Patinir, Paisaje con San Jerónimo, 1516 (Imagen: Museo del Prado) |
San
Jerónimo y el león
En el sg. XIII, Jacobo de la
Vorágine compiló la historia de los santos en el libro que se llamó “La Leyenda
Dorada”. En la biografía de San Jerónimo cuenta que curó a un león. Éste tenía
clavada una espina en una pata y no podía más del dolor. El santo lo ayudó y el
animal no se separó nunca más de él, en agradecimiento. Por eso, en las
representaciones de Jerónimo aparece siempre acompañado por él. (Parece ser que
en realidad el santo que curó al león fue Gerásimo: probablemente una confusión
por la similitud del nombre.)
Da Messina, San Jerónimo en su estudio, 1474 |
Jerónimo es uno de los grandes sabios entre los santos católicos: es el que tradujo por primera vez la Biblia al latín. Da Messina (y no fue el único) lo pintó estudiando. Es un cuadro con muchas alusiones simbólicas y, por supuesto, no podía faltar su gran compañero, el león. (No sé si lo ves bien en la foto, está en el fondo, a la derecha.) Otra manera de representar al santo es haciendo penitencia.
En esta oportunidad te quiero
mostrar el San Jerónimo de Patinir. Si no me equivoco, creo que no hemos
hablado de este pintor hasta ahora.
Joachim Patinir (1483-1524) es un
pintor flamenco, especialista en paisajes. Hasta tal punto que pintaba los
paisajes de cuadros de otros artistas, como Massys (lo vimos aquí) o van Cleve.
A Patinir no le iba muy bien pintar figuras y no se descarta que las que hay en
sus cuadros las hayan pintado otros (¿un intercambio de tareas?). Los
personajes que aparecen en sus obras son minúsculos, quizás porque no se sentía
capaz de pintarlas mejor o, simplemente, porque no le interesaba. Todavía en
esta época no existía el paisaje como género pictórico: era natural y obvio que
un paisaje debía aparecer habitado y dominado por el hombre.
Sadeler, según dibujo de Durero, Retrato de Patinir |
No se sabe mucho de su vida, como suele suceder con los pintores de esta época. Sabemos que fue muy amigo de Durero, porque lo menciona en su diario de viaje a los Países Bajos (lo vimos por aquí). Incluso Patinir lo invitó a su segunda boda: Durero comenta que lo atendieron con todos los honores. Durero le hizo un retrato a lápiz punta de plata, en agradecimiento porque Joachim le prestó pigmentos y a su ayudante: por eso podemos ponerle cara. Van Mander (te conté quién es aquí) lo describe como un juerguista, que se lo pasaba bebiendo en las tabernas y gastando todo lo que ganaba en ellas y que sólo se ponía a pintar cuando necesitaba dinero.
Y ganaba mucho, pues sus obras se
vendían muy bien y no sólo en los Países Bajos. No quedan muchas obras suyas.
De hecho, sólo hay 5 con su firma, aunque tú sabes, en esa época se firmaban
las obras muy rara vez (lo vimos aquí).
Tiene varios “San Jerónimo”. Éste
que vamos a contemplar está en el Museo del Prado (que tiene varias obras
suyas): está firmado y se sabe que las figuritas las pintó él y no un colega.
Mide 91 x 74 cm y su fecha de creación sería 1516.
van der Weyden, San Jerónimo, 1450 |
En primer lugar, nos llama la atención que el paisaje tome el protagonismo de la obra. Está dedicado a San Jerónimo; sin embargo, el santo aparece en un rinconcito. Lo vemos en una choza, donde se había retirado para hacer penitencia, y curando al león. Frente a él, un crucifijo y una calavera. Otros pintores anteriores, como van der Weyden y Memling, ya habían representado a San Jerónimo de esta manera; Patinir se alinea en esta tradición: lo muestra con sus atributos, pero lo despoja de su hábito de cardenal.
Claro, nuestro artista era
especialista en paisajes y se nota. Son imaginarios, creados por él, y están
llenos de detalles: árboles, rocas, nubes… Podríamos pasear un rato largo con
la mirada por esos campos. Sus verdes y sus azules son realmente increíbles.
Memling, San Jerónimo en el desierto, 1485 |
Sin embargo, lo curioso de este cuadro es que cuenta una historia por episodios. No es una invención de este artista, no. Esto se hacía muy a menudo en las pinturas medievales. Como si fuera un cómic: las distintas situaciones de una historia en el mismo plano, en una sucesión lineal. Si te fijas, en la lejanía se ven unos camellos diminutos. En la zona inferior derecha del cuadro vemos al león, un asno desbocado, otros camellos, dos figuritas caminando… Detrás de la roca, frente al monasterio, aparece también el asno cargando leña.
Cuenta la leyenda que el león
siguió a Jerónimo hasta el monasterio. Allí le encargaron que cuide al asno y a
los camellos. Un día éstos desaparecen y Jerónimo (o Gerásimo) acusa al león de
habérselos devorado. Pero el león recuperó al asno y descubrió a los verdaderos
ladrones, que ya andaban sobre los camellos, y Jerónimo tuvo que reconocer el
error. El león le seguía siendo fiel y él había dudado del animal. Esto es lo
que Patinir recoge en su obra. El cuadro, según la historia, habría que
contemplarlo primero desde la esquina inferior izquierda. Luego debemos subir
la roca, hasta el monasterio, y luego bajar la mirada hasta el centro, donde el
león amedrenta a ladrones, camellos y asno.
Hay otros ejemplos de Patinir
sobre el mismo tema. De algunos se duda de que hayan sido pintados totalmente
por él: o las figuras están hechas por otros colegas o el cuadro ha salido de
su taller y no se puede asegurar que él haya intervenido en su ejecución.
Te los muestro, para que
compares.
Éste está en el Museo del Louvre.
Patinir, Paisaje con San Jerónimo, 1516 |
Este otro está en el Metropolitan
de New York. La tabla central muestra a San Jerónimo penitente. Las tablas
laterales, el Bautismo de Cristo y las tentaciones de San Antonio.
Patinir, La penitencia de San Jerónimo, con El Bautismo de Cristo y La Tentación de San Antonio, 1518 |
Este pertenece a la National
Gallery de Londres. Es un fragmento. Parece ser una copia de taller, quizás
como práctica o por encargo.
Patinir, San Jerónimo en el desierto, 1515 |
Y este otro, está en la colección
de la Staatliche Kunsthalle de Karslruhe, Alemania. Parece ser la primera
versión, es bastante rudimentaria. Firmado por el artista.
Patinir, Paisaje montañoso con San Jerónimo, sg. XVI |
También hay una versión en la
Kunsthalle de Zürich, muy probablemente obra de taller.
Patinir, San Jerónimo, 1517 |
¿Cuál versión te gusta más? Yo me
quedé con el cuadro del Museo del Prado: creo que en él se ve perfectamente la
calidad del arte de Patinir.
Fuentes: Dürer,
A. Schriften und Briefe. Westberlin,
Das Europäische Buch V., 1984
Koch, Robert A., Joachim Patinir.
Princeton, Princeton University Press, 1968
Karel van
Mander, Le vite degli illustri pittori fiamminghi, olandesi e tedeschi.
Sant’ Oreste, Apeiron, 2000
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