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jueves, 22 de octubre de 2020

Discreción: Isabel Baquedano

Baquedano, Estación de autobuses de Pamplona, 1978 (MUN)

 


Baquedano, Autorretrato con
vestido blanco (Introspección), 1980
(MUN)


Me hubiese gustado conocerla. Los pocos cuadros de ella que había podido ver me intrigaban. ¿Por qué así? ¿Por qué los colores tan desvaídos? ¿Quién era Isabel Baquedano?

Tampoco había bibliografía como para investigar. Me llegaban comentarios de gente que la trató o la tuvo como profesora en Pamplona y esto aumentaba mi curiosidad.









Hace unos años el Museo de Bellas Artes de Bilbao le planteó una gran exposición. Ella quería presentar sus obras de temática religiosa. Sin embargo, al poco tiempo murió y hubo que replanteárselo todo: finalmente se optó por presentarla como una retrospectiva póstuma, recolectando obras de aquí y de allá. La exposición sigue ahora en su tierra, en el Museo de la Univ. de Navarra y el Museo de Navarra.

¿Quién era Isabel Baquedano? Una pintora fiel a sí misma, que trataba de mantenerse apartada del circo de las galerías y que creía sólo en el hacer del pintor. Era reticente a exponer: sólo le interesaba enseñar y pintar. Tuvo reconocimiento muy pronto, ya en los años 60, y sus obras se encuentran en muchos museos. No buscaba la fama: aparecía tarde en sus exposiciones individuales y dejó de firmar sus cuadros. (Hablamos de la cuestión de la firma aquí.)

Baquedano, Mesa, 1979
Museo de Navarra

Bueno, como no pude ir a Bilbao, fui a ver sus pinturas al Museo de la Univ. de Navarra  (MUN). Si no lo conoces, es un museo muy amigable para visitar; pequeño, pero con exposiciones de mucha calidad. Luego fui al Museo de Navarra: allí hay menos cantidad de obras, pero vale la pena ir, de todas maneras. Conviene visitar primero éste (y no como hice yo): la entrada es gratis y con ella, te hacen descuento en la exposición correspondiente del MUN.

Baquedano, Sin título, 2000
(Museo de Navarra)


Como te decía más arriba, conocía muy poco de su obra. Como suele ocurrir en el caso de artistas contemporáneos, hay muy pocas imágenes disponibles, así que fui dispuesta a aprender mucho y a sorprenderme. Por suerte, me dejaron sacar fotos, así puedes darte una idea de cómo pintaba esta artista.

Si te la tuviera que definir en pocas palabras: oficio, manejo del color, soledad, silencio, niebla, non finito.

Baquedano, Malabaristas, 2001
acrílico (MUN)

Te llama la atención la presentación de obras no terminadas, el non finito.
Es la cuestión de siempre: ¿cuándo está terminado un cuadro? Pues ella los dejaba así, sin acabar. O mejor dicho, para ella sí estaban terminados. Plantea siempre el tema de la soledad o el de la identidad: más de una vez hace retratos sin rostro. ¿Es marcar lo anónimo o simplemente busca que nos identifiquemos con esa figura y pongamos nuestro rostro allí?







La ejecución es sencilla, hasta puede parecer falta de oficio. Pero no, nada que ver: detrás de esa simplicidad hay toda una cosmovisión impresionante y una técnica perfecta. Sabe muy bien qué hacer y hasta dónde quiere llegar.

Baquedano, Descendimiento, 2000
acrílico (MUN)

Sorprenden esos colores agrisados,
desvaídos, que trasmiten mucha melancolía. Otras veces son de una suavidad increíble… Pero no le teme a los contrastes vibrantes. ¡El azul brillante de sus cuadros de inspiración religiosa es fantástico!

