navigation + slideshow

jueves, 29 de octubre de 2020

Monet y Venecia

Monet, Palazzo da Mula, Venezia, 1908

Era 1908. Tenía 68 años y se sentía mayor. Pero tenía una asignatura pendiente: conocer Venecia. Él, el pintor de los reflejos, estaba en plena ejecución de sus Nenúfares y no conocía todavía la ciudad de los canales. Había estado en Italia (lo vimos aquí), pero Venecia…

¡Cuántos artistas se han enamorado de ella! 

Paso obligado para los viajeros del Grand Tour (si no lo recuerdas, te lo conté por aquí), ninguno quedaba indiferente. Todos querían llevarse un recuerdo, un boceto, de esa experiencia. ¡Y sin contar los grandes pintores de la Escuela Veneciana! Tiziano, Tintoretto, Giorgione… y los artífices de las vedute: Canaletto y Guardi, y Longhi con sus escenas costumbristas tan especiales.

Con semejantes antecesores, ¡cómo no tener curiosidad y emprender el viaje! Mary Young Hunter, amiga de Alice, la esposa de Monet, los convenció: los invitó a pasar una temporada con ella allí, en el Palazzo Barbaro, que ella alquilaba (era pintora, los había presentado Sargent, quien también nos dejó unas acuarelas maravillosas de Venecia), con todos los gastos a su cargo. Viajaron en tren; llegaron el 1ro de octubre. No tenían fecha fija de regreso; sin embargo, la estadía se alargó por 3 meses, todo el otoño. No está mal para Venecia, si es que no te toca una temporada lluviosa.

Monet, Palazzo Dario, 1908


¿Por qué el artista decidió dejar su tan querido jardín de Giverny? En primer lugar, necesitaba poner distancia de sus Nenúfares. No estaba conforme, estaba muy inseguro con lo que estaba haciendo. Y por lo demás, no tenía tranquilidad ni ánimo para concentrarse en ellos: en la casa estaban reformando la cocina. Y para colmo de males, habían asesinado al cuñado de Alice, en circunstancias nada claras; Monet no tenía nada que ver con esto, pero temía a la prensa sensacionalista.  

Monet, La casa roja, 1908

No estaba muy entusiasmado con el viaje; dudaba de que él pudiera aportar algo más. Hasta tal punto que no viajó con sus herramientas de trabajo: mandó todo por correo. Pero al segundo día la luz, los reflejos, la magia de Venecia, lo atraparon. Los materiales le llegaron unos 6 días después; quería ponerse a pintar ya mismo, pero las telas no llegaban...






Monet cuenta algunos detalles de este viaje en sus cartas, pero la que nos revela lo que realmente pasó allí fue Alice, pues le escribía todos los días a su hija Germaine, contándole, muy entusiasmada, la experiencia. Era la primera vez que Alice acompañaba a su marido en una campaña de trabajo. Claro que conocía perfectamente cómo trabajaba, pues lo veía pintar todos los días en el jardín de su casa.

Monet, Rio della Salute, 1908

Monet pintó allí 37 obras. Muchas repetidas, en series, como solía hacer. Su intención era, en cada cuadro, comprender cabalmente el motivo, captar el instante, llevarse unas “impresiones” como recuerdo. Por eso algunos tienen la apariencia de boceto, hechos rápidamente, al pasar. Es curioso, porque algunos recuerdan a sus primeras obras. O a las de Renoir.







Primero alojaron en el Palazzo Barbaro, pero, como Mary tuvo que viajar sorpresivamente, se trasladaron al Hotel Britannia (hoy Marriott St. Regis) con una vista espectacular al Gran Canal y a San Giorgio Maggiore.

Monet, San Giorgio Maggiore al crepúsculo, 1908

Se levantaba temprano (era un hombre de rutinas fijas), observaba cómo estaba el clima y planificaba su día de trabajo. Si había mal tiempo, se ponía de muy mal humor. Le parecía que lo que estaba pintando era horrible. Había pintado toda la vida al aire libre, así que sabía muy bien cómo hacerlo, pero le asaltaban las dudas. “Demasiado hermoso para ser pintado”, repetía una y otra vez. A las 8 tocaba pintar la iglesia de San Giorgio Maggiore; a las 10, seguir en la Piazza di San Marco, mirando a esa misma iglesia. El Palacio Ducal, pintando desde una góndola. Alice lo acompañaba en la góndola y aprovechaba para escribirle a su hija, mientras Monet trabajaba. ¡Existe una foto del matrimonio con las palomas de la Piazza! Después de comer, era el turno de pintar el Palazzo da Mula, desde la escalera del Palazzo Barbaro. A la caída del sol, pasear con Alice por los canales, admirando esa luz maravillosa del atardecer, y a las 19 hs., de vuelta al hotel. ¡Se podría adivinar perfectamente a qué hora pintó cada motivo por la posición del sol! Llegó a trabajar hasta en 12 telas simultáneamente.

Monet, El Gran Canal, 1908


El clima solía complicarse, como es usual allí. Días de frío gélido, vientos fuertes (los lienzos se te vuelan como si fuesen cometas…), la lluvia que cae de repente sin aviso, para luego dar paso a un sol radiante. Monet se descorazonaba, se impacientaba… Podía pintar las vistas desde su ventana del hotel. No tenía ropa apropiada: un joven pintor inglés le prestó un abrigo de piel y así pudo seguir trabajando, pero se le helaban las manos.

Mientras tanto, desde París, los galeristas Durand-Ruel y los hermanos Berheim-Jeune se disputaban la exclusividad de todo lo que hiciera allí. Sabían que no los iba a defraudar.

Monet, San Giorgio Maggiore, 1908


El hotel tenía luz eléctrica y Monet podía seguir pintando por las noches. Alice estaba maravillada por este invento. Los Monet probaban enseguida todas las novedades técnicas y, cuando volvieron, instalaron la electricidad en Giverny.

En estas obras se centra en los detalles arquitectónicos, en la incidencia de la luz en ellos (como en sus catedrales de Rouen) y los reflejos de los edificios en el agua. Algo muy diferente a sus pinturas del jardín de Giverny y de sus nenúfares. Salvo algunas góndolas sugeridas, no hay figuras: sólo quiere captar los efectos de luz.


Monet, Góndola en Venecia, 1908
El 3 de diciembre pintó esta góndola, que dejó sin terminar (se la regaló a su amigo Clemenceau), y el 7 emprendieron el regreso, por tren, hasta Cagnes, para visitar a Germaine.


Ese mismo día le escribe a su amigo Geffroy:

“Mi querido amigo,

Absorbido por el trabajo, no he podido escribirle, y le he encargado a mi mujer que le dé noticias. Ha debido de hablarle de mi entusiasmo por Venecia. Pues bien, no ha hecho más que crecer y, como se acerca el momento de dejar esta luz única, me pongo triste. Es tan hermoso, pero hay que conformarse; muchas cosas nos obligan a volver a casa. Me consuelo con el pensamiento de volver el año próximo, pues no he podido hacer más que bocetos, apuntes. ¡Qué lástima no haber venido aquí cuando era más joven, cuando me atrevía a todo! En fin… He pasado aquí momentos deliciosos, olvidándome casi de que era el viejo que soy.  (…)

Su viejo amigo

Claude Monet. (…)” [1]

 

Le quedó gusto a poco, tenía toda la intención de volver al año siguiente, pero no pudo ser.  Expuso los Nenúfares en 1909. En 1910 una crecida del río inundó todo su jardín y hubo que rehacerlo todo. Alice enfermó de leucemia, la sometieron a un duro tratamiento de rayos y al poco tiempo murió (1911). Monet no volvió a retocar estos cuadros:  demasiados recuerdos. Clemenceau lo conminó a que los terminara.

Monet, Palazzo da Mula, Venecia, 1908


Los presentó en una exposición en 1912 en la galería de los hermanos Bernheim-Jeune. No estaba para nada seguro de mostrarlos al público. Los galeristas le tuvieron mucha paciencia. No lo presionaron. No la anunciaron hasta el final, para que pudiese retirarse si quisiera. La única exposición anunciada era la de Bonnard. Monet tenía un acuerdo cortés con él. No hizo falta: fue un éxito total. Se publicó un catálogo con buenas reproducciones, en edición limitada y de lujo, que se agotó enseguida.

Monet, Palazzo Ducale, 1908


Estos recuerdos de Venecia resumen todo lo que había aprendido e innovado anteriormente. Venecia para él fue una experiencia inolvidable, y un viaje que disfrutó con su esposa, a la que, sin saberlo, le quedaba poco tiempo de vida. A pesar de sus reticencias iniciales, no pudo resistirse. No sabía si iba a estar a la altura de sus antiguos colegas: lo que comenzó como unas simples manchas para mantener el recuerdo terminaron, finalmente, agregándose al inmenso archivo de vedute venecianas de la Historia de la Pintura.

Fuentes: Monet, C. Los años de Giverny: Correspondencia. Madrid, Turner, 2010

Piguet, Ph. Monet et Venise. Paris, Herscher, 2008

 

Monet, San Giorgio Maggiore, 1908



[1] Tomado de Monet, C. Los años de Giverny: Correspondencia, pág. 303



2 comentarios :