Fontana, Concepto espacial: attese, 1965 |
De vacaciones
El arte de nuestro tiempo da para la polémica.
¿Es esto Pintura? ¿Es una obra de
arte? ¿No es una tomadura de pelo? Preguntas que te sueles hacer frente a
cuadros de este tipo, cuadros en los que parece que el oficio del artista
brilla por su ausencia.
Sin embargo, a veces no es tan
así.
Se me vino a la mente esa vez que organizamos en
una galería una subasta benéfica con nuestras obras. Una de las colegas
presentó un cuadro en blanco, con un tremendo agujero. Explicó a los asistentes
que en un ataque de rabia quemó la tela. Quedó un hoyo bastante grande en el
centro y, por supuesto, los bordes del mismo, calcinados. A eso le aplicó
salpicaduras de colores. Y contó que se había sentido muy aliviada, como una
liberación de todas sus malas vibras interiores. Nadie pujó por el cuadro.
Fontana, Concepto espacial, 1961 |
El caso de Lucio Fontana,
aparentemente, tiene que ver también con la destrucción, la violencia, aunque
en primera instancia no dé esa sensación. Es algo así como romper con el
misticismo de la obra de arte, del lienzo que será soporte de algo excelso o
espiritual. ¿Matar al padre, como dicen los psicólogos? Algunos críticos lo
relacionan con las llagas de Cristo.
Fontana, Concepto espacial 6, 1958 |
Más allá del hecho de acuchillar
o rasgar una tela (que tiene mucho de ritual), lo que busca Fontana es la
profundidad, investigar las relaciones espaciales. Y espaciales no sólo en el
sentido de largo-ancho-alto, sino también en el de representar el cosmos. La
década de los ’60 fue la de la carrera espacial: ¿quién llegaría primero a la
Luna?, ¿quién sería el primer hombre en viajar al espacio? Hoy sabemos lo que
ocurrió, pero en ese momento eran puros interrogantes sin respuestas. Y en ese
contexto, el arte, como pasa siempre, daba su propio testimonio.
Fontana, Concepto espacial +1 -AS, El jardinero está arreglando el jardín, 1958 |
Fontana, Concepto Espacial, 1964
Veamos: no es fácil producir un
cuadro de este tipo. Las telas no se rasgan así como así. Fontana experimentó
con varios grosores de telas. Les aplicaba una capa gruesa de pintura,
monocroma; producía el corte, y no de manera azarosa, sino calibrando muy bien
la composición. Antes de que la pintura se secara del todo, modelaba los bordes
del corte. El espacio curvo de Einstein, el espacio flexible… Para que diera la
impresión de profundidad, añade por detrás del lienzo una gasa negra.
Fontana, Concepto espacial: attese,
1967
Así, el tajo que produce en el
cuadro se percibe como una hendidura, una herida, hay algo debajo. No es un
agujero. ¿Y qué hay dentro, qué hay más allá? Nada. Sólo oscuridad, como en el
espacio.
Y dejemos de lado por un rato al
cosmos y volvamos al espacio medible, a las dimensiones de la tela. ¿Acaso los
renacentistas no experimentaron con la perspectiva para dar la ilusión de
profundidad en un cuadro, que es plano de por sí? Usar la perspectiva
geométrica, aérea, intuitiva, por superposición (lo vimos por aquí), sea como
sea, es tratar de lograr un efecto, provocar una ilusión, engañar al
espectador. Los tajos de Fontana tienen la misma intención. Claro, hay
relieves, no es pintura plana. Picasso y Braque acudieron al collage por la
misma razón: provocar relieves, desniveles, profundidades. Podríamos
preguntarnos: ¿son pinturas o son bajorrelieves?
Fontana, Concepto espacial 5, s.f. |
Tampoco hay que olvidar que
Fontana era pintor de paso, es decir, fue más escultor que pintor. Moldear los
bordes de la tela rasgada era casi lo mismo que hacía con sus cerámicas y sus
esculturas.
Fontana, I-quanta, 1960
Su experimentación siguió con sus
“Quanta”: fragmentos de obras con tajos, dispuestos sobre un plano y que podían
colocarse de cualquier manera. ¿Te acuerdas de Arden Quin y sus amigos (lo vimos por aquí)? Continuó con placas agujereadas y trabajó sobre soportes de
distintos metales.
La mayor parte de su obra como
pintor tiene que ver con estas investigaciones, pero claro, es una propuesta
que se agota en sí misma. Muy consciente de esto, se dedicó a los “Teatrino” y
a las esculturas tridimensionales con luces de neón, lo que hoy llamaríamos
“experiencias inmersivas”.
Fontana, Teatrino, 1963 |
No por nada tituló a sus obras
como “Concepto espacial”.
Fontana, Concepto espacial, 1963
En: Descubrir el
arte. Madrid, Art Duomo Global, 2019, nº 245
Hopkins, D. After Modern Art 1945-2000.
Oxford, Oxford University Press, 2000
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