Se le ofreció ser enterrado en su
capilla, pero lo rechazó. Murió en 1954.
Sor Jacques-Marie murió en 2005. Parte de los bocetos y correspondencia fue
donada por los herederos a los Museos Vaticanos, donde hay una sala dedicada a Matisse.
Matisse, Tabac Royal, 1943 |
Fuentes: Gilot, F. Matisse und Picasso. München, Knaur,
1995
Matisse, H. Escritos y consideraciones sobre el arte.
Barcelona, Paidós, 2010
Soeur Jacques-Marie, Henri Matisse. La chapelle de Vence.
Nice, Grégoire Gardette Éd., 1993
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