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jueves, 27 de julio de 2023

Agujeros en el espacio

 

Fontana, Concepto espacial: attese, 1965

De vacaciones


El arte de nuestro tiempo da para la polémica.

¿Es esto Pintura? ¿Es una obra de arte? ¿No es una tomadura de pelo? Preguntas que te sueles hacer frente a cuadros de este tipo, cuadros en los que parece que el oficio del artista brilla por su ausencia.

Sin embargo, a veces no es tan así.

Se me vino a la mente esa vez que organizamos en una galería una subasta benéfica con nuestras obras. Una de las colegas presentó un cuadro en blanco, con un tremendo agujero. Explicó a los asistentes que en un ataque de rabia quemó la tela. Quedó un hoyo bastante grande en el centro y, por supuesto, los bordes del mismo, calcinados. A eso le aplicó salpicaduras de colores. Y contó que se había sentido muy aliviada, como una liberación de todas sus malas vibras interiores. Nadie pujó por el cuadro.

Fontana, Concepto espacial, 1961


El caso de Lucio Fontana, aparentemente, tiene que ver también con la destrucción, la violencia, aunque en primera instancia no dé esa sensación. Es algo así como romper con el misticismo de la obra de arte, del lienzo que será soporte de algo excelso o espiritual. ¿Matar al padre, como dicen los psicólogos? Algunos críticos lo relacionan con las llagas de Cristo.

Fontana, Concepto espacial 6, 1958


Más allá del hecho de acuchillar o rasgar una tela (que tiene mucho de ritual), lo que busca Fontana es la profundidad, investigar las relaciones espaciales. Y espaciales no sólo en el sentido de largo-ancho-alto, sino también en el de representar el cosmos. La década de los ’60 fue la de la carrera espacial: ¿quién llegaría primero a la Luna?, ¿quién sería el primer hombre en viajar al espacio? Hoy sabemos lo que ocurrió, pero en ese momento eran puros interrogantes sin respuestas. Y en ese contexto, el arte, como pasa siempre, daba su propio testimonio.

Fontana, Concepto espacial +1 -AS, El jardinero está
arreglando el jardín, 1958


Fontana, Concepto Espacial, 1964

Veamos: no es fácil producir un cuadro de este tipo. Las telas no se rasgan así como así. Fontana experimentó con varios grosores de telas. Les aplicaba una capa gruesa de pintura, monocroma; producía el corte, y no de manera azarosa, sino calibrando muy bien la composición. Antes de que la pintura se secara del todo, modelaba los bordes del corte. El espacio curvo de Einstein, el espacio flexible… Para que diera la impresión de profundidad, añade por detrás del lienzo una gasa negra.





Fontana, Concepto espacial: attese,
1967

Así, el tajo que produce en el cuadro se percibe como una hendidura, una herida, hay algo debajo. No es un agujero. ¿Y qué hay dentro, qué hay más allá? Nada. Sólo oscuridad, como en el espacio.

Y dejemos de lado por un rato al cosmos y volvamos al espacio medible, a las dimensiones de la tela. ¿Acaso los renacentistas no experimentaron con la perspectiva para dar la ilusión de profundidad en un cuadro, que es plano de por sí? Usar la perspectiva geométrica, aérea, intuitiva, por superposición (lo vimos por aquí), sea como sea, es tratar de lograr un efecto, provocar una ilusión, engañar al espectador. Los tajos de Fontana tienen la misma intención. Claro, hay relieves, no es pintura plana. Picasso y Braque acudieron al collage por la misma razón: provocar relieves, desniveles, profundidades. Podríamos preguntarnos: ¿son pinturas o son bajorrelieves?

Fontana, Concepto espacial 5, s.f.


Tampoco hay que olvidar que Fontana era pintor de paso, es decir, fue más escultor que pintor. Moldear los bordes de la tela rasgada era casi lo mismo que hacía con sus cerámicas y sus esculturas.

Fontana, I-quanta, 1960

Su experimentación siguió con sus “Quanta”: fragmentos de obras con tajos, dispuestos sobre un plano y que podían colocarse de cualquier manera. ¿Te acuerdas de Arden Quin y sus amigos (lo vimos por aquí)? Continuó con placas agujereadas y trabajó sobre soportes de distintos metales.






La mayor parte de su obra como pintor tiene que ver con estas investigaciones, pero claro, es una propuesta que se agota en sí misma. Muy consciente de esto, se dedicó a los “Teatrino” y a las esculturas tridimensionales con luces de neón, lo que hoy llamaríamos “experiencias inmersivas”.

Fontana, Teatrino, 1963


No por nada tituló a sus obras como “Concepto espacial”.

 

Fontana, Concepto espacial, 1963

Fuentes: Carpio, F. Lucio Fontana: más allá de la tela herida. 

En: Descubrir el arte. Madrid, Art Duomo Global, 2019, nº 245

Hopkins, D. After Modern Art 1945-2000. 

Oxford, Oxford University Press, 2000

Web Museo Guggenheim Bilbao


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