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jueves, 1 de junio de 2023

Pobre bicho

 

Longhi, El rinoceronte, 1751 (Ca'Rezzonico)


Clara, la rinoceronte

Que hay cuadros raros en la Historia de la Pintura no cabe ninguna duda.

Éste es uno de ellos: el cuadro de Clara, la rinoceronte, pintado por Pietro Longhi. Pobre bicho.

Antes del sg. XVIII, un rinoceronte era algo prodigioso, maravilloso y extraño para los europeos, una figura mitológica, casi comparable a los unicornios o a los dragones.

Durero, Rinoceronte, 1515


El primero en llegar a Europa fue el que inmortalizó Durero en 1515. Era un ejemplar de la India, que había llegado a Portugal y a quien quisieron regalar al papa León X. El animal no llegó con vida a destino, pues el barco naufragó a causa de una tormenta: si no hubiese estado encadenado, quizás se hubiese salvado nadando... Su cadáver fue recuperado, enviaron la piel a Lisboa, lo embalsamaron y así lo enviaron de vuelta a Roma. Obviamente no era lo mismo. Rafael lo incluyó en uno de los frescos de las Stanze del Vaticano. Durero no llegó a verlo: hizo su grabado a través de descripciones antiguas. Lo representó casi como a un tanque acorazado y con un 2do cuerno en la columna, que nada que ver. Sin embargo, este grabado tuvo muchísima difusión e influyó en todas las representaciones posteriores de este animal tan exótico y extraño.

Rafael, La creación de los animales, Stanze vaticane, 1518, fresco


Llegaron de visita unos cuantos más a lo largo de los siglos, después de éste, pero el más importante fue Clara, sin duda.


Douwe Mout van der Meer

¿Y quién era esta rinoceronte?
También era un ejemplar hindú. Unos cazadores habían matado a su mamá; era un “pequeño” bebé de un mes de vida, al que, Sichterman, el director de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, adoptó por conmiseración. La dejó hacer su vida en su finca, pero el bicho creció demasiado para su gusto y se lo vendió al capitán Douwe Mout van der Meer. Éste se la llevó consigo a Holanda (1741). Mout vio el negocio: dejó su puesto como marino y decidió pasearla por cuanta ciudad europea pudiera.





¿Cómo haces para trasladar un animal que pesa 2 toneladas y encima necesita chapotear de vez en cuando en el agua?

Longhi, El rinoceronte, 1751


Mout le construyó una jaula especial de madera y le untaba aceite en la piel para mantenérsela húmeda. En este cuadro, que te muestro aquí, detrás se puede ver perfectamente la jaula en que la transportaba, con una pequeña ventanita como ventilación y bien cerrada, tanto como para que la gente no la viera (sin pagar la entrada, claro). Para cada show hacía imprimir folletos anunciando el evento. Y por supuesto, Mout tenía su merchandising (el hombre era un precursor): figuritas, medallas con la imagen de Clara y hasta botellitas con su orina, supuestamente un líquido con propiedades medicinales milagrosas (¡el hombre no desperdiciaba ni una ocasión de negocio!).

Volante de promoción, 1746, Mannheim

Turco sobre un rinoceronte, porcelana de
Meissen, 1752
La paseó por toda Europa desde 1746. Todos querían verla. Hasta los emperadores se acercaban a ella. Empezó por Rotterdam, Bruselas, Hamburgo. Después siguió Berlín, Viena, Friburgo, Dresden…. En Meissen, el director de la fábrica de porcelana sacó una figurita conmemorativa en su honor. Siguieron por Leipzig, Mannheim, Estrasburgo, Zurich, Basilea, Augsburgo… Mout la llevó a Francia: Luis XV la vio en Versailles. Clara estuvo 5 meses en París y fue todo un espectáculo.







El rey tenía su propio zoológico salvaje y ansiaba tenerla en su colección. Mout se la ofreció en venta, por una suma muy considerable, pero Luis XV lo rechazó: el rey esperaba que se la regalase…. O Mout no quería desprenderse de su negocio o bien puso un precio acorde a la pérdida de rentabilidad.

El rey le pidió a Oudry, pintor de la corte, que la retratara para la posteridad, con la condición de que fuera a tamaño natural. Ejem: el cuadro mide unos generosos 4,56 x 3,1 m. El cuadro fue expuesto en 1749 en París y el duque de Mecklenburg-Schwerin lo compró. Estuvo almacenado durante más de un siglo, enrollado, cosa que le ocasionó muchísimos daños y hubo que restaurarlo. Si quieres ver a Clara en su verdadero tamaño tienes que ir hasta el museo de Schwerin.

Oudry, Clara, la rinoceronte, 1749


Longhi, El rinoceronte, 1751
(National Gallery)

En 1749 le llegó el turno a Italia.
A la pobre rinoceronte la metieron en un barco hacia Génova. Anduvo por Nápoles, Roma, Boloña, Milán y Venecia. Justo llegaron para el carnaval. Allí Longhi, el gran pintor costumbrista de la ciudad de los canales, la pintó, por encargo de Giovanni Grimani, como él mismo hace constar en el cartel que aparece en el cuadro. Este señor también tenía su zoológico privado: es el que aparece en primera fila, con su peluca. Aparece en una arena, con público observándola, totalmente asombrados todos. Uno de los personajes sostiene su cuerno. Aparentemente, se le había caído en Roma. Dicen que estos animales, cuando están en cautiverio, embisten las paredes y así es cómo se les cae el cuerno. Obviamente, a los venecianos no les gustó ver al bicho sin él. Era como un espectáculo con fraude. ¿No era que los rinocerontes tienen un cuerno en la frente? Longhi pintó otra versión muy parecida, encargada por Girolamo Mocenigo que se encuentra hoy en la National Gallery de Londres. El tour siguió por Verona hasta llegar a Londres y la familia real no se la podía perder. La llevó de nuevo por el continente, hasta que volvieron a Londres y allí murió, en 1758, con 20 años, y después de deambular 17 años por media Europa y ser admirada por todos.

Mout volvió a Holanda y no se supo más de él.

Clara fue su pasaporte en las cortes reales de toda Europa, la que le abrió esas puertas. Con ella ganó una gran fortuna e incluso lo nombraron caballero en Viena. ¿Habrá sufrido Clara? ¿La habrá cuidado? Me imagino que sí, si no, se le acababa el negocio. Un negocio fundado sólo en la curiosidad humana.

La fascinación por el rinoceronte llegó incluso a Dalí, que hizo 2 esculturas con la imagen de este animal, pero no se basa en Clara, sino en el grabado de Durero.

Dalí, Rinoceronte vestido de puntillas, 1956
(Marbella, España)


Y, en lo que tiene que ver con la Pintura… los cuadros de Clara, la rinoceronte itinerante, sirvieron como prueba testimonial, en una época en que sólo a través de la Pintura se podían fijar las imágenes para la posteridad. Sólo por esas obras sabemos hoy que hubo una rinoceronte paseando por toda Europa, de la mano de un holandés.

 

Fuentes: Ridley, G. Clara's Grand Tour: Travels 

with a Rhinoceros in Eighteenth-Century Europe. New York, Grove Press, 2005

Web Ca’Rezzonico

Web National Gallery of London

Web Rijksmuseum Amsterdam

Web Staadliche Museum Schwein

 

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