Un color polémico
El color “nude” es un color polémico. Mejor dicho, el uso del nombre de
este color provoca polémica.
“Nude” en perfecto castizo sería lo que antes llamábamos “color carne”.
Recuerdo a una compañera de estudios de Pintura que vino feliz un día con su
tubito de ese color. Creía que tenía solucionadas todas las “carnaciones” (lo vimos por aquí). El profesor le quitó la alegría de un saque: el color de la
piel no es uniforme, no hay una persona que tenga el mismo color de piel que
otra y menos, que la incidencia de la luz provoque el mismo tipo de sombras y
luces.
Desde hace un tiempo el término “nude” se inmiscuyó en nuestras vidas. Y
produjo polémica. ¿Por qué? Porque supone que el color de la piel es universal
e igual para todos y, casualmente, está asociado a lo que llamamos “piel
blanca”.
West, El tratado de Penn con los indígenas, 1771 |
Géricault, Estudio para retrato, 1818 |
Cuando empecé a interesarme por la teoría del color, me topé en Alemania con la colorimetría, la teoría de las 4 estaciones (lo vimos por aquí). Una cosa me enganchó con otra y así llegué a una casa de cosméticos que ofrecía productos según esa teoría. Interesante. Pero, cuanto más investigaba, más me parecía que algo no cuadraba. Genial: sombras, labiales, lápices de ojos. Pero, en cuanto buscabas una base para la piel, todas en gamas de beige. Pasó el tiempo y tuve oportunidad de conocer a una persona que creaba productos de maquillaje: le pregunté por qué sólo había bases de color beige y nada para pieles más oscuras. Nada. La respuesta fue casi como de compromiso: me dijo algo así como que las pieles oscuras no necesitan base, que sólo hay que sacar brillos y me ofreció un gel matificante (o algo así, no recuerdo bien). No me convenció, pero tampoco tenía otros datos como para refutarle.
Y, finalmente, se puso de moda lo natural, la cara lavada (puro engaño, que
se logra sólo con capas y capas de maquillaje). Todos en tonos de beige.
Después de todo, es
un color neutro que combina con cualquier otro. O sea, un color cálido, pero
aburrido, intrascendente, que no llama la atención. Se extendió su uso a otros
ámbitos: los zapatos, los accesorios, la ropa, la decoración… Incluso, Pantone,
la biblia de la clasificación de los colores, lo fijó bajo el nombre “Nude: 12-0911 TCX“.
Pero, es sólo una manera de designar a un tipo de beige, que resulta de la
mezcla de blanco, amarillo, rojo, azul. ¿O acaso no habíamos dicho por aquí que
para lograr el color piel en pintura hay que mezclar blanco, ocre, carmín y
algún color frío? Nada nuevo. Pero, señores de Pantone: Uds. tienen que ponerle
un nombre a miles y miles de colores que Uds. tienen en sus archivos, pero no
hay un único “nude”. Hablamos de “nude” cuando vemos un beige que tira al
rosado, al rosa claro, al beige visón, etc. etc. Sin embargo, no hay un único
color de piel.
Delacroix, Mujeres de Argel, 1834 |
En moda te lo recomiendan, por ejemplo, para estilizar la figura. El color
se debe mimetizar con tu piel (si es que das con el tono justo). Un zapato en
el mismo color de tus piernas las alarga ópticamente. Un esmalte “nude”
convierte a tus manos en más esbeltas y elegantes, sobrias. Quizás con los
esmaltes es más fácil encontrar el tono justo, pero ¿con los zapatos?
Vas a la farmacia, pides unos parches para heridas color piel, para que no
se noten tanto, y, cuando te los pones, oh, se ven un montón. ¿Te ha pasado?
De a poco, el descontento fue aumentando y se instauró la polémica. ¿Por
qué no se fabrican bases de maquillaje más oscuras o rojizas o amarillentas o
más blancas? ¿Es que no hay usuarias que lo puedan pagar? ¿No hay mercado para
eso? Sí que lo había y, de hecho, se escuchaban por ahí muchas voces de
protestas. Y así, de a poco, fueron escuchadas por los fabricantes. Loboutin
sacó su línea de zapatos “The nudes” para cubrir ese nicho. Las empresas de
cosméticos ampliaron la gama de “nudes”. Nada que ver con los matificantes que
me habían recomendado.
En Pintura este problema no existía: sólo basta con mezclar los colores en
la paleta. Otra cosa es el afán de exotismo, la búsqueda de lo extraño a mí o
la curiosidad por ver cómo se pintan esos tonos de piel tan distintos.
Carriera, Autorretrato, 1771 |
Claro, los puristas te dicen que no, que el nude tiene que ser un color beige, porque siempre ha sido así, y ahora, ¿resulta que un tono tierra es “nude” también?… ¿No habrá que redefinir entonces el término “nude”? (De nuevo: un problema de etiquetas.)
En fin, la polémica está sobre la mesa y el fabricante que no se ponga las
pilas ya pierde posiciones. Basta ver el hashtag en redes #NotMyNude o ver cómo
se critica la poca “inclusividad” del término.
Y por lo que me contaron, es un gran negocio: los “nude” no tradicionales
no duran mucho en la tienda. Se los llevan de inmediato.
Y, por supuesto, Pantone tuvo que cambiarle el nombre a su 12-0911 TCX: ahora se llama “Peach-Taffy” (caramelo de melocotón). Vaya.
Fuentes: St.
Clair, K. The secret life of color. New York, Penguin, 2016,
Notas personales
Excelente artículo!!! gracias por compartirlo!
ResponderEliminarGracias, Betty! Me alegro de que te haya gustado!
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