Baquedano, Sin título, 1960
(Museo de Navarra)

Su color es el verde esmeralda.
Se repite aquí y allá, puro, agrisado, mezclado… Pinta en formatos grandes, pero también muchísimos en pequeño: pura poesía, pura espontaneidad, una maravilla. Muchísimos cuadros están expuestos sin marco: no hace falta. Usa el óleo y el acrílico por igual, con la misma calidad. Llama la atención en algunos cuadros cómo deja al descubierto el blanco del lienzo: más puro y resplandesciente, imposible. O cómo dibuja al carboncillo sobre la pintura.







Y casi no hay contornos… Bordes difuminados, que dejan adivinar los objetos en medio de la niebla…  Parece como si no supiera, como si fuese una aprendiz… ¡Pero mira estos pliegues en matices de blancos! Sabe perfectamente lo que está haciendo.

Baquedano, Sin título, 1978 (MUN)


Baquedano, Frutero, 1990
(Museo de Navarra)

Los temas son variados.
Al comienzo de su carrera estaba inspirada por el POP-art (lo vimos aquí) y recurría temáticas de contenido social. También pintaba muchos bodegones: decía que los hacía para descansar de la “pintura”. 











Hacia los 70 hace un viaje a Grecia con Rafael, su gran amor; pero esta relación no llega a buen fin e Isabel se vuelve a recluir en su mundo de pinceles y lienzos. (Incluso pinta un cuadro ¡en el que aparece el Partenón partido en dos!)


Baquedano, En el templo de Apolo en Corintom 1981
(MUN)


En los retratos, la mayoría de las figuras están de espaldas, o sin rostro, como te comentaba antes. Retrata a familiares y a amigos. Te deja una sensación de soledad y melancolía muy grande. 

Baquedano, Pareja, 1978 (MUN) 


A mí me encanta este cuadro de la antigua estación de autobuses de Pamplona. Si alguna ves conociste este lugar, comprenderás cabalmente la tremenda carga emocional que contiene este cuadro. Abundan los autorretratos: se presenta a sí misma en varias situaciones, pero casi siempre en penumbras, en un estar y no-estar a la vez. No sé cómo sería ella en persona, pero después de conocerla a través de sus cuadros, me quedó una palabra en la cabeza: “discreción”.

En la última etapa de su vida se volcó a la pintura religiosa (te lo expliqué por aquí). Contaba ella que postrada en la cama del hospital recibió la visión de Nuestra Señora del Carmen y fue así como comenzó a dedicarse a estos temas. Su serie “El Milagro” da cuenta de esto. La Virgen suele aparecer sin rostro: es como si nos dijera que completemos nosotros la imagen. 

Baquedano, El Milagro, 2010-11, acrílico
(Museo de Navarra)


Baquedano, Virgen con Niño, 2011
(Museo de Navarra)

    Hay cuadritos que valen como iconos… 












Y sus anunciaciones te llevan directamente a Piero della Francesca, Giotto… Increíble.

Baquedano, Anunciación, 1996 (MUN)


(Museo de Navarra)
Vale la pena ir a ver las 2 exposiciones. Me gustaron mucho las 2, aprendí mucho. Pasé un rato largo tomando notas y sacando estas fotos para ti. En la del MUN no me gustaron los textos explicativos: están escritos en un lenguaje demasiado técnico. Pero esto se salva con el cuadernillo que te entregan con la entrada. En cambio, en el Museo de Navarra el problema está en las cartelas: como han agrupado en ellas varios cuadros, cuesta diferenciar a qué corresponde cada cosa.

En el Museo de Navarra tienes en una vitrina su paleta y su cuaderno de apuntes, con una caligrafía de aquellas épocas. ¡Qué bonito!







“De la belleza y lo sagrado” estará hasta el 10 de enero en ambos museos. Hay tiempo para ir a verlas (siempre y cuando nos deje el virus…). Ojalá que puedas. Y si no, espero que mi visita te haya transportado hasta la tierra de Isabel Baquedano.

Sala del MUN


 (Todas las imágenes: Cristina del Rosso)

Aquí tienes los enlaces de ambas sedes:

Museo de Navarra

Museo Univ. de Navarra (MUN)





